Por Hernán Andrade Serrano*
El Tiempo, Bogotá
Julio 17 de 2009
Esta posibilidad alcanzó a acariciarse en la opinión como consecuencia de la tormenta política que representa la conocida 'parapolítica'.
Pero el Congreso no solo funcionó bien, como lo demostraremos, sino que fue protagonista de primer orden de grandes decisiones y de discusiones políticas trascendentales, y goza del 52 por ciento de confianza, según el último estudio realizado por el Observatorio de la Democracia de la Universidad de los Andes.
Ahora bien, descalificar al Congreso por cuanto viabilizó un porcentaje pequeño de las iniciativas presentadas resulta simplista, toda vez que tramitar los 560 proyectos de ley que fueron presentados no solo es una locura, sino una irresponsabilidad con la nación.
Para decirlo en términos sencillos: no todo lo que se presenta vale la pena. Además, las 103 leyes aprobadas no son una cifra para despreciar, sobre todo si se observa que muchas de ellas significan avances importantes, como la ley antitabaco, la de la dosis personal, el principio de oportunidad -que permite resolver la situación jurídica de 19.000 desmovilizados de las autodefensas-, la pensión familiar, estímulos deportivos, la reforma financiera, ley de remisos, hábeas data, portabilidad numérica, comparendo ambiental, útiles inútiles, ley de la ciencia, así como el Código Minero, ley de competencia y otras leyes importantes.
A este respecto, es injusto lo que se señala: hay leyes buenas, pero el Congreso es malo.
También merece destacarse la aprobación de dos iniciativas ciudadanas de alto impacto: el referendo sobre la cadena perpetua contra violadores de niños, y el referendo de la reelección presidencial, pendiente de la conciliación, el cual, seguimos considerando, debe llegar al escrutinio ciudadano.
De otro lado, a pesar de las críticas, se tramitó una reforma política que aprobó, entre otros aspectos, la silla vacía, para sancionar a los partidos cuyos parlamentarios resulten condenados por vínculos con grupos ilegales o narcotráfico.
También se exigirán, a partir del 2014, umbrales del 3 por ciento, lo cual va en la línea correcta; se asignaron funciones al Consejo Nacional Electoral, que contribuirán a resolver situaciones como la mora en las decisiones judiciales de la sala electoral del Consejo de Estado.
El control político fue el gran protagonista. Como correspondía, dimos plenas garantías a la oposición y así fue reconocido en la clausura de sesiones del Senado.
Se adelantaron debates como el de zonas francas, que involucró a los hijos de Presidente; 'chuzadas', los mal llamados 'falsos positivos', la crisis económica, los awás y la legalización de la droga, entre otros.
Podría pensarse que un presidente de nuestro origen no pusiera a tiempo a consideración del país estos debates. No fue así.
Realizamos seis foros económicos, encabezados por el ex presidente José María Aznar, y en este aspecto es de resaltar que el conjunto de las propuestas recopiladas por Juan Carlos Echeverry le fue entregado al Gobierno Nacional, a través del Ministro de Hacienda.
Y no hay que olvidar que, por principios constitucionales, la dirección de la economía y la ordenación del gasto público le corresponden al Gobierno Nacional.
Nos acercamos a las regiones a través de once Consejos Temáticos, entre otras actividades.
En fin, una legislatura que pasó por un Congreso que puede y debe mejorar muchísimo, lo que corresponderá al pueblo en las urnas. Pero no hay que olvidar: el Congreso es la suma del país.
* Presidente del Congreso de la República
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