Por: Luis Carvajal Basto
El Espectador, Bogotá
Julio 28 de 2009
En ese tira y afloje son importantes las expectativas y juega a fondo que el Presidente no manifieste aun la decisión de presentar su nombre, lo cual puede ser interpretado como una muestra de debilidad. Ante las dificultades para conquistar opinión, por parte de la oposición, sus baterías han enfilado a las posibilidades que ofrece
Lo observado en el Congreso muestra el desgaste de la coalición de gobierno, de la administración de ese escenario político, en cabeza del Ministro del Interior, y también la fragilidad de los Partidos, incluidos los “ganadores”, amparados ahora en la reforma política que permite “voltearse”, sin garantías, para nadie, de que esta sea la última vez.
“Contra la reelección todo se vale”, parece el lema de moda. Desde leguleyadas en forma de recusaciones para infundir temor, hasta amenazas de gobiernos vecinos a los exportadores, con el mismo objetivo. Al fin de cuentas sentimientos parecidos llevaron a
Claro que en esta ocasión también juegan las aspiraciones legítimas de quienes quieren suceder al Presidente. Todo esto sumado, explica las nuevas mesas directivas y define el momento político: los presidentes de Senado y Cámara han logrado (¿) lo increíble: mostrarse amigos y opositores de la reelección(¡)
Pero otra cosa es el capital político del Presidente en un escenario que hasta ahora no ha utilizado como candidato: el de la opinión. No se puede olvidar que el referendo es una iniciativa popular solicitada libremente por millones de personas.
Uribe actúa con responsabilidad y no ha recurrido a falsos Nacionalismos para responder a nuestros vecinos con fines electoreros, ni exagerado la respuesta a quienes utilizan como caballo de batalla las metidas de pata de sus colaboradores. Parece más preocupado por la salud de las finanzas del Estado y su equilibrio, como lo demuestra el proyecto de reforma tributaria con efectos, apenas, en 2011.
Pero otra cosa sería nuestra política, incluso en este Congreso, con un Presidente- candidato, a lo cual lo podrían llevar tanto la ausencia de otro liderazgo que aglutine su proyecto, como el juego, a veces sucio, de quienes quieren llegar al gobierno a cualquier costo. No es lo mismo Uribe que este Uribismo y nadie ha sido derrotado sin competir.
En ese caso cambiarían las formas, el escenario y también el discurso que se utiliza en este año preelectoral. Hablaríamos menos de recusaciones y más de mayorías, menos de congreso y más de opinión pública, más de democracia y menos de zancadillas y confabulaciones, más de los problemas reales de los Colombianos y menos de los que se puedan crear con tal de “sacar” al Presidente.
1 comentario:
La limitación de los mandatos de los dirigentes políticos no es una cuestión de tácticas políticas del momento. Es una cuestión de principio: se trata de reconocer que limitar el periodo de tiempo en que son ocupados los puestos del poder ejecutivo mejora el rendimiento institucional y la calidad de las democracias. Un solución "excepcional" es el mejor regalo que se puede hacer a los enemigos de la democracia en Colombia (FARC, etc.)
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