martes, 16 de febrero de 2010

Hecatombe

El Espectador

Martes, 15 de Febrero 2010.

Por: Aura Lucía Mera

MESES SIN REGRESAR A BOGOTÁ. Ciudad en la que viví por más de 20 años y que en ese entonces la certeza era la de una ciudad inviable, caótica, anárquica que no tenía ninguna esperanza.

Se empezaron a suceder entonces una serie de milagros, milagros si tenemos en cuenta que lo tradicional en Colombia es que los alcaldes de turno sean ineptos, marrulleros y amancebados con el clientelismo. Llegó a Bogotá Jaime Castro y contra viento y marea empezó a poner la casa en orden. Posteriormente llegaron Peñalosa, Mockus, Garzón y la capital se fue transformando en una ciudad de verdad, a la altura de cualquier capital internacional. No entro en detalles. Esa fue la realidad.

Lamentablemente, en esta administración todo parece venirse abajo como un castillo de naipes en la arena. Encuentro una ciudad caótica, paralizada, como si el terremoto de Haití hubiera lanzado un efecto tsunami a 2.600 metros sobre el nivel del mar. Avenidas y calles al garete, en construcción, abandonadas. Movilidad cero. Trancones de kilómetros, inseguridad, rumbas grotescas, invasión de vendedores ambulantes, basuras por todas partes. Escándalos en contratos no transparentes, clientelismo y politiquería rampante.

Las buenas intenciones y la simpatía de Samuel Moreno Rojas no han servido de nada. Las manillas que lleva en sus muñecas, fabricadas por chamanes o brujos, parecen portadoras de magia negra. Su equipo de gobierno, a excepción de Clara López Obregón, anodino, de escaza credibilidad y poca, muy poca efectividad. La realidad es la hecatombe. Me pregunto por qué al famoso trío Nule, cuarentones engominados que iniciaron su multimillonaria carrera con muy poco capital pero ilimitadas ambiciones, se le otorgaron los contratos más importantes del país, y esta pregunta va obviamente también para el Gobierno central. La avenida El Dorado es ahora un camposanto, sin cercana resurrección. Las promesas del metro carecen de sustentación. Menos mal un ángel de la guarda, compasivo y caritativo, ha impedido que se inicien las perforaciones y los cataclismos consiguientes. Así quedaría esta ciudad como un cedazo de agujeros negros.

Triste, muy triste comprobar cómo una administración floja, sin carácter, sin profesionalismo, puede echar hacia atrás realizaciones importantes que se fueron gestando a través de años de esfuerzo. Cómo la política promesera y populista lleva a elegir personas no aptas para las responsabilidades que adquieren.

Ojalá en estas elecciones que se avecinan, con pésimos pronósticos de cambio y depuración, nos den la sorpresa grata de unos resultados electorales diferentes. Lo veo difícil porque los mismos gamonales manejan a su antojo dinero y promesas. Las mismas camarillas empujan de nuevo. Los candidatos cuya única meta es seguir devengando del Estado se cambian de un partido a otro, careciendo de ideologías claras, capacitación y muchos de ellos, la más mínima ética.

Todavía tiene tiempo el alcalde Moreno Rojas. Puede templarse el cinturón. Sacar carácter, que estoy segura no le falta a pesar de su sonrisa eterna, y afrontar con mano firme los graves problemas que afronta la ciudad. No todo está perdido si actúa rápido. No metro. No más promesas, repare lo que se estancó y devuélvale la vida a esta capital que en algún momento brilló con luz propia. No la condene de nuevo a las tinieblas exteriores. No más réquiem por Bogotá.

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Una pildorita de sensatez

EL TIEMPO, Bogotá.

Saúl Hernández Bolívar

Martes 16 de febrero de 2010

La Organización Mundial de la Salud define que la salud es "el estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades". Pero, también puntualiza que el presupuesto asignado en un país al bienestar social debe estar asociado al nivel de riqueza colectiva.

La sociedad actual parece atravesar una etapa de negación de la muerte; hay quienes no buscan calidad de vida a través de los servicios de salud sino prolongar la agonía de manera indefinida y a un costo tal que se vulnera el precepto de justicia en la distribución de unos recursos que son bastante limitados. Hay pacientes que le valen al sistema sumas astronómicas. En muchos casos, ¿no se está preservando su vida por medios artificiales y, en ese caso, no es un atentado contra su dignidad?

¿No tiene importancia estarse gastando la provisión anual de miles de personas?

Colombia destina 25 billones de pesos anuales a la salud, el 8 por ciento del PIB. En promedio, cada afiliado le cuesta al sistema unos 500.000 pesos anuales. La cobertura se ha ampliado significativamente. En 1990, sólo el 16 por ciento de los colombianos tenía atención en salud; en el 2002, subía a cerca del 60 por ciento; y hoy la tiene más del 90 por ciento de la población (41 millones de personas). En el régimen subsidiado tenemos 23,8 millones de afiliados y 17,6 en el contributivo, de los cuales sólo 8 pagan, el resto son parientes beneficiarios. Este año se alcanzará la cobertura universal y, por orden de la Corte Constitucional, se igualarán los beneficios de ambos regímenes, nivelación que cuesta -según Fedesarrollo- 5 billones anuales, por lo que de poco o nada sirve que haya 6 billones en TES.

Francia tiene el mejor servicio de salud del mundo. Allá se destina para la salud el 11 por ciento de su gigantesco PIB, lo que equivale a más de 400 billones de pesos colombianos. Eso les permite contar con cerca de 7 millones de pesos anuales, en promedio, para cada ciudadano. Tienen cobertura universal, pero mientras aquí tenemos a cerca del 60 por ciento de la población en el régimen subsidiado, allá sólo lo está cerca del 7 por ciento. Casi toda la población cuenta con el 'seguro de salud obligatorio', que se financia, igual que aquí, con los aportes salariales (repartidos entre el empresario y el trabajador), y muchos tienen también el 'seguro complementario', diseñado para cubrir enfermedades graves. En todos los casos, el sistema prevé participación financiera del paciente.

Es decir, tener altos estándares en los niveles de atención en salud no depende de "asegurar los recursos necesarios a cargo del Estado" como vienen diciendo, palabras más, palabras menos, los politiqueros que andan en campaña y los críticos que no ven sino errores en este Gobierno. Si los franceses, para darles la mejor salud del mundo a sus 62 millones de habitantes, necesitan 400 billones de pesos, en Colombia se necesitarían unos 300 billones para atender con los mismos parámetros a 45 millones de personas y eso es, más o menos, el 80 por ciento del PIB nacional, y representa toda la recaudación de impuestos del país en cinco años.

Esa es, a grandes rasgos, la realidad de la situación. El nuestro es un país pobre cuya economía naufraga en la informalidad, dejando pocos ciudadanos en grado de contribución. Pero hay gran cobertura y un alto nivel científico que es muy costoso. Así que a las exageradas expectativas por parte de los usuarios, y a los abusos, hay que ponerles freno.

Es cierto que las EPS deben mejorar la atención, que los decretos de la emergencia social no son perfectos, que debió darse el debate previo, que no se debieron contratar asesorías millonarias, etcétera, pero las decisiones que se están tomando van en la dirección correcta. Seamos sensatos, ni siquiera la 'autonomía médica' puede convertir a los médicos en ordenadores del gasto.

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La cornisa verde

Martes 16 de Febrero de 2010

El Colombiano, Medellín

Juan Camilo Restrepo

Hasta la semana pasada Medellín tenía 4 metros cuadrados de zonas verdes por habitante. Hoy, después de la inauguración del parque Arví, dispone de 12 metros cuadrados por habitante. Es decir, en menos de ocho días, multiplicó por tres su disponibilidad de verdura.

Pocas ciudades en el mundo logran esta hazaña en tan poco tiempo. Con la apertura de este magnífico espacio verde al público Medellín se encuentra de la noche a la mañana con un espectacular parque (hasta ahora providencialmente escondido, y por lo tanto preservado), que como una gran cornisa verde bordea desde las alturas el Valle de Aburrá. Y de ser una ciudad con una de las más precarias densidades de zonas verdes por habitante pasa a tener súbitamente una de las más holgadas.

Con la ampliación del Telecable que oportunamente construyó el metro de Medellín, este tesoro queda al alcance de cualquier medellinense o turista a solo quince minutos del centro de la ciudad. Se trata de 16.000 hectáreas, 1760 de las cuales se encuentran en impecable bosque natural. Y está dotado de 54 kilómetros de senderos para facilitar el desplazamiento y las caminatas de los visitantes.

Medellín se saca, pues, con este parque, una auténtica guaca ecológica. Guaca en todo el sentido de la palabra, pues como lo relatan con lujo de detalles Norberto Vélez y Sofía Botero en el documentado libro La búsqueda del valle de Arví fue esta zona de trasiego indígena descubierta por Jorge Robledo en 1541.

Y como lo dijo el cronista Sardela: “Visto por el Capitán (Robledo) no se hallaba poblado… Fue a descubrir por otra parte e nunca pudo hallar poblado, puesto que halló muy grandes edificios antiguos destruidos e los caminos de peña tajada, hechos a mano más anchos que los del Cuzco, e otros bohíos como a manera de depósito. Y el Capitán no se atrevió a seguir aquellos caminos pues quien los había hecho debía ser mucha posibilidad de gente…”

Casi en el mismo estado primitivo y oculto en que lo dejó el mariscal Robledo, permaneció el parque Arví olvidado durante cerca de cuatrocientos cincuenta años. Tanto la urbanización avasallante del valle de Aburrá como la de Rionegro milagrosamente pasaron por sus lados sin romper su encanto y sin estropearlo. Y ahora, casi milagrosamente, se abre al público después de un apacible letargo de cuatro siglos y medio.

Gracias al trabajo mancomunado de muchas empresas antioqueñas (EPM, el Metro de Medellín, Comfenalco y muchas otras) el parque es ahora una realidad.

Una realidad que hay que seguir construyendo, por supuesto. Por ejemplo: el cable y las vías carreteras aseguran un acceso rápido y económico al parque. Ahora hay que seguir trabajando para ofrecer entretenimientos y variedad de actividades a los visitantes. Por ejemplo, escuché mencionar una excelente idea que ojalá se haga realidad. Consistiría en trasladar el Zoológico de Medellín (que está hoy asfixiado en medio de edificios y de la congestión urbana) a esta zona, donde no solo los animales encontrarían un mejor hábitat sino los visitantes una inmejorable actividad.

Para una ciudad agobiada por problemas de convivencia, la inauguración del parque Arví constituye una noticia providencial y refrescante. Felicitaciones a las entidades que con discreción pero con eficacia admirable lo han hecho posible.

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La ‘cubanización’ de Venezuela (bis)

Editorial

El Mundo, Medellín

Febrero 16 de 2010

El frente en que más descarada y abierta ha sido la “cubanización” de Venezuela, como lo advertimos hace casi cinco años, es el militar.

EL MUNDO fue de los primeros periódicos, o quizá el primero que en Colombia denunció en un editorial con ese título – publicado el 26 de julio de 2005 – el ya, en ese momento, notorio fenómeno de la penetración cubana en Venezuela, que, a diferencia de la fantasmagórica o real “penetración yanqui” en países como Colombia, que tanto irrita a las izquierdas filo-marxistas, era y es una penetración abierta, consciente, deliberada y aun demandada y bien pagada por el coronel-Presidente Chávez. Hoy, más necesitado que nunca de apuntalar su revolución para otros 11 años – según proclamó en la reciente celebración de su undécimo aniversario en el poder – en medio de una crisis, que ya no sólo es política, económica, energética y social, sino de confianza en su propio aparato militar, la ‘cubanización’ alcanza niveles inimaginables aun para sus propios amigos y correligionarios.

Esa “cubanización” se da básicamente en los frentes educativo, de salud y militar. En el primero, con el desembarco de los “asesores” cubanos llegó la cartilla ideológica, marxista-leninista-guevarista, para reformar la educación desde el nivel elemental hasta el universitario, con un aliciente propagandístico muy llamativo, que es el de la educación física y el deporte, campo en el que indudablemente Cuba es una potencia regional. No le ha ido muy bien al señor Chávez con el “lavado general de cerebros”, pues una de las piedras que más le talla en el zapato es la creciente rebeldía estudiantil contra la reforma educativa y las medidas del régimen contra la libertad de expresión y de prensa.

En el frente de la salud, desde la firma del Convenio de Cooperación entre ambos países, en octubre de 2000, la presencia cubana es creciente. El ex ministro del Interior del régimen, Luis Alfonso Dávila, reconoce que en este momento hay más de 60.000 cubanos en Venezuela; las autoridades de la isla admiten que son 65.000, casi la mitad de los cuales son médicos, muchos de ellos aun sin graduarse, que llegan a Venezuela por períodos de seis meses. Adolfo Delgado, presidente de la Sociedad Bolivariana de Medicina, de orientación oficialista, dio este testimonio bien elocuente a la revista Semana (ver informe “La tenaza cubana”, en el número en circulación): “Es como si tienes un familiar que va a vivir a tu casa. Aunque los apoyamos y los queremos, llega un momento en que quieres tu privacidad. Los médicos venezolanos no quieren seguir siendo dirigidos por una misión extranjera”.

¿De dónde sale tanto médico cubano? A falta de otros campos de acción más eficientes desde el punto de vista económico, los cubanos aprovecharon para ocupar a la juventud estudiosa en carreras como la Medicina, una disciplina en la que no hay secretos y cualquiera puede acceder fácilmente a sus desarrollos en todo el mundo. El problema fue que se llenaron de médicos y qué mejor que aprovechar el superávit exportando sus servicios a Venezuela, abriendo una inusual y rica fuente de divisas para la empobrecida economía cubana. Lo grave, para los críticos del régimen, es que cada día hay más cubanos en posiciones claves del sistema de salubridad, lo que puede explicar, según El Universal, de Caracas, la salida de Carlos Rotondaro del Ministerio de Salud, quien habría renunciado tras nueve meses de gestión por “su rechazo a la incursión de cubanos en posiciones estratégicas de su cartera y en la dirección de los hospitales públicos del país”.

Pero el frente en que más descarada y abierta ha sido la “cubanización” de Venezuela, como lo advertimos hace casi cinco años, es el militar. Para entonces ya se habían creado las Milicias Bolivarianas, una copia al carbón de las milicias cubanas, con cerca de un millón de civiles armados, una fuerza paralela a los mandos militares bajo la dirección personal de Chávez. Tres años antes, éste había comenzado una purga de oficiales del Ejército y la Guardia Nacional que no le marchaban a su proyecto; al mismo tiempo, un proceso de adoctrinamiento de cadetes y jóvenes promociones de oficiales, con la asesoría de agentes del régimen castrista y, como estrategia para “comprar lealtades”, ordenó un incremento salarial del 50% para los oficiales y suboficiales de la FAN y del 60% para los cadetes y la tropa profesional y alistada.


Hace algunas semanas renunció, también alegando “motivos personales”, el vicepresidente y ministro de Defensa, Ramón Carrizales. De él también se dijo que la razón de fondo fueron sus profundas discrepancias con el Presidente, por la presencia de militares cubanos en niveles cada vez más altos de la Fuerza Armada Nacional y porque cada vez tienen más control de los organismos de inteligencia y contrainteligencia del Estado. Para el ex canciller Simón Alberto Consalvi, “con todo el extremismo reinante en el gobierno de Chávez la influencia cubana los está dividiendo. El presidente no confía en los venezolanos, su guardia personal es cubana y ellos controlan las salas de crisis en Miraflores. La seguridad de Chávez, en una palabra, depende de los cubanos”.

La tapa del congolo fue la llegada a Venezuela, como asesor en la solución del “apagón eléctrico”, del ministro cubano de Comunicación e Informática, Ramiro Valdés, un viejo compañero de armas de Fidel, héroe del Granma y del asalto al cuartel Moncada, fundador del G2, organismo de inteligencia cubano. Como dice irónicamente Teodoro Petkoff, en el editorial del diario oposicionista Tal Cual: “No se mueve a un tipo como Valdés para que venga a explicarnos como racionar la luz. Para eso es suficiente con mandar ingenieros eléctricos cubanos, comunes y corrientes, verdaderos expertos en apagar la luz”.

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La desunión hemisférica

Sergio Muñoz Bata

El Tiempo, Bogotá

Febrero 16 de 2010

Intentar presentar un frente común latinoamericano para insertarse favorablemente en la globalización con la fuerza de un colectivo es una buena idea. Hacerlo justo en el momento en el que los equilibrios de poder político y económico tradicionales se han trastornado es todavía mejor.

Y, en principio, este parecería ser el propósito de la Cumbre de la Unidad de América Latina y el Caribe que se celebrará la próxima semana en Cancún (México), para acordar "una agenda común de concertación política, cooperación, desarrollo e integración" para toda la región. Aunque se ha excluido a Estados Unidos y a Canadá, los dos países del hemisferio con peso en el escenario mundial.
El problema mayor, sin embargo, es que resulta muy difícil entender de qué manera y sobre qué bases los primeros mandatarios de los países del continente americano podrían plantearse la unión de un grupo de naciones soberanas sin formular primero los principios que los unifican.

Hasta ahora, el factor que verdaderamente ha imposibilitado cualquier esfuerzo de unificación ha sido el intento de hegemonismo del eje cubano-venezolano en el hemisferio, que afortunadamente hoy agoniza. Así las cosas, ¿se imagina usted que en Cancún se pueda hablar de concertación política y cooperación entre Hugo Chávez y Álvaro Uribe? ¿O que se pueda plantear la integración de Cuba al sistema democrático del hemisferio?

Peor aún, no habría que descartar la posibilidad de que, dependiendo del ánimo de los predecibles reventadores de reuniones "cumbre", como Chávez, Daniel Ortega o el hermano menor de Fidel Castro, en este foro se repitan los ásperos desencuentros que han caracterizado otros encuentros y que las marcadas diferencias ideológicas entre los presidentes ahonden la ruptura continental.

Al adelantar esta predicción del desenlace de la reunión no pretendo descalificar las buenas intenciones que los mandatarios más sensatos seguramente tienen en mente. Pero no olvidemos que, aun en aquellas instancias en las que la convergencia en los principios básicos sobre la forma de gobierno y el sistema económico entre todos los miembros del colectivo es total la unificación de criterios entre países soberanos sigue siendo un problema difícil. Tal es el caso de la Unión Europea, un colectivo de 27 naciones cuya devoción por el sistema democrático y por la economía de mercado sigue siendo inquebrantable aunque el debate sobre el papel del sector público en la rectoría de la economía siga debatiéndose.
En el caso de la deseable y hasta ahora inalcanzable unión latinoamericana, los escollos para lograr la unidad son mayores porque entre los países del Continente no existe la coincidencia de principios. Ni siquiera hay un acuerdo mínimo sobre la definición de lo que constituiría un Estado democrático.
Fidel Castro y su hermanito, Hugo Chávez y su prolongación mecánica en Nicaragua, el boliviano Evo Morales y el ecuatoriano Rafael Correa constantemente se autonombran los profetas de la "verdadera democracia" al tiempo que consolidan o intentan consolidar la dictadura en sus respectivos países.
Hace apenas unos años, cuando por todo el hemisferio empezó a circular la ilusoria noción de que los pueblos del continente habían dado un giro hacia la izquierda, los populistas precipitados como Chávez predijeron que la columna vertebral de la unidad latinoamericana sería la primitiva ideología izquierdista de tipo castrista unificada contra E.U.

Hoy, la historia le ha dado la espalda a esta visión simplista y la teoría del péndulo cargado a la izquierda cada día se desinfla más gracias a votantes en El Salvador, Honduras, Costa Rica, Panamá y Chile, que han optado por la prudencia y rechazado el populismo simplón propuesto por el napoleoncito caribeño.
La explosión de la diversidad ideológica y política en el hemisferio augura que por el momento no habrá mayor unidad continental ni más acuerdos entre los países del continente que aquellos dictados por el pragmatismo y que presenten oportunidades para resolver problemas o para promover intereses comunes entre los países.

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La 26, vuelta un 8

Luis Carlos Zamora

El Tiempo, Bogotá

Febrero 15 de 2010

En diciembre del 2007, faltando diez días para la terminación de la administración de Luis Eduardo Garzón, se adjudicaron los contratos de construcción de la fase III de TransMilenio.

La entidad contratante, el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), escogió los proponentes que se encargarían de la construcción de las troncales de la carrera 10 y de la calle 26, por un valor de un billón 130 mil millones de pesos.

En aquellos días finales del mandato el alcalde Garzón, se adjudicaron los contratos sin que estuvieran listos todos los diseños, apenas los prediseños, pues se temía que la nueva administración no contratara estas obras, en razón de su posición de campaña contraria a TransMilenio y enfocada en el metro, y debido al compromiso público del alcalde saliente de dejarlas contratadas.

Con ello, la administración de Bogotá, a través del IDU, quedó en una posición de riesgo que sus directivos pensaban superar con el ajuste de los diseños en la marcha de la ejecución de las obras.

Pero el cálculo falló por la falta de capacidad técnica y financiera del contratista del tramo 4 de la calle 26 (Transvial), y por los problemas que fueron apareciendo en cuanto a las redes de servicios públicos, sobre todo las del Acueducto; esta última situación no era nueva, ya que se ha presentado en todas las obras que acomete el Idu.

Como la situación era previsible, a mediados del año 2005 la empresa TransMilenio S.A. llevó a cabo una serie de reuniones con sus funcionarios y con aquellos de las distintas dependencias del IDU, cuyas funciones estuvieran relacionadas con la ejecución de las obras de la fase III de TransMilenio, en las que se analizaron los obstáculos presentados en la construcción de la fase II y se propusieron unas acciones para precaver su ocurrencia en la siguiente fase.

El IDU, dos años más tarde, en la adjudicación de los contratos de la fase III, ignoró estas recomendaciones y así aumento el riesgo de atrasos en las obras, haciendo caso omiso de su propia experiencia. Lo que sí se hizo fue atender las sugerencias de la Cámara Colombiana de la Infraestructura, encaminadas a que fueran menos estrictas las condiciones financieras y de antigüedad de las empresas postulantes, inclusive si iban a formar parte de consorcios o uniones temporales, por el adendo 2 de los pliegos, de fecha 10 de octubre del 2007.
Ver: http://www.infraestructura.org.co/noticiasprincipales.php?np_id=20

Una de las conclusiones de TransMilenio S.A. era precisamente que no se debía adjudicar ningún contrato sin tener todos los diseños listos. Otra, que debería iniciarse la construcción de la obra si no estaba disponible el 80 por ciento del área por intervenir, que incluía la vía ya construida y los predios afectados. Recomendación que tampoco fue atendida, pues la construcción de ambas troncales empezó con un porcentaje de área disponible mucho menor del señalado.

En el IDU estaban convencidos de que gracias al Decreto de expropiación por vía administrativa, que no requiere la intervención previa de ningún juez sino únicamente actos de la administración, todos los predios iban a estar disponibles a mediados del 2008, fecha de las actas de iniciación de obra.

Pero, desconociendo nuevamente su propia experiencia, no se tuvo en cuenta que la compra de predios no es en acto mecánico, sino que conlleva el desplazamiento involuntario de la población que usufructúa esos bienes. Ello implica que hay que llevar a cabo una gestión social para asesorar a los desplazados en la consecución de nuevas viviendas o locales, pago de compensaciones e indemnizaciones económicas. Todo ello lleva más del tiempo previsto en la ley.

Lo anterior condujo a que la ejecución de la obra se volviera una carrera contra el tiempo, en la que fallaron los dos participantes, el contratista, Transvial, y el IDU, y por eso se fue cargando la bomba que acaba de explotar.

Y para completar, quienes creen en la numerología deben observar que la de la calle 26 no le es muy favorable: 26=2+6=8, la 26 vuelta un 8.

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Contra la coordinación financiera internacional

Dani Rodrik*

El Tiempo, Bogotá

Febrero 16 de 2010

Cuando el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, anunció a finales de enero su intención de establecer nuevas reglas más estrictas para los bancos, no esperaba con ello conseguir amigos en Wall Street. De ahora en adelante vamos a impedir que los bancos comercien por propia cuenta y crezcan demasiado, decía Obama. La batalla interna en su administración la parecía haber ganado Paul Volcker, el franco e impresionante ex presidente de la Reserva Federal que durante mucho tiempo ha sido crítico de la innovación financiera.

No sorprende que Goldman Sachs y otras firmas de Wall Street tengan reservas sobre las "normas Volcker." También las tienen los republicanos en el Congreso, al igual que algunos demócratas que sienten que el plan llega demasiado tarde y puede interferir con otras iniciativas de reforma en curso, por muy poca fuerza que tengan esas iniciativas. Tal oposición interna debilita la posibilidad de que las propuestas de Obama lleguen a convertirse en ley.

Sin embargo, la reacción internacional fue menos esperada. El anuncio de Obama tuvo una recepción muy poco calurosa entre los europeos, quienes percibieron la propuesta como una medida unilateral que socavaría la coordinación internacional de la regulación financiera. El anuncio se hizo sin consulta internacional. También parecía que infringía acuerdos anteriores para cooperar con otras naciones a través del G-20, la Junta de Estabilidad Financiera y el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea.
En el Foro Económico Mundial de Davos, el miembro del Congreso estadounidense, Barney Frank, se sorprendió al descubrir que la principal oposición a los planes de su país viniera de los reguladores internacionales. Las medidas propuestas por la administración Obama simplemente crearán "confusión normativa", se quejó uno de ellos.

Esta es una opinión ampliamente compartida. El columnista del diario 'Financial Times' Martin Wolf acusó a los Estados Unidos de meter "nuevas e inquietantes ideas" en las discusiones sobre la reforma financiera. A los países europeos continentales les gustan los bancos grandes, y por lo tanto nunca aceptarán las normas "Volcker", opinó el columnista. Por consiguiente, estas reformas "no podrán aplicarse fuera de los Estados Unidos y crearán así dificultades de coordinación internacional."
Dominique Strauss-Kahn, director-gerente del Fondo Monetario Internacional, fue atípicamente directo tratándose de un funcionario internacional. Refiriéndose directamente a las propuestas de Obama, señaló que la reforma del sistema financiero mundial no debería depender de lo que cada país considere conveniente para sí mismo. "Necesitamos tener coordinación", señaló. "No podemos permitirnos tener diferentes soluciones en diferentes partes del mundo."

Los jefes de los principales bancos europeos como Deutsche Bank, Barclays y Société Générale, naturalmente, también fueron unánimes en su hostilidad. Cada reglamento que no esté coordinado a nivel mundial, advirtieron, crearía una incertidumbre innecesaria, prolongaría las dificultades financieras, y pondría en peligro la recuperación económica. Y, ¡por supuesto, que podría recortar sus ganancias, también!
Coordinación a nivel mundial, como la gobernanza mundial, suena bien. Pero la realidad es que no puede entregar el reglamento duro, muy adaptado a las necesidades económicas y políticas, que tanto necesitan los mercados financieros a raíz de la peor crisis financiera que la economía mundial ha experimentado desde la Gran Depresión.

En un mundo con una soberanía política dividida y con preferencias nacionales diversas, el impulso de la armonización internacional es una receta ideal para el surgimiento de normas débiles e ineficaces. Esa es una razón por la que los banqueros internacionales aman la coordinación internacional.

Muchos estudiosos de las relaciones internacionales consideran que el Comité de Basilea sobre Supervisión Bancaria, el organismo internacional de los organismos responsables de la elaboración de un nuevo conjunto de normas mundiales, como el apogeo de la adopción de normas internacionales. Sin embargo, es seguro decir que esta será la tercera versión de sus directrices como en muchas décadas.
La última gran idea del Comité de Basilea tenía era que los bancos grandes deben calibrar sus requisitos de capital basados en sus propios modelos internos de riesgo. Pero los peligros de permitir a los bancos regularse internamente se puso en claro en la última crisis.

Cuando los reglamentos financieros son elaborados por una camarilla de los reguladores globales en lugares distantes, son los banqueros y tecnócratas quienes ganan la mano más alta. Devolver el proceso a los capitales nacionales se desplazaría el equilibrio de poder a los parlamentos nacionales y los interesados nacionales. Los banqueros y sus aliados economista puede lamentar esto, pero es como debe ser. La politización es el antídoto necesario a la tendencia de los tecnócratas de ser capturado por los bancos. La responsabilidad democrática es nuestra única salvaguardia contra el retorno a la regulación leve.

La responsabilidad democrática se traduciría también en la diversidad normativa -de diferentes países encargados de sus propios asuntos- cosa que tampoco es mala. Si Estados unidos quiere poner límites de tamaño y establecerles requisitos más estrictos de capital a los bancos, debería ser libre de hacerlo. Si Europa quiere diseñar sus propias reglas para las agencias de calificación de crédito y fondos de cobertura, simplemente debe seguir adelante.

Naturalmente, la diversidad normativa que requieren controles financieros transfronterizos, para asegurar que los bancos no se sustraen a la reglamentación nacional por funcionamiento de las jurisdicciones extranjeras. La norma tendría que ser: si usted quiere servir a mi mercado, hay que jugar con mis reglas.

Es fácil dejarse llevar por los argumentos sobre lo costosa que sería la fragmentación del mercado. El jefe del Deutsche Bank, Josef Ackermann, ha ido tan lejos como para advertir que moverse en esta dirección "nos dejaría a todos los pobres".

La diversidad normativa es realmente costosa para los banqueros, que tendrían que adaptarse a las diferencias en las regulaciones a través de las fronteras nacionales. Pero el resto de nosotros sufrimos por "demasiada" globalización financiera, no por demasiado poca. Una parte de la segmentación financiera es un precio que vale la pena pagar por regulaciones más estrictas que están sólidamente respaldados por la política interna.

*Profesor de Economía Política en la Universidad de John Harvard Kennedy School of Government, es el primer receptor de Alberto el Social Science Research Council O. Hirschman del Premio. Su último libro es One Economics, muchas recetas: Globalización, Instituciones y crecimiento económico. Copyright: Project Syndicate, 2010.

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Reformas inaplazables

Hernán González Rodríguez

El Colombiano, Medellín

Febrero 16 de 2010

En días pasados, en el programa de Fernando Londoño, La hora de la verdad, entrevistaron a Juan Carlos Echeverry, doctor en economía de la Universidad de Nueva York, profesor de la Universidad de Los Andes y asesor internacional, para consultarlo sobre las reformas a la salud del presidente Uribe. Al respecto afirmó haber liderado él un equipo integrado por dos actuarios, dos expertos en estadísticas y dos economistas para analizar el problema de la cobertura de toda la población colombiana con elevados estándares.

Anticipo su conclusión: “Sería necesario elevar próximamente al 50 por ciento de los salarios las contribuciones de la tercera parte de los colombianos que sí pagan a la fecha, para poder prestar los servicios de salud en las circunstancias actuales”.

Estimo que a estas circunstancias contribuyen las nocivas Sentencias de la Corte Constitucional. Contribuyen la medicina en manos de algunos jueces con sus tutelas absurdas. Los médicos que no ejercen la medicina honestamente, los que recetan drogas costosas a cambio de prebendas de los laboratorios. Ojalá no fuera cierto que algunas EPS fomentan las tutelas con la regla atienda cualquier tutela y cóbrele al Gobierno.

Me atrevo a afirmar que el gobierno del presidente Uribe se precipitó desde el comienzo de su mandato con sus ambiciosos planes de salud y, como era de esperar, los actores citados le convirtieron la salud en una carga explosiva contra las finanzas del país.

En los Estados Unidos, país infinitamente más rico que Colombia, el 85 por ciento de la población cuenta con un seguro pagado por sus empresas, con el cual se consideran satisfechos, según las encuestas. El presidente Obama no ha logrado en un año cobijar el 15 por ciento desprotegido, a pesar de haber contado hasta hace poco con una supermayoría de su partido, el Demócrata, en el Congreso. Ni los mismos demócratas están de acuerdo entre sí.

En Colombia sí se acepta que la gente más pobre tenga acceso a mejores servicios de salud, pero esto no debería lograrse a costa del deterioro de los servicios de quienes sí pagan hoy, ni desquiciando la economía en nombre de ellos.

Otro problema de proporciones monumentales es el de las pensiones de jubilación de los colombianos. Insisto en la apreciación de autorizados analistas de la economía mundial, cuando observan que durante el Siglo XX, cuando la edad promedio de vida de incontables países promediaba los 72 años, se establecieron edades de jubilación de 65 años. Pero hoy, con promedios de vida de 80 años, ningún país puede pretender sostener sus pensionados durante 15 o más años, sin producir nada.

En vista de lo anterior, acaba Rusia de elevar su edad de retiro por sobre el promedio de vida, esto, para evitar que la mitad de la población se le pueda llegar a jubilar. Y porque, además, la población se le ha envejecido y prefieren acudir a los mayores todavía saludables en lugar de abrir sus fronteras a inmigrantes que no se integran con ninguna cultura.

De los 71 billones de pesos, millones de millones, de ingresos corrientes de Colombia en 2010, unos $25 billones se destinarán a la salud y otros $25 se canalizarán a pagar las pensiones de jubilación. El presupuesto total de Colombia para 2010 es de $149 billones.

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Esas son las Farc

Editorial

La Patria, Manizales

Martes, 16 Febrero 2010

Lo único que ha hecho ese grupo insurgente, catalogado como terrorista por la mayor parte de la comunidad internacional, es traer dolor, muerte y destrucción en Colombia. Mucho se ha insistido en la necesidad de que el Gobierno Nacional busque espacios de acercamiento que permitan abrir la posibilidad de un diálogo de paz firme con las Farc. Las peticiones son permanentes, sobre todo en los dos últimos años cuando han estado de por medio los procesos de liberación y rescate de secuestrados. Frente a ello la exigencia gubernamental es que cesen los ataques terroristas y se muestren gestos de negociación.

Sin embargo lo que siempre se encuentra es una respuesta violenta que no mide alcances ni consecuencias y que deja ver un grupo armado ilegal sin intereses de llegar a acuerdos de manera civilizada. Y una de esas manifestaciones fue la que se registró el pasado domingo cuando guerrilleros de las Farc emboscaron una delegación en la que viajaba el candidato a la Gobernación de Guaviare por el Partido Conservador José Alberto Pérez, quien aspira por segunda vez en unas elecciones atípicas, tras la renuncia de Óscar López.
Lamentable desde todo punto de vista que ante los pedidos de la sociedad colombiana y de la comunidad internacional para que se analicen posibilidades de superar la espiral de violencia que tanto daño le hace al país, la reacción de los armados ilegales sea siempre la misma: emboscadas, bombas, masacres y secuestros, cuando no es que realizan extorsiones, roban ganado y trafican con drogas ilegales.
Este ataque en el que resultó herido el candidato a la Gobernación de Guaviare cobró además la vida de seis personas, cuatro policías y dos civiles, que hacían parte de la comitiva que lo acompañaba y del grupo de escoltas del aspirante, y se suma a la estrategia de terror que pretenden imponer las Farc, las mismas que hace menos de dos meses, el 22 de diciembre, protagonizaron el secuestro y posterior fusilamiento del Gobernador de Caquetá, Luis Francisco Cuéllar Carvajal, a quien se llevaron luego de entrar de manera violenta a su residencia en Florencia, la capital departamental.
Esas son las Farc, un grupo promotor de la violencia y el terrorismo dedicado al lucrativo negocio de vender drogas y a traficar con armas bajo el sofisma de luchar contra la ocupación extranjera y el dominio imperialista, pero sin aportar el más mínimo acto en favor del entendimiento.

Justamente el pasado fin de semana se conoció la respuesta que uno de los más temibles jefes de ese grupo armado ilegal alias 'Mono Jojoy' le envió al comandante de las Fuerzas Militares, general Freddy Padilla de León, en la que rechaza la invitación que el alto mando castrense le hizo para que se desmovilice, al conceptuar que se trata de una "falsa paz".

Pero esa no es la única respuesta negativa que ante el pedido de buscar la paz hacen las Farc. Ya lo habían hecho en 1998 después de que el entonces presidente Andrés Pastrana les otorgara la zona de distensión, en el Caguán, mientras se analizaban las posibilidades de una salida negociada al conflicto. Ese espacio lo aprovecharon las Farc para seguir secuestrando, extorsionando y matando colombianos.
Desde entonces, en ese mismo gobierno, y en los casi ocho años del actual, lo único que ha hecho el grupo insurgente, hoy catalogado como organización terrorista por la comunidad internacional, menos por Venezuela y otros gobiernos que simpatizan con su causa, es traer dolor, muerte y destrucción en Colombia, por más ofrecimientos que se le hagan de que retorne a la vida civil a partir de un proceso de paz serio.

Y los hechos son contundentes, o si no basta mirar la dilación que le dan a los procesos de liberación de secuestrados, como el del cabo Moncayo, en el que vienen insistiendo desde hace dos años y nada que se concreta. ¿Se le podrá entonces creer a las Farc?

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¿Bendición o maldición?

Aurelio Martínez Canabal

El Nuevo Siglo, Bogotá

Febrero 16 de 2010

Con el rótulo utilizado en su presentación por Guillermo Perry, he titulado esta columna. La intervención del exministro de Minas y Energía y de Hacienda y Crédito Público tuvo lugar en el Seminario “Repercusiones que en la economía colombiana tiene la inversión extranjera en el sector minero-energético”, realizado la semana anterior en Bogotá, por iniciativa del Colegio de Abogados de Minas y Petróleos, la Asociación Colombiana del Petróleo y el Organismo Latinoamericano de Minería. El foro contó igualmente con la participación de Carlos Caballero Argáez y de Juan Camilo Restrepo, ambos titulares que fueron de la cartera de Minas y Energía y el último también del despacho de Hacienda y Crédito Público.

Las cifras que se vienen registrando, sobre el flujo de capitales foráneos destinados a la exploración y a desarrollos en minería y la industria de hidrocarburos, motivó la convocatoria del evento. Los números hablan por si solos: en el 2008, de un total de inversión extranjera en cuantía de USD$10.583 millones, el sector minero-energético recibió USD$5.330 millones, y en los primeros 9 meses del 2009, según datos del Banco de la República, USD$4.816 millones tuvieron similar destino, con una equivalencia de 74% frente al monto global captado.

Confirmándose el sesgo cultural que nos previene ante la prosperidad, no han faltado quienes han visto en este fenómeno económico una especie de maldición gitana. Se nos habla de una posible “enfermedad holandesa”, que ocasionaría una espiral inflacionaria, y se llama la atención sobre alguna volatilidad que se presenta en las cotizaciones de estos “commodities”. Por el contrario, el exministro Restrepo se refirió al “saludable auge” de las actividades minero-energéticas, criterio compartido por sus colegas Caballero Argáez y Perry. Otra cosa es la forma como maneje el Estado colombiano esta favorable coyuntura.
Las positivas experiencias de Noruega, Chile e Indonesia, así como de Australia, Canadá y Nueva Zelanda, son aleccionadoras. Se requiere sí una responsable política fiscal. Y es aquí donde pueden surgir las verdaderas preocupaciones. Con un desequilibrio fiscal que entre el 2009 y el 2015 podría representar el 0,7% del PIB, se impone disciplinar las fianzas públicas. Es inaplazable darle vigencia a una auténtica “regla fiscal”, como lo ha planteado en buena hora el ministro Óscar Iván Zuluaga, que corte de raíz el desfase entre los recaudos y las expensas del fisco. Un primer paso sería la rigurosa aplicación de la Ley 819 de 2009, que prohíbe expedir, en nivel nacional y territorial, presupuestos deficitarios.

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Panamá para mostrar

Vicente Torrijos

El Nuevo Siglo, Bogotá

Febrero 16 de 2010

Agobiadas como están por la ofensiva estatal en territorio patrio, las Farc han tenido que desarrollar durante los últimos tiempos una ‘política de fronteras’ que les ha dado resultado en unos casos (por evidente complicidad), pero que ya está haciendo agua.

Hasta los ecuatorianos, aunque tímidos y prudentes frente a la Alianza Bolivariana de la que hacen parte, han ido calculando con prudencia sus movimientos recientes y, poniendo un pie adentro y otro afuera del ALBA, están demostrando sus dotes de equilibristas.

Por su parte, los nuevos gobiernos latinoamericanos han resuelto tomar el toro por los cuernos y fundar, junto a Colombia, lo que ahora podríamos llamar ‘seguridad democrática continental’, es decir, el conjunto de esfuerzos militares y no militares por luchar contra el terrorismo compartiendo la prosperidad (libre comercio) y fortaleciendo simultáneamente las libertades públicas (democracia representativa) y la solidaridad regional (ante desastres políticos y naturales).

En la práctica, eso puede verse con toda claridad en los nuevos gobiernos de Piñera en Chile, de Lobo en Honduras y de Laura Chinchilla en Costa Rica.

Todos ellos admiran a Colombia, su democracia y su persistencia estratégica para luchar, a veces en condiciones adversas, contra el expansionismo, el intervencionismo y la promoción del terrorismo.
Pero el ejemplo más contundente de todos es el de los panameños. Con un presidente como Martinelli, a quien no le tembló el pulso para despedir a Zelaya y darle la bienvenida a Porfirio Lobo, el régimen chavista ha visto cómo se derrumba su proyecto centroamericano y las Farc han constatado que soplan nuevos vientos en América Latina.

Precisamente, el Secretariado se ha mostrado alarmado y sorprendido por la “política inexplicablemente agresiva” de las tropas panameñas hacia la guerrilla y, en su ingenuidad romanticona, se han quejado ante el Presidente porque en la frontera, “la Guardia desarrolla patrullajes conjuntos con el Ejército de Colombia”.
Gimoteando, y esta vez sin atreverse a proferir amenaza alguna, ni tácita ni expresa, las Farc tratan en vano de explicar que su política de fronteras se basa en la no agresión y le solicitan al gobierno que “suspenda los ataques” pues no se explican tan “injustificada hostilidad”.

Acostumbradas, claro, a que en una que otra capital del vecindario les extiendan tapete rojo y les llamen a manteles, los camaradas marxistas no alcanzan a comprender que ahora, tanto en Panamá, como en el resto del continente, el materialismo histórico bolivariano ya no tiene espectadores y que, por el contrario, está siendo rechazado por la razón… pero también por la fuerza.

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Los líos del juez Garzón

Editorial

El Nuevo Siglo, Bogotá

Febrero 16 de 2010


En España cuando el juez Baltasar Garzón se ve envuelto en severos cuestionamientos por sus explosivas decisiones judiciales, en ocasiones con inconfundible sesgo político, se defiende con el argumento de que los politiqueros son los que lo acusan de bailar desde los estrados en la cuerda floja y cubrir con la toga sus odios contra las derechas española y foránea, él niega ser un juez rojo. Lo que ocurre es que el famoso juez Garzón estuvo en las listas socialistas para diputado, sin alcanzar el número de votos para salir elegido, desde entonces lleva ese INRI en su frente, aunque se declare independiente o niegue que la ideología pese en sus decisiones. Así se ufana de haber conseguido quitarle el sueño al general Augusto Pinochet en Londres, contra el que lanzó una orden internacional de arresto, sin importar su jurisdicción y que fueses aliado de los ingleses en la guerra de las Malvinas. Tan controvertido zarpazo a la soberanía chilena y de asumir por cuenta propia el riesgo, le valió el apoyo de numerosas ONG mundiales, que destacaron su valor y audacia, lo mismo que el aplauso de la izquierda global, todavía polarizada por los reflejos de la guerra fría.
Por si fuera poco, el juez Garzón ha sido acusado en diversas ocasiones de excesos de poder, no declarar algunas sumas de dinero recibidas en el exterior siendo funcionario de la rama judicial y por la sospechosa relación con un poderoso banco español. Como se sabe el juez Garzón, como otros socialistas y numerosos españoles, acaso, sin nomenclatura política, es un ardiente revisionista del gobierno del general Francisco Franco. Y, claro, se muestra contrario a los horrores de la Guerra Civil Española, en particular contra los nacionalistas que la ganan y se adueñan del poder con Franco. Él quiere juzgar sus crímenes, sin importar que desde hace años estén muertos. Esta dispuesto a colgarlos en esfinge, quiere exorcizar el pasado. Pretensión en la que están otros españoles que, por supuesto, apoyan sus desplantes. Para proceder contra el fantasma del franquismo, como sostiene el Tribunal Supremo, el juez desconoció la Ley de Amnistía promulgada por las Cortes españolas en 1977. Ley que se promulga con la idea de cerrar las heridas de la Guerra Civil y consagrar la convivencia, para que no se repitan los excesos que en el pasado ensangrentaron ese país.

El juez Garzón no comparte el espíritu de la Ley aprobada por las Cortes, con el asentimiento de millares de españoles deseosos de colocar una lápida entre el pasado y el presente, para construir un futuro mejor. La desconoce y se declara competente para juzgar crímenes de guerra y delitos que comprometieron a los nacionalistas y los extranjeros que participan por razones ideológicas en la feroz contienda, sin ver los crímenes del otro bando.

La denuncia por prevaricato la hace un sindicado que defiende la memoria de los caídos del bando nacional. El juez Garzón alega que se trata de una clara retaliación política, sin atender que el juez Varela estudia un caso de prevaricato. Y como de improviso, el juez Garzón se siente atrapado en su propia telaraña al ser juzgado por sus acciones judiciales, decide acusar al juez y al Tribunal Supremo de estar politizados, de actuar de forma “insostenibles” e “incomprensibles”. Cómo el Supremo es su juez natural, la andanada que intenta contra éstos muestra su desesperación. Al mismo tiempo procura atraer la ayuda extranjera de otros jueces y juristas que lo apoyen, seguramente con miras a acudir a un Tribunal internacional para salir del bache judicial adverso en España.

La situación empeora en cuanto la Sección Segunda de la Sala Penal de la Audiencia Nacional le ordena al juez Baltasar Garzón que reactive la investigación del chivatazo a ETA, puesto que en el pasado hizo caso omiso a la solicitud de los acusadores particulares, dando lugar a otro escándalo judicial… El juez Garzón es una figura valiosa, interesante y controvertida, lo mismo que un símbolo de los jueces que se salen de las enseñanzas del Barón de Montesquieu, clave del Estado de Derecho. Los jueces que pretenden hacer su voluntad e interpretar a su acomodo la Ley debieran repasar a D. Andrés Bello: “Los individuos en quienes está depositada esa gran confianza de los pueblos, no pueden en su desempeño separarse de las leyes; y por muy poderosas que sean las razones privadas que los asistan para apartarse de su tenor o declinar un tanto de él, todos deben callar”. Bello les aconseja a los jueces que no caigan en la patraña de la ley del canje, que “es la resolución que el juez toma por lo que a él se le ha encajado en la cabeza, sin poner atención a lo que las leyes disponen”.

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La amenaza de Irán

Editorial

El País, Cali

Febrero 16 de 2010

Ante la crisis que crece por las protestas contra su régimen, la bomba atómica parece ser la ruta que el Ayatollah Alí Jamenei y su presidente Mahmud Ahmadinejad le han fijado a Irán. La pregunta que anda hoy en las sedes de los gobiernos del mundo es cuándo y cómo intervenir para que se consume lo que puede ser la gran amenaza de una conflagración internacional con consecuencias impredecibles.

Durante una década, las grandes potencias occidentales han tratado de manejar lo que parecía ser apenas una molestia: el reclamo de Irán por tener acceso a la tecnología nuclear, supuestamente para generar energía con fines pacíficos. Sin embargo, el mundo sabía que detrás de esa petición, en apariencia justa, se escondía el afán por entrar en el exclusivo y peligroso club de las armas de destrucción masiva basadas en la tecnología nuclear. Ahora, esa labor paciente, compuesta de propuestas disuasivas acompañadas de alguna que otra sanción, ya parece no ser suficiente.

En efecto, el discurso de Ahmadinejad en la celebración del 31 aniversario de la revolución islámica en el país persa, no debe dejar dudas. “Irán es ya un Estado nuclear”, dijo ante miles de adeptos en la plaza de la Libertad de Teherán. Así proclamó que su régimen es capaz de llegar a enriquecer el uranio hasta el 85%, el umbral para fabricar la bomba atómica. Eso ya no es apenas un desconocimiento a los compromisos que ha insinuado, tratando de apaciguar a las potencias occidentales: es una amenaza.

Al momento de analizar lo que hay en el discurso del Presidente iraní, no puede ignorarse lo que vive su país. Está en primer lugar el enorme descontento del pueblo contra un gobierno que considera producto del fraude y contra las difíciles circunstancias por las que atraviesa, acompañado de la protesta creciente ante el régimen autocrático y represivo que le arrebata sus libertades. Por eso, a la celebración de la Plaza de la Libertad en Teherán sólo asistieron los incondicionales dirigidos por la guardia revolucionaria, grupo paramilitar que asume cada vez más poderes.

En ese contexto debe entenderse el discurso de Ahmadinejad: los expertos dicen que a Irán le falta mucho para llegar a producir el uranio enriquecido y la técnica necesaria para construir armas nucleares. Pero en las circunstancias que vive esa nación, este discurso, acompañado con la siempre útil acusación contra el imperialismo, sirven para encender el patriotismo. Y puede convertirse en el motor para traspasar el límite.

Lo de la bomba atómica de Irán se está convirtiendo, entonces, en una amenaza cada vez más real. Tan real que ya la Secretaria de Estado de los Estados Unidos dijo por primera vez en forma abierta que el régimen islámico está “detrás del arma atómica”. Y la Alta Representante para la Política Exterior y de Seguridad Común de la Unión Europea (UE), Katherine Ashton, afirmó: “Lo que buscamos son más pruebas de que el régimen de Irán coopera. Queremos pensar que ellos cumplen sus obligaciones internacionales. Desde la perspectiva de la UE, si eso no sucede, entonces tendremos que mostrar nuestra determinación para garantizar que se respetan las reglas”.

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