sábado, 27 de febrero de 2010

¿Le falló la Corte a la participación ciudadana?

Luis Carvajal Basto

El Espectador, Bogotá

Febrero 27 de 2010

Por sancionar la chapucería de los promotores del referendo, el fallo desconoció los derechos de millones que firmaron. Pero, como es debido, será acatado. Es un desmentido a quienes afirmaron que se había terminado la independencia del poder judicial, usando ese criterio como argumento político. Varios de los Magistrados que declararon la Ley inexequible fueron nominados por Uribe. Los escenarios que se abren no son tan ciertos como lo creen muchos candidatos. ¿Por quién votará el 48% que sigue respaldando a Uribe?, ¿Votará?

Pudo ser esta o cualquier solicitud del soberano que en cualquier democracia es el pueblo. Con frecuencia se olvida que se trataba de una solicitud para ejercer el derecho de votar. El antecedente creado es lamentable. Nadie cree que una pregunta mal redactada y peor interpretada diera lugar a la nulidad de la voluntad popular. Es de conocimiento público que quienes firmaron lo hicieron para 2010.

Se sabía que solo un fallo jurídico y/o la falta de ganas del Presidente para reelegirse podían evitar una nueva elección. Se puede creer que aquí concurrieron los dos hechos. La recolección de firmas etc., parecería adelantada por competidores o posibles sucesores del Presidente. Pero se equivocan quienes consideran que el fallo modifica las preferencias políticas de los colombianos; que los votos son endosables o que alguien tiene asegurada su elección. La razón es sencilla: el Uribismo es Uribe.

Las encuestas realizadas hasta hoy revelan que una candidatura de Uribe superaba, en el peor de los casos, seis veces, a su más inmediato contendor. Sin empezar ninguna campaña y a pesar del escándalo de AIS y la terrible manera como se manejó la expedición de los decretos de emergencia. ¿Para donde van a “coger” esos votos?

Lo más fácil es pensar en herederos “naturales”. Sin embargo, los procesos de percepción que desencadenan las decisiones electorales son más complejos que la voz o deseos de candidatos interesados o barones. Acertará quien ponga en duda la heredad, no del dedo del Presidente, sino de la forma en que lo recibirá la opinión. Uribe sigue siendo el mayor elector.

Hablando de escenarios electorales habría que considerar los obvios que surgen de las encuestas realizadas hasta ahora. Juan Manuel Santos y Nohemí Sanín en una segunda vuelta. Pero la formación de la opinión no es estática ni se puede calcular con regla de tres o de manera probabilística. Ni siquiera considerando que no se producirán más hechos políticos (el fallo lo es) importantes de ahora hasta mayo.

En las alianzas entre candidatos en juego nada se puede descartar .Ni siquiera una entre Nohemí Sanín y Rafael Pardo, de partidos anteriormente antagónicos pero que además de su anti reeleccionismo comparten antecedentes en la causa del Ex Presidente Pastrana. Los llamados tenores son un buen ejemplo de la manera en que al calor de las ambiciones electorales todo es posible. Es seguro que de alguna manera todos apostaran a parecerse a Uribe, para reclamar su parte del 48%.

Sin embargo existen otros argumentos que surgen de la Constitución y de la reforma política que podrían jugar. El más importante, lo que ocurriría si una mayoría simple vota en blanco en las presidenciales o si la participación decrece, por ejemplo. Amanecerá y veremos. Faltan más que tres meses hasta Mayo.

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