viernes, 3 de julio de 2009

Diálogo entre amigos

Editorial

El País, Cali

Julio 01 de 2009

Como el encuentro respetuoso de dos jefes de Estado interesados en los temas comunes a sus dos naciones transcurrió la reunión entre el Presidente de Colombia y su similar de los Estados Unidos, en lo que puede considerarse como el primer acercamiento de los mandatarios desde la llegada del demócrata Barack Obama a la Casa Blanca.


La inquietud sobre la forma en que Obama iba a plantear su punto de vista con respecto a Álvaro Uribe era grande. Para muchos, el hecho de que nuestro país, a través de su Primer Mandatario, fuera tratado de manera especial por el republicano George W. Bush hacía esperar un cambio drástico. Y no faltaron quienes pronosticaron el distanciamiento del nuevo Presidente norteamericano hacia nuestro Jefe de Estado, expresado con decisiones como el recorte al Plan Colombia, la disminución de la ayuda militar o el hundimiento del Tratado de Libre Comercio, TLC.


Pues no parece ser así. A juzgar por las informaciones que se han recibido, existió una conversación privada, amplia y exhaustiva, entre los presidentes. Tocaron temas como el intercambio comercial y la continuidad de la cooperación en la lucha contra el narcotráfico, de la misma manera en que se habló de los derechos humanos, de la protección a los dirigentes sindicales en nuestro país y de los tristes y repudiables asesinatos conocidos con el nombre de ‘falsos positivos’. En esa conversación, y de acuerdo con las palabras del líder estadounidense, se hizo un reconocimiento a los progresos logrados por Colombia en tales temas.


El comercio, y en concreto el TLC, también estuvo en la agenda. Y se llegó a lo que era de esperarse desde el momento en que el Partido Demócrata ganó las mayorías en el Congreso de los Estados Unidos. Nada ha cambiado desde entonces, salvo el tímido e incierto compromiso de Obama de interesar en el tema al Parlamento de su país, seguido de explicaciones sobre las prioridades de su nación en asuntos como el sistema de salud y la atención a la crisis de la economía que se desató hace casi un año. En otros términos, se ratificó que el Gobierno de EE.UU. seguirá cumpliendo sus promesas a los sindicatos de su país, para evitar que el libre comercio siga amenazando el empleo local. Por eso, el tratado con Colombia, como el de Panamá y el de Corea del Sur, seguirá a la espera de un giro que lo lleve a ser considerado por los legisladores estadounidenses.


No hubo entonces el reclamo que muchos esperaban o los anuncios de sanciones que otros daban por hecho. Algunos han querido interpretar como un rechazo a una eventual nueva postulación del presidente Uribe el comentario que hizo Obama en el sentido de que en su país dos períodos presidenciales son suficientes. Eso sólo el tiempo y el desarrollo de los acontecimientos podrán confirmarlo. Lo que sí se hizo evidente fue la renovación de los compromisos existentes entre las dos naciones desde mucho antes de la administración Bush.


Lo cierto es que la visita del Primer Mandatario de Colombia a Washington fue positiva, porque permitió continuar el diálogo que siempre ha caracterizado a dos países amigos, aliados y con intereses comunes.

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