Hernán González Rodríguez
El Colombiano, Medellín
Febrero 23 de 2010
La década que acaba de concluir se caracterizó por dos grandes tendencias. La primera de éstas se aprecia en la formación de coaliciones entre países pequeños, débiles, para oponerse al poder de Estados Unidos. La segunda es la imposibilidad de lograr que en la economía mundial se integre y se consolide una institución capaz de resolver los conflictos comerciales. Las competencias desleales se intensificarán bajo la sombra falsa de la integración económica.
La idea de este ensayo no estriba en predecir hechos determinados, sino en predecir grandes tendencias. Comencemos, pues, por vaticinar que durante la década que acabamos de iniciar continuarán las dos tendencias esbozadas en el párrafo anterior, con los siguientes comentarios adicionales:
1. Se estima que las guerras con los islamistas extremistas se atenuarán durante los próximos 10 años. 2. China enfrentará problemas similares a los de Japón en la década de los años 90 y su crecimiento explosivo se disminuirá. 3. Rusia, cada vez más agresiva y antioccidental, tendrá que lidiar con sus problemas étnicos y con el resentimiento de sus antiguos satélites de la Unión Soviética. 4. En Latinoamérica florecerán casi todos los países Brasil, Chile, Colombia... y se marchitarán Argentina, Venezuela y sus amigos del Alba. 5. Y Estados Unidos, a pesar de proseguir asediados por las coaliciones aludidas, continuará siendo una gran potencia militar y económica, mas no omnipotente.
La década que se inicia marcará el fin de una explosión demográfica que se observó en la Tierra desde hace 500 años. El crecimiento de la población se nivelará y luego comenzará a declinar y a envejecer. La economía de todos los países del orbe había girado anteriormente en torno a la multiplicación acelerada de su población para suministrarle educación, alimentación, habitación, salud... Países en desarrollo como Turquía, México, China e India presentan un envejecimiento aún más acelerado que Europa. Los efectos de esto suelen separarse en dos categorías: financieras y migratorias.
Financieros. Durante el Siglo XX, cuando la expectativa de vida figuraba en 62 años, se establecieron los 65 años como la edad de retiro, de jubilación. Pero al elevarse la expectativa de vida a los 80 años, se ha comprobado que la financiación de 15 años de vida no productiva desquiciarán las finanzas de casi todas las sociedades.
Inmigración. Numerosos países no tendrán otra opción para suplir la escasez de mano de obra joven que permitir la inmigración. Pero inmigrantes de ciertas religiones orientales no se adaptan a la civilización occidental. Y además, si los países en desarrollo prosperan, no es de esperar que a sus habitantes los atraiga tanto emigrar como en la actualidad.
Estados Unidos, debido a la inmigración previa, a que todavía es un país joven, no experimentará la misma urgencia para abrir sus fronteras que la Unión Europea. Estados Unidos, cuya participación en la economía global asciende al 25% y cuyas fuerzas militares no pueden ser ignoradas, no está dejando pasar desapercibidas estas tendencias y por eso ha comenzado ya a redefinir y reorganizar sus áreas de influencia para neutralizar a los chávez.
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