Gloria Beatriz Salazar
La Patria, Manizales
Febrero 26 de 2010
Cuando uno vive en el trópico no hay posibilidad de hablar de términos medios, vivimos en los extremos y un ejemplo de ello es nuestro clima. Llevábamos como tres años de invierno o fenómeno de la niña, las historias de cada día eran los deslizamientos e inundaciones y ahora vivimos el fenómeno del niño, llevamos ocho meses de verano y cuando vemos una nube negra, celebramos la lluvia como un regalo precioso y en las noticias empieza la amenaza de sequías, cortes de agua y energía.
¿Qué pasa con nuestro recurso más valioso que es el agua, en momentos climáticos como los que vivimos?
De acuerdo con el BID en América Latina y el Caribe vive 8% de la población mundial y cuenta con 31% de los recursos totales de agua fresca (Asia tiene 60% de población y sólo 28% de agua fresca). Sin embargo, los científicos coinciden en que los cambios en el abastecimiento de agua figurarán entre los primeros y más dramáticos impactos del cambio climático, por ejemplo sequías de magnitudes históricas como las que se han vivido en los últimos años han causado cortes eléctricos, pérdidas agropecuarias, hambrunas o racionamientos de agua en países tan diversos como Argentina, Brasil, Guatemala, Venezuela y México.
Y continúa el estudio mostrando cómo los glaciares andinos, que abastecen de agua a 70 millones de personas en la región, han disminuido 30 por ciento en las últimas tres décadas, y la proyección es que muchos podrían desaparecer por completo para el 2030. Y dentro de esta lista está el Nevado del Ruiz que brinda agua a nuestra región cafetera.
Estamos en los meses más secos de este fenómeno del niño y aunque se siente un país confiado que no volverá a repetir el “apagón” con una sobreoferta energética y unas termoeléctricas preparadas por si el agua nos falta en los embalses, es necesario ser conscientes del estado del recurso agua, especialmente en el abastecimiento para consumo humano y para riego.
De acuerdo con el IDEAM en un año seco promedio el índice de escasez afecta a 209 cabeceras municipales en las categorías de alto, medio alto y medio involucrando al menos 18 millones de personas en el país. La vulnerabilidad frente al recurso hídrico no está dada por los cambios climáticos sino por situaciones como la deforestación, contaminación y la forma como se ha dado la ocupación del territorio. Todavía falta mucho camino por recorrer en el ordenamiento de cuencas.
Si aceptamos que vivimos en los extremos y que un día nos ahogamos y al otro nos morimos de sed, entonces ¿cómo debemos prevenir y enfrentar estos cambios de climas que cada vez van a ser más extremos con el cambio climático global?
Las medidas deben partir de lo macro hasta lo micro, atacando no sólo las situaciones críticas sino generando soluciones que ataquen las causas estructurales y que sean de largo plazo.
A nivel macro se deben trabajar prioritariamente procesos de conservación y ordenamientos de las principales estrellas fluviales de nuestro país como el macizo colombiano, el nevado del Ruiz, el Tatamá, la Sierra Nevada de Santa Marta, el nudo de los Pastos, el Nevado del Huila, por nombrar algunos. Se requiere aplicar con todo el rigor la política de humedales que se tiene desde el 2001. Los programas de reforestación para conservación y producción tiene que ser una prioridad -además, porque pueden generar recursos a través de MDL- se debe desarrollar con mayor fuerza la ordenación de cuencas. Y sobre todo trabajar la educación ambiental sobre la conservación del agua y como influyen las quemas, la deforestación, el mal uso de los suelos y la sobreexplotación de los mismos.
Igualmente, a nivel micro hay mucho por hacer: cada uno de nosotros puede ahorrar agua y más ahora que se cobra bien caro su derroche. En tiempos de sequía como el que vivimos no se puede ponerse a lavar los andenes, el carro o regar el jardín con manguera. Recojamos el agua lluvia (cuando caiga). Cerremos la llave cuando nos enjabonamos o nos lavamos los dientes. Todas ellas pequeñas cosas que aportan su grano de arena a la solución global.
Tenemos una región privilegiada que nunca ha sufrido por escasez de agua, sin embargo, llegó el momento de ser conscientes que debemos conservarla, si queremos tenerla para el futuro.
Nota: Este fenómeno del niño nos ha traído un regalo maravilloso y es una hermosa florescencia del café. Los cafetales están en flor como dice la canción y su aroma enamora, es un espectáculo digno de ver y oler.
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