domingo, 21 de febrero de 2010

La satánica electricidad colombiana

Beatriz de Majo C.

El Colombiano, Medellín

Febrero 21 de 2010

La osadía colombiana de ofertar energía a Venezuela fue mal recibida por el gobierno revolucionario.


No puede decirse otra cosa al observar la instantánea pero displicente e irresponsable reacción del Vicepresidente, quien, de cara a la peor crisis que haya enfrentado esta administración revolucionaria, se permite el lujo de mandar a pasear a los vecinos con el pretexto de que ya en las alturas del poder se produjo una mágica solución que hará que para mayo de este año, los apagones sean apenas un mal recuerdo del pasado.


El Vicepresidente tiene pensado resolver el colapso de las centrales hidroeléctricas del país, sabrá Dios a través de cuál vía ignota que seguramente ya inventaron los asesores cubanos, o gracias, quizá, a las oraciones de los funcionarios de las empresas eléctricas públicas a quienes sus superiores han conminado a rezar para aportar una solución rápida al drama venezolano.


Jaua desdeñó olímpica e inconsultamente una oferta que si bien no nos resuelve el daño causado al país por largos años de desinversión en el sector y por la más absoluta falta de mantenimiento de las generadoras y distribuidoras, algo habría aliviado.


Pero es que se ganan muchas más indulgencias con un jefe que no traga al gobierno de Álvaro Uribe, al darles en la cara a los hermanos colombianos con su generosa oferta de cooperación, que arrancándoles la oferta de la mano (lo que habría hecho instantáneamente cualquier funcionario sensato) para investigar a toda velocidad si es que esa energía -cara por cierto, ya que es producida a partir de Diésel ACPM- pudiera servir para darles un respiro a los Estados fronterizos.


Afortunadamente, el Ministro al que le encargaron la desactivación de la bomba de tiempo que representa la crisis eléctrica para la Revolución del Tercer Milenio tuvo más cordura e incluyó la oferta dentro del listado de soluciones a las que pudieran echar mano para tratar de evitar lo que ya muchos piensan que es inevitable: un apagón generalizado, o uno repetido y constante que termine de acabar con la paciencia de los venezolanos? ¡en año electoral!


El tema eléctrico tiene al gobierno con los pelos de punta. Sólo eso explica que Alí Rodríguez, de manera revolucionariamente cauta, ponga sus barbas en remojo, recapitule y proclame que considerarán el gesto colombiano, pero que quién sabe qué estrategia oculta se estará fraguando en la Casa de Nariño con esta oferta de energía y que, para ser válida, ella debería ser formulada a la calladita y no de cara a la prensa.


Ojalá que el componente ecuatoriano que ahora tiene la propuesta lleve a nuestras autoridades a reflexionar.

El solo hecho que venga del "camarada" Rafael Correa le otorga credibilidad al tema y tempera la dosis satánica que tiene la iniciativa neogranadina.


La disyuntiva gubernamental es compleja.


Aceptar la mano tendida de Colombia después de haber sometido al país vecino a un embargo atroz que ha dejado en la inopia a empresas y a familias colombianas es muy cuesta arriba? pero no hacerlo es tener que asumir el costo político que en seis meses puede expresarse a través de un número mayor de diputados para la oposición.


Mientras tanto, los venezolanos compramos velas.

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