Alfonso Monsalve Solórzano
El Mundo, Medellín
Diciembre 20 de 2009
La representación colombiana en Copenhague mostró al país como uno de los que menos contaminación producen en el mundo. Así mismo, denunció que el narcotráfico es, en nuestro caso, el gran deforestador y presentó la política gubernamental de familias guardabosques como un modelo para preservar el ambiente y contribuir a evitar el calentamiento global. El presidente dejó claro que aunque valiosa, dicha política es insuficiente y señaló que era necesario realizar un consejo comunal con los ministros de ambiente y agricultura y las corporaciones regionales para analizar y fijar estrategias de largo plazo para la preservación y recuperación de los bosques. Se lamentó así mismo de los pocos dientes que tiene el acuerdo mundial suscrito en esa ciudad.
Yo no sé si para plantear una política ambiental de largo plazo sea necesario hacer un consejo comunal. Pero ese no es el punto mío aquí. El punto es que tiene razón Uribe cuando señala que la actividad del narcotráfico –madre de todos nuestros males- es responsable, hoy de gran parte de la deforestación que sufre el país, especialmente en las frágiles y claves zonas de la selva y el páramo. Y como esta actividad es la que financia el accionar de los grupos armados ilegales, la conclusión es clara: éstos, además de hacer la guerra, destruyendo vidas, también son los principales culpables de la ruina de nuestros bosques.
Creo que la preocupación de Uribe también es válida si con ella reconoce la falta de una política forestal seria y a gran escala que reforeste consistentemente a nuestro país. Más cuando, gracias a la seguridad democrática se ha recuperado territorio y los informes señalan que el cultivo de coca y amapola desciende.
Organizaciones ambientales serias, como Convida, muestran estudios científicos que alertan sobre el hecho de que, por ejemplo, en Antioquia sólo queda el 0.57% de su territorio cubierto por bosques de especies nativas. ¿Cómo se ha llegado a esta situación? La verdad es que ha habido descuido e improvisación de los gobiernos. Aprovechamiento o falta de una política de responsabilidad social de algunos sectores del sector privado involucrados en el tema. Improvisación de muchas organizaciones ambientales, e indiferencia, resultado de las condiciones de vida que afrontan, por parte de los pobladores.
Hay que pensar en grande. Por ejemplo, la idea de un Parque Central de Antioquia que cobije más de cincuenta municipios para reforestar a gran escala, que esa organización defiende junto con otro núcleo de ellas agrupadas en torno a Pantágora, es muy importante. Pero ello requiere coordinación entre entes estatales, organismos internacionales, corporaciones ambientales, organizaciones ambientales, sector privado y pobladores, y exige grandes recursos. He sido testigo de que tal voluntad existe. No obstante hay que pasar del dicho al hecho
Proyectos en marcha, como el de un grupo empresarial, empeñado en utilizar la soca del café para la fabricación de puertas y otros productos para la construcción de madera, la comercialización de la celulosa y la producción de biocombuistibles, además de ser una salvación para los caficultores, evitaría la tala de centenares de miles de hectáreas de bosque. En fin, hay opciones y lo que se necesita es organización
Pero queda, al menos, otro punto para reflexionar: puede que seamos un país de bajos niveles de contaminación, pero eso no es lo que se vive en nuestras ciudades. La contaminación por diesel es impresionante en Medellín y su área metropolitana. Tanto, que es lo primero que un visitante, nacional o extranjero, nota. Y así ocurre en casi todas las ciudades del país. ¿Qué ha hecho realmente Ecopetrol para mejorar el diesel que se consume en nuestra ciudad? No se puede seguir envenenando a nuestra gente. Ecopetrol no puede pasar de agache o aplazar las soluciones.
Sé que nuestras autoridades ambientales están tomando cartas en el asunto, pero sería bueno que le dijesen a los ciudadanos que pagamos altos impuestos locales, cuáles son los resultados obtenidos, las metas y los plazos para los esperados. Y esto debería replicarse en cada ciudad del país.
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