domingo, 19 de julio de 2009

Medio ambiente y el futuro

Juan José Perfetti del Corral

El Colombiano, Medellín

Julio 17 de 2009

El fenómeno del cambio climático y sus consecuencias, que cada día se hacen más evidentes para la humanidad, ponen de presente que una parte de las posibilidades y de las características del futuro de la vida en el planeta Tierra está en cómo los hombres vamos a manejar el medio ambiente. Hasta hace unos pocos años el tema del medio ambiente era considerado por la gran mayoría de personas como algo ajeno a nuestras realidades diarias. Hoy, de cuenta a nuestra propia miopía, las cosas nos muestran que no podemos seguir mirando el medio ambiente con la indiferencia y el cinismo del pasado.


Cada vez se hace más evidente que el recurso más valioso y crítico que tiene la humanidad es el recurso hídrico. Y ello no sólo obedece al incuestionable hecho físico y biológico de que el ser humano está constituido, en un alto porcentaje, por agua, al igual que los otros seres vivientes que lo acompañan en este planeta, sino que, desde una perspectiva económica, el valor del agua es cada vez mayor. Algo parecido ocurre con el recurso tierra. La presión que ejerce una población humana en continuo crecimiento y un mejoramiento continuo de sus condiciones económicas han hecho que algunos países prevean la necesidad de adquirir, por fuera de sus propios territorios, tierra con potencial agrícola. La seguridad alimentaria, en su concepción más básica y fundamental, determina este comportamiento. En igual sentido, y ante la desaparición progresiva de los bosques naturales en el planeta y de los ecosistemas asociados a los mismos, dichos bosques, junto a los plantados, también adquieren un valor económico estratégico. Paralelo a esto se observa la creciente valoración de la biodiversidad como un recurso económico vital para el desarrollo de diversos sectores.


En tanto en el mundo se tiene esta mirada que pone al medio ambiente en el centro de las posibilidades de vida del planeta, en Colombia es cada día más evidente el daño creciente que le estamos haciendo a la base de recursos naturales. La erosión y la destrucción de los suelos junto a la mala utilización de los mismos son manchas crecientes en el territorio, la destrucción de las pocas áreas boscosas que nos quedan cada vez se hace más obvia, la contaminación del agua no sólo en las grandes ciudades, sino en los pequeños poblados, la destrucción de las fuentes de agua, la reducción de los caudales en muchos ríos y quebradas y hasta su desaparición, son aspectos que se hacen cada vez más palpables para los ciudadanos del común.


Frente a esta contrastante realidad cabe preguntarse qué hacer, cómo actuar, cómo darle un vuelco a la agenda de prioridades del país y poner, de cara al futuro, al medio ambiente en el punto estratégico que le corresponde desde la perspectiva con la que el mundo lo está mirando.


Son muchas las posibilidades de acción que en esta línea deben adelantarse. Para empezar, hay que devolverle al país el Ministerio del Medio Ambiente. El error craso que se cometió en la última reforma del aparato institucional debe ser enmendado. De la mano de esta acción debe redefinirse la responsabilidad que le compete a los departamentos y a los municipios frente al tema. En el país no puede seguir imperando la visión de indiferencia y de mero tratamiento burocrático que se le da al medio ambiente en estas instancias. Ellas tienen que asumir responsabilidades y responder por el manejo integral del medio ambiente en sus territorios. Adicionalmente, hay que arrebatarles a los políticos el manejo de las corporaciones regionales. Su ineficacia está probada con lo que viene ocurriendo en el país.

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