Editorial
El Pais, Cali
Julio 19 de 2009
Hoy, los colombianos y la comunidad internacional, en especial Ecuador, están exigiendo respuestas ante el documento gráfico divulgado la semana que termina y donde uno de los más importantes cabecillas de las Farc ratifica el aporte a la campaña del hoy presidente Rafael Correa.
El video donde aparece el jefe militar de la guerrilla leyendo una carta del entonces jefe máximo de las Farc a algunos miembros de esa organización, es incontrastable. En él se confirma lo que se sabía ya por labores de inteligencia: que la guerrilla aportó una suma importante de recursos para la campaña electoral que llevó a la presidencia del Ecuador a Correa.
La lectura de ‘JoJoy’ frente a las cámaras refiere que existieron “posteriores conversaciones con sus emisarios (de Correa), incluidos algunos acuerdos según documentos en poder de todos nosotros, los cuales resultan muy comprometedores en nuestros nexos con los amigos”. En otros términos, no era apenas un asunto de aportar recursos para la campaña electoral sino de establecer relaciones de otro calado, más profundas que las que se producen cuando alguien interviene para propiciar la liberación de secuestrados.
Ante la contundencia del documento revelado por una agencia internacional de noticias, tal aseveración del jefe guerrillero, leída por uno de sus lugartenientes frente a sus subalternos a manera de despedida de ‘Tirofijo’, tiene una gravedad que no puede ser desvirtuada alegando intenciones de desviar la atención sobre el ataque de
Igual de grave es la afirmación que hace el máximo cabecilla de las Farc sobre el peligro que corren los miembros de la cúpula de su organización que están en Venezuela, de que sufran la misma suerte de alias Raúl Reyes, por lo que recomienda en su carta tomar precauciones. ¿No es eso la confirmación de que el territorio de ese país sí es usado por quienes dirigen el grupo reconocido como terrorista por la comunidad internacional?
Así las cosas, es hora de reclamar respuestas claras y de exigir que las relaciones entre Colombia y Ecuador no sigan siendo destruidas por las Farc. Nuestro país, con el Gobierno a la cabeza, ha expresado las excusas del caso y su disposición a reparar los daños causados por la incursión contra el campamento del segundo cabecilla de las Farc, ubicado a dos kilómetros de la frontera. Y nada puede justificar que se siga utilizando ese hecho para separar a las dos naciones en todos los órdenes.
Esas son cortinas de humo para encubrir cosas como los intereses políticos partidistas del presidente Correa. Y están causando un daño enorme, sobre todo al Ecuador. Por eso, es necesario que se haga claridad sobre el documento elaborado por las Farc y conocido el viernes pasado. Así se producirá la transparencia que se requiere en el ineludible propósito de restablecer las relaciones entre dos naciones unidas por la historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario