Por Luis Carvajal Basto
El Espectador, Bogotá
Julio 18 de 2009
Decimos en Colombia que antes cae un mentiroso que un cojo. Son tantas las agresiones que ya se están estimando represalias comerciales. Pero eso sería entrar en el juego de Correa. Colombia debe insistir en la competitividad de sus productos, como única actitud.
Se ha puesto de moda, de parte de gobiernos malos, resolver los problemas internos o mejorar la imagen de los gobernantes invocando el nacionalismo . Temporalmente funciona,pero en el mediano plazo la verdad se impone, como ocurrió en Argentina cuando la dictadura militar utilizó la guerra en Malvinas como argumento para promover la unidad Nacional en torno a ella.
Pareciera que ese es el camino escogido por el actual Gobierno Ecuatoriano al desatar una guerra comercial sosteniendo una mentira según la cual el peso colombiano se ha devaluado más de la cuenta. En realidad hoy, como hace varios años, ronda los $2,000 por dólar. Nada más para agregar.
La verdad es que ese discurso proteccionista cala en algunos núcleos empresariales que se sienten incapaces de competir y en la opinión desinformada, pero le hace gran daño a su gente.¿ Será que Correa no sabe que las exportaciones colombianas ayudan a sostener las utilidades en su país, por la vía de la mayor capacidad de compra de los salarios?
Es cierto que la balanza comercial es deficitaria a favor de Colombia, pero esa es una cifra con la que los Ecuatorianos no compran el mercado. Desde hace rato el mundo descubrió las ventajas de los mercados ampliados y escogió la cooperación en lugar de la confrontación. Es el mensaje del Presidente Obama, a pesar de los negativos en su balanza comercial, en su reciente periplo por Rusia.
Como el mercado Andino es natural y no el resultado de confabulaciones de algún gobierno, es de esperar que, a pesar de los gravámenes, el comercio continúe por causes menos formales y que las trochas sustituyan a los puestos fronterizos. Es absurdo pensar en el mundo actual, que las prohibiciones de ese tipo promuevan cosas distintas al contrabando y la corrupción, como hace cincuenta años.
Afortunadamente el gobierno colombiano no ha cedido a las tentaciones de falso nacionalismo ni siquiera ante provocaciones domo las de Chavez, quien alguna vez dijo que “iba por la Guajira Colombiana” y cada rato trata de impresionar con sus tanques y aviones. En cambio, promovimos un acuerdo para exportar gas a Venezuela con el cual mejoran los niveles de vida de los habitantes de ambos países.
Lo de Correa es una mala imitación de las restricciones que en su momento impuso Chávez con bloqueos en la frontera incluidos. Desafortunadamente, también copia la censura y restricciones a la libre información, diciendo barbaridades , impensables en Colombia o en cualquier democracia, como que en Ecuador deben “Liberar al país de la prensa corrupta y mediocre” .
Pero esa “prensa”, de la cual denigra, es la misma que ha divulgado otra de las mentiras de Correa: que no sabía de los negocios de su hermano quien tomó “prestados”10 millones de dolares de recursos públicos con los que compró maquinaria que dio como garantía y utiliza en la ejecución de obras mediante contratos que también le fueron otorgados por entidades estatales, sin que el Presidente se enterara. ¿Qué tal?
Deben ser muy cándidos nuestros hermanos ecuatorianos que aun creen en las cortinas de humo de Correa. Deben recordar, además, que con esa utilización falsa del “orgullo Patrio” personajes como Hitler trataron de justificar sus actos. En Colombia sirve para reafirmar que con ideologías no se come y nos advierte acerca de aquellos que ofrecen al “pueblo” como promesa electoral, islas fantasticas y soñadas en las que no hay que trabajar.
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