Carlos Rozo
El Tiempo, Bogotá
Febrero 24 de 2010
Decidimos devolvernos a Colombia. Ha sido una decisión muy difícil, puesto que en este país lejano nos ha ido muy bien: tenemos buenos amigos, muchas oportunidades y, sobre todo, opciones para el futuro de nuestras hijas. Claro que la vida es más que un futuro cómodo y predecible. Para quienes somos cercanos a nuestras familias, quitarles a ellos y a nuestras hijas la oportunidad de crecer cerca es un dolor constante. Nos vamos, porque creer en Colombia es creer en nuestras familias.
Yo siempre he creído que si quienes hemos tenido la oportunidad de vivir y entender otros modelos de sociedad, que si quienes hemos viajado y visto otras culturas no lideramos cambios en nuestro país, ¿cómo podemos pedirles a otros que lo cambien? ¿Cómo pedirle a quien sólo conoce una manera de hacer las cosas que las haga de una forma distinta? Porque no es justo hacer esa exigencia, sé que tengo un deber que cumplir. Por esto sé que ha llegado el momento de poner nuestro grano de arena y ayudar a generar cambios. Porque creer en Colombia es creer que podemos cambiar y ser mejores.
Me devuelvo a Colombia a empezar mi propia empresa. Yo voy a ser parte de cambiar el futuro a muchas personas en Colombia llevando mi experiencia y convirtiéndola en resultados en una parte muy especial del mundo. Una parte que necesita, más que ayuda, el impulso que personas como yo le podemos dar. Una parte donde cambios pequeños pueden generar inmensos resultados. En este momento, tan solo puedo tratar de adivinar lo que dichos cambios generarán, pero las cosas importantes solo suceden cuando alguien trata de hacerlas. Y es hora de hacerlo. Porque creer en Colombia es creer que tenemos que poner de nuestra parte hoy, ya y no solo cuando nos convenga.
Me devuelvo a Colombia porque Colombia es mucho más que costas en dos océanos, café, biodiversidad, alegría y otras. Colombia es su gente. Y aunque hay una minoría que es grosera, tramposa, 'viva' y mucho más, hay una mayoría de gente que trabaja, cree en sí misma y quiere un mejor país. Una mayoría que se siente sola porque piensa que las cosas solo pueden ser así, que lo que ella haga no hace diferencia, que "si no soy yo, es otro" y mucho más. Una mayoría buena que merece el respeto y dedicación de nosotros y sus líderes. Me voy a Colombia por los colombianos buenos, trabajadores y amables. Porque creer en Colombia es saber que ellos son lo mejor de nuestro país.
Me devuelvo a Colombia porque conozco mucha gente desilusionada con lo nuestro. Mucha gente que no ve futuro, que apenas sobrevive y que siente que no va para ninguna parte. En Colombia hay mucha gente que cree que solo puede expresar su frustración o inconformidad con insultos, mucha gente que le duele la patria pero que, en vez de quererla, siente que la odia; mucha gente que desearía estar en otra parte y no puede. Me voy a Colombia a disminuir la frustración, a ayudar a querer la patria, a mostrar que hay para quienes Colombia es el lugar que escogemos. Me devuelvo porque todos sabemos que Colombia puede ser mejor, pero no sabemos cómo.
Si tan solo hacemos que la próxima generación crea un poco más en su potencial, si tan solo creemos que esto puede cambiar, si tan solo ponemos de nuestra parte, Colombia será mejor.
Me voy a Colombia porque es difícil hacer que cambie, porque los problemas son complejos, porque la necesidad de la gente no puede esperar a que a alguien se le ocurra ayudarle. Porque en Colombia todos queremos ganar, pero no ceder, porque en Colombia no hemos entendido que el cambio empieza por nosotros. Pero ese es el reto. Si fuera fácil, no valdría la pena hacerlo.
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