viernes, 26 de febrero de 2010

Dineros intocables

Editorial

El Tiempo, Bogotá

Febrero 26 de 2010


Si hay algo que no puede dejar ni una sombra de duda es el manejo que se hace de los recursos de la salud. Por eso sorprende que ahora -cuando el país entero está embarcado en un duro debate por cuenta de una Emergencia Social decretada para ordenar los recursos del sector y buscar otros nuevos- se confirme que la EPS más grande del país utilizó dineros de la atención a sus afiliados en construcción de clínicas, adquisición de inmuebles y equipos y otros negocios.

A esa conclusión llegó la Superintendencia Nacional de Salud tras una investigación de un año. Los técnicos del organismo de control establecieron que Saludcoop incrementó sus activos y llevó a cabo operaciones financiadas con las contribuciones parafiscales (y con endeudamiento que también se pagaba con ellas), por un valor de 627.100 millones de pesos. De acuerdo con la Supersalud, 318.200 millones de pesos de ese total eran "excedentes" que debían darle liquidez a la empresa, necesaria para garantizar la prestación de servicios a los afiliados. El resto de los dineros (es decir 308.900 millones de pesos), que también fueron usados para fines distintos al de la salud, corresponden a un endeudamiento que, al parecer, se paga con contribuciones parafiscales y no con recursos propios de la aseguradora.
En consecuencia, la Superintendencia le ordenó a la empresa devolver a la liquidez lo que gastó indebidamente y pagar las deudas que tiene con sus propios recursos. Saludcoop, que anunció que interpondrá recursos contra la decisión, argumenta que lo que ha hecho, en los últimos años, es reinvertir dineros por cerca de 500.000 millones de pesos, porque en su condición de cooperativa no reparte utilidades. E insiste en que gracias a eso le aportó al sistema de salud 36 clínicas, la mayoría de ellas dotadas de tecnologías avanzadas.

Más allá de las explicaciones de la EPS, que serán evaluadas en las distintas instancias, hay una cosa cierta: los dineros de la salud, bajo ninguna circunstancia, son de libre destinación; los aportan los colombianos para brindar atención. En eso la ley es clara. Que la aseguradora haya podido llevar a cabo estas operaciones indica que el sistema de salud tiene fisuras que se lo permitieron y que urge corregir. No hay que olvidar que esos 627.000 millones de pesos alcanzan hoy para cubrir, durante un año, la afiliación de 1,2 millones de personas al régimen contributivo. Para no ir más lejos, se trata de un monto incluso más alto que el que se pretende recaudar vía impuestos ordenados por la Emergencia (que con no poca dificultad espera conseguir 500.000 millones de pesos).

Nadie se opone a que una aseguradora crezca. Al fin y al cabo, esa es una regla de oro del sistema. Sin embargo, Saludcoop tiene que entender que 5,5 millones de afiliados la convirtieron en un referente del aseguramiento en salud en el país. Hay que respaldar la decisión de la Supersalud en este caso, lo que no excluye exigirle más celeridad en la investigación de otras acciones que van en detrimento del sistema, como la orientación final de dos billones de pesos del régimen subsidiado que se embolatan cada año por cuenta de trámites dolosos, las millonarias dobles afiliaciones que favorecen a algunas EPS y el recobro que se sigue haciendo por personas fallecidas.

Si Saludcoop resultó sancionada por comprometer la liquidez de las platas para atender a la gente, ¿qué puede decir la Supersalud del Fondo de Solidaridad y Garantía (Fosyga)? A diciembre del 2009, este Fondo, que maneja todos los dineros de la salud, tenía 5,9 billones de pesos invertidos en portafolios financieros, el 75 por ciento representados en títulos de deuda pública (TES). Y eso, no cabe duda, le quita liquidez a un sistema de salud asfixiado por las deudas. La inspección, la vigilancia y el control, hay que recalcarlo, son para todos.

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