domingo, 28 de febrero de 2010

Lo que está en juego tras el fallo de la CC

Eduardo Mackenzie

Colombian News, París

27 de febrero de 2010

Mi admiración por el presidente Álvaro Uribe es más grande que nunca. Su declaración de ayer pasará a la historia como un modelo luminoso de respeto del Estado de Derecho, de las instituciones legalmente constituidas y de la democracia. Y como una declaración de amor a Colombia.

Álvaro Uribe reaccionó con altura, inteligencia y generosidad ante el veredicto de la Corte Constitucional sobre la ley del referendo. Cuánto deben lamentar en estos momentos los demagogos que llegaron un día a equiparar al presidente Uribe con el jefe de la revolución bolivariana quien pasó, no lo olvidemos, por encima de su propia Constitución y de su pueblo, pues éste se atrevió a decirle no en un referendo memorable.

Lo de ayer no es sólo un triunfo del Estado de Derecho. Es también el triunfo de un gobierno de Derecho y de un pueblo de Derecho. Los colombianos han acatado y cumplido, como su Presidente, la decisión de la Corte Constitucional, a pesar de que aquella no refleja la desiderata de las amplias mayorías. Con tal ejemplo de disciplina y serenidad, Colombia se distingue así, de manera inequívoca, del aventurerismo político e institucional que avanza, de manera desigual, en otros países del continente latinoamericano. Hay en esto como un ejemplo para todo el mundo, quien ve con estupor cómo el llamado “nuevo constitucionalismo”, engendro antiliberal, trata de dar coherencia al desmonte brutal de la democracia en Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua.

Siete de los nueve magistrados de la CC, tras dos semanas de deliberaciones, declararon inexequible la ley del referendo reeleccionista. Sin cuestionar esa sentencia, pues lo que ésta decidió debe ser y fue, en buena hora, respetado, es necesario decir esto: es innegable que ese fallo, al lado de las necesarias consideraciones jurídicas, porta una dosis de cálculo político. Un veredicto de tal trascendencia no podía estar exento de eso. La primera pregunta es: ¿cuál fue la proporción entre lo uno y lo otro? La segunda es: ¿la construcción del referendo fue ilegal? A pesar del fallo respetable de la CC, la unanimidad frente a esto último es ahora imposible. La Procuraduria General de la Nación, al examinar el trámite de esa ley, distinguió sabiamente entre lo accesorio y lo fundamental, entre lo técnico y lo substancial, y emitió un concepto favorable al referendo. La CC se apartó de ello. Era ese su derecho y su voz es concluyente. Empero, la lectura de la sentencia final y completa de la CC será indispensable y el debate que ella suscitará será legítimo y apasionante. La historia dirá un día si el fallo del 26 de febrero de 2010 fue verdaderamente protector de la sociedad abierta que hemos construido los colombianos.

Lo que cuenta ahora es preservar un legado, una filosofía política, un cuerpo específico de doctrina que le permitió al país, en estos últimos ocho años, preservar las libertades, avanzar considerablemente, por primera vez en muchas décadas, en materia de seguridad, de prosperidad y de paz.

El pueblo uribista sabrá encontrar el candidato presidencial más apto para encarar con éxito los candentes desafíos de la Colombia de hoy. Ese candidato es, en mi opinión, Juan Manuel Santos. El ex ministro de Defensa sabe, verdaderamente, qué son las Farc, cómo proseguir y culminar su desmantelamiento definitivo y cómo desbaratar la telaraña de siniestros apoyos que se activan en el hemisferio. Pues con las Farc en el horizonte, aunque estén debilitadas, Colombia no tendrá paz, ni prosperidad, ni independencia. Con las Farc habrá siempre narcotráfico y bandas armadas, anti Farc y de todo tipo, y violenta propaganda anticolombiana en el exterior. En la corta campaña que se abre, los electores, sin duda, dejarán a un lado a aquellos candidatos que todavía no saben, ni quieren saber, qué son las Farc, qué le han hecho éstas al país, y qué están preparando con sus invitaciones hipócritas a que el poder regrese a la utopía caguanera que hizo de Colombia un país fallido entre 1998 y 2002.

El nuevo presidente deberá culminar el programa de seguridad democrática del presidente Uribe, con los métodos del presidente Uribe, gústele o no a las minorías violentas y al despótico régimen de Caracas. Pero eso no será todo. Deberá revigorizar el cansino aparato diplomático, para lograr unos pactos multilaterales que protejan nuestros intereses económicos, políticos y culturales no sólo a nivel hemisférico sino mundial.

La formidable dinámica creada por los dos gobiernos de Álvaro Uribe no puede ser entrabada. Nuestras libertades y todo lo que nos es precioso, están en juego.

El futuro de la Universidad

Jaime Restrepo Cuartas *

El Tiempo, Bogotá

Febrero 28 de 2010


Frente al llamado del doctor Moisés Wasserman, rector de la Universidad Nacional de Colombia y prestigioso investigador en ciencias básicas, para que los candidatos actuales a las corporaciones legislativas, sea al Senado de la República o la Cámara de Representantes, para el período 2010-1014, nos pronunciaremos sobre lo que debe ser el futuro de la educación superior en Colombia, y su vinculación con la modernidad, quiero hacer las siguientes consideraciones.

Yo, como rector que fui de la Universidad de Antioquia y como profesor universitario por más de 25 años, pudiera haber iniciado mi labor legislativa en la Cámara de Representantes por 'la U' con propuestas alrededor de las leyes que regulan la educación en el país, pero preferí iniciar con la Atención Integral a la Primera Infancia para los niños y niñas más pobres del país (de los niveles 1, 2 y 3 del Sisbén), lo que conlleva alimentación completa y balanceada los 365 días al año, desde el embarazo de las madres, hasta los seis años, con el objeto de acabar con la desnutrición infantil, lo que no permite desarrollar en el cerebro funciones primordiales que no se adquieren después de los seis años, como la atención, la memoria y la capacidad de integrar conocimientos.

Cualquiera pudiera creer que esto no tiene que ver con la educación superior, lo que no es correcto, pues el desarrollo cerebral es esencial para fortalecer la capacidad de aprender, permanecer en la escuela, integrarse al sistema educativo, vincularse con los procesos de formación avanzada y responder con capacidad intelectual en la investigación de alto nivel científico. Si no existe una estructuración adecuada de la mente, jamás llegaremos a mejorar nuestro nivel educativo en cualquiera de las etapas formativas y tendremos que contentarnos con un Gabriel García Márquez, un Rodolfo Llinás o un Manuel Elkin Patarroyo cada cien años.

El Gobierno tiene ahora el reto de reglamentar la Ley 1295 de 2009, para que iniciemos el proceso con la primera infancia. Paralelo a ello, la nueva Ley de Ciencia, Tecnología e Innovación (Ley 1286 de 2009) nos ofrece nuevos instrumentos con el objeto de que las universidades se relacionen con los sectores social y productivo y las investigaciones transiten por el camino de la pertinencia, para lograr que los nuevos resultados del conocimiento le sirvan al país en la solución de sus problemas fundamentales. No la ciencia para las publicaciones en revistas arbitradas y los ascensos en la escala social de los investigadores, sino el saber para transformar la sociedad.

La Universidad ha sido tradicionalmente aislada. Los jóvenes salen de las aulas como buenos teóricos, la experiencia de los profesionales curtidos en los oficios no llega a las cátedras, los procesos de regionalización de la educación superior son incipientes y, por tanto, las zonas más pobres no tienen suficiente acceso a la formación profesional y menos a la investigación o a la vinculación con los problemas sociales de las comunidades, en una época de violencia, víctimas, hambre, desempleo y desplazamiento forzado.

Para empezar, qué bueno una universidad relacionada con el sector social y productivo, internacionalizada, emprendedora, vinculada con las regiones del país, que comprenda que la investigación es un proceso que se inicia en las ciencias básicas, pero termina en la solución de los problemas fundamentales de la sociedad, que no le dé temor a innovar nuevas formas educativas, que transite por la virtualidad y haga de la racionalidad el eje del aprendizaje y no lo concentre en la memorización. En últimas, que sepa que la dignidad se adquiere con el conocimiento y que este debe ser motor del progreso y la equidad social.

* Representante a la Cámara por la U, Ex rector de la Universidad de Antioquia.

¿Por qué un Foro Económico Mundial en Colombia?

Luis Guillermo Plata *

El Tiempo, Bogotá

Febrero 28 de 2010

Pocas oportunidades tan valiosas para posicionar a un país como la que tendremos en Colombia en la segunda semana de abril, con quinientas personalidades, entre jefes de Estado, líderes mundiales del ámbito empresarial, gubernamental, académico y civil, procedentes de todo el mundo, quienes participarán en el Foro Económico Mundial para América Latina 2010 (FEM), que se realizará en Cartagena de Indias.

Conseguir que los directivos del FEM nos eligieran como sede para hacer la edición regional en Colombia no fue fácil. Muchos países del continente querían tener este privilegio. Hizo falta que el propio presidente Álvaro Uribe liderara esta iniciativa, y que desde el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo y la Cancillería se sostuvieran encuentros y reuniones para lograr que el certamen se llevara a cabo en el país. Fue un largo proceso, pero lo logramos.

Una candidatura como esta hace algunos años era realmente impensable. Hoy, el mundo sabe que Colombia ha cambiado; los más prestantes medios de comunicación del mundo han tenido palabras de reconocimiento para el país diferente que hoy tenemos, y esa es la percepción que ahora se respira fuera de nuestras fronteras.

Por eso tenemos que aprovechar certámenes de tanta relevancia como el FEM, en donde estará lo más relevante del mundo empresarial. De las quinientas personalidades que participarán, cuarenta por ciento proviene de países del mundo, distintos a los de América Latina, y el restante sesenta por ciento, de la región. A su vez, de este porcentaje se espera que treinta por ciento esté compuesto por empresarios colombianos. Todos los participantes serán de altísimo nivel, con capacidad de tomar decisiones empresariales, por lo que de los encuentros que se den en la cita de Cartagena pueden salir negocios interesantes, tanto a nivel de empresarios del sector privado, como entre gobiernos participantes.

Esta es la principal reunión de negocios de América Latina, de tal forma que las discusiones y conclusiones de esta tienen un impacto directo sobre toda la región.

La agenda, que es multidisciplinaria y que está aún en construcción por parte de los directivos del FEM, tocará aspectos de actualidad, como son los que tienen que ver con la democracia y el desarrollo; las acciones que hay que emprender para la recuperación económica global y regional, y las nuevas opciones de cooperación de los países, entre otros, aunque los directivos del certamen están abiertos a recibir sugerencias en torno a la temática.

El FEM en Cartagena es un espacio propicio para que líderes empresariales internacionales identifiquen a potenciales socios y es, por supuesto, el escenario perfecto para presentar a Colombia como destino atractivo para la inversión y los negocios.

De por sí, el haber logrado la sede de este trascendental foro constituye una prueba de la recuperación de la confianza internacional en Colombia como sede de grandes eventos.

En síntesis, este certamen pone a Colombia en la mira del mundo. Contribuye al cierre de la brecha entre la percepción que aún se tiene en las naciones desarrolladas y la nueva realidad económica del país. Al estar aquí los principales líderes del mundo, podrán conocer de primera mano cómo es Colombia y analizar la posibilidad de establecer alianzas con el país.

Y, por supuesto, la buena imagen que de aquí se lleven nuestros ilustres visitantes se multiplicará con creces en los diferentes ámbitos en donde necesitamos estar presentes.

* Ministro de Comercio, Industria y Turismo

El Plan B: 700 millones desean emigrar

Moisés Naím*

El Tiempo, Bogotá

Febrero 28 de 2010


El 16% de la población mundial en edad adulta se quiere ir de su país. Esto quiere decir que 700 millones de personas, más que toda la población del continente americano, dejarían su país para siempre si tuviesen los medios para hacerlo. Estos son los resultados de una encuesta que llevó a cabo la empresa Gallup en 135 países entre 2007 y 2009. Los investigadores de Gallup aclaran que estas respuestas reflejan aspiraciones más que intenciones, y que sólo una fracción de quienes desean emigrar lo hacen. Pero, en todo caso, las fuerzas que empujan a cientos de millones de personas a desear abandonar su tierra son lo suficientemente potentes como para que, en muchos países, el cómo, cuándo y adónde emigrar se haya convertido en un tema recurrente de las conversaciones cotidianas.

Salvo en casos extremos, donde la guerra o la carestía material hacen que marcharse sea la única forma de sobrevivir, la emigración no es para todos. En general, quienes se aventuran a iniciar una nueva vida en otro país son los más jóvenes y educados. Sólo el 10% de quienes sueñan con emigrar tiene más de 35 años, mientras que el 22% tiene entre 15 y 34 años. El 40% tiene educación secundaria o superior y sólo un 11% no terminó la secundaria. Pero el principal factor que define a quienes desearían mudarse a otro país es que tienen familiares y amigos que ya emigraron y con quienes se mantienen en contacto. Gallup encontró que el 59% de quienes respondieron que les gustaría emigrar tienen o han tenido en los últimos cinco años un familiar viviendo en otro país, mientras que sólo el 13% no tiene a nadie en el exterior con quien pueda contar.

"¿Cuál es tu Plan B?" es una pregunta que en muchos países se hace con una trágica naturalidad. Todos saben que el Plan B significa irse del país. En Venezuela, Guatemala, Nicaragua o Ecuador, prepararse para la triste pero inevitable contingencia de tener que emigrar cuando la ya precaria situación se haga invivible forma parte de la experiencia de la clase media. Si bien la mala situación económica y la falta de oportunidades son fuertes motivaciones para emigrar, cada vez más la inseguridad personal -los frecuentísimos robos, secuestros y asesinatos- se convierte en el detonante de la decisión de abandonar la patria. "Estoy dispuesto a no tener todo lo que me gustaría tener", me dice Arturo, un joven profesional guatemalteco, "pero no quiero vivir con miedo de salir a la calle. Por eso me fui". Elena, que es venezolana, ingeniera industrial y la primera persona de su familia que obtuvo un título universitario, me cuenta que decidió emigrar después de que la violasen... por segunda vez. "La primera vez fue muy traumática, pero decidí que no les daría el poder de cambiarme la vida. Me mudé de Maracaibo a Caracas. Un año después, saliendo del cine con mi novio, nos hicieron un secuestro express; nos tuvieron en un carro toda la noche obligándonos a sacar dinero de los cajeros automáticos, me violaron varias veces y a mi novio le dieron una terrible paliza. Eran militares. Pocos días después me fui a Miami, donde sigo ilegal, trabajo como camarera y vivo en un cuarto alquilado. No volveré más nunca". Hace pocos días, Javier Aguirre, el entrenador de la selección mexicana de fútbol, anunció en una entrevista que se iría del país porque vivir en México se le hacía intolerable debido a la inseguridad.

Arturo, Elena y Javier Aguirre son el tipo de gente con la cual se construye una sociedad decente y próspera. ¿Decidieron ellos irse o su país los expulsó? No importa. El hecho es que sus respectivos países ya no cuentan con su talento. Y lo que más importa es que millones como ellos están pensado en irse, y que esos sueños de emigración atenúan su compromiso con su nación y acortan su horizonte temporal. Quienes piensan en emigrar no tienen muchas razones para tener proyectos de largo plazo en un lugar que quizás abandonen. Éste es el empobrecedor proceso que transforma a los ciudadanos de un país en meros habitantes de su territorio. Y cuando un país tiene más habitantes que ciudadanos, su futuro no puede ser bueno.

* Editor de 'Foreign Policy'

La fiesta de los enanos

Rafael Nieto Loaiza

El País, Cali

Febrero 28 de 2010


Si el presidente Uribe hubiese declinado a tiempo su intención de aspirar a un tercer período, andaría con su popularidad por los cielos y tendría una inmensa capacidad de maniobra política, muchísimo mayor que la que tiene hoy.

Pero le calentaron los oídos y se dejó tentar. Con impredecibles consecuencias, por cierto, para la continuidad de su proyecto político. Si Uribe no hubiera albergado la esperanza de repetir, podría haberse concentrado en construir un movimiento sólido y coherente que aglutinara a todo el uribismo y garantizara la continuidad de sus políticas.

Ahora, en cambio, no hay seguridad de que sea un uribista quien suceda al Presidente. La aspiración presidencial reventó la coalición de gobierno. Vargas Lleras se apartó de ella en búsqueda de su propia candidatura. Y un sector del conservatismo, con Pastrana a la cabeza, decidió enfrentar a Uribe.

Sin el Presidente en la papeleta, el partido quedó abierto y hay oportunidades para casi todos los aspirantes. Y para las coaliciones. Ninguno tiene, ni de lejos, fuerza suficiente para ganar en primera vuelta en mayo, de manera que todos necesitarán alianzas para triunfar en junio.

Será clave verificar si la división política actual es de carácter personal o si es ideológica. Si giraba en torno del Presidente, el retiro de Uribe significaría barajar y repartir de nuevo, con la posibilidad de alianzas entre, por ejemplo, el liberalismo y el partido de la U. Y, si el origen partidista retoma fuerzas, Cambio Radical.

Pero si es ideológica, como creo, habrá una tendencia natural a mantener las líneas divisorias actuales. El liberalismo, que desde Samper ha decidido jugarse a la centro izquierda, encontraría afinidades con Petro, el partido Verde y, sospecho, con Fajardo, quien más temprano que tarde tendrá que empezar a asumir posiciones. Desde el centro a la derecha, el conservatismo y la U jugarían juntos. Y con ellos, Vargas Lleras, si logra superar los celos y antipatías que tiene con Juan Manuel Santos.

En este caso, es definitivo lo que ocurra en la consulta conservadora. Arias ha dicho de manera inequívoca que está dispuesto a jugar con la U. Pero Noemí ha hecho mutis. Por eso es probable que uribistas no conservadores apoyen a Arias en la consulta. Por lo mismo, muchos en la oposición estarán dispuestos a votar por Noemí, en la convicción de que su triunfo en la consulta enreda a la actual coalición de gobierno. Esa estrategia puede serle inicialmente útil a Noemí, en especial porque Arias, que tiene mayor fuerza parlamentaria, ha sufrido un enorme desgaste de opinión por cuenta del escándalo de Agro Ingreso Seguro.

Pero Noemí se equivocaría de plano si cree que los sufragios de la consulta permanecerán para la primera vuelta. Ahí todos votarán por los candidatos más cercanos a sus afectos y a sus convicciones. Y Noemí necesitará hacer explícita su intención de buscar una alianza con Santos, si quiere que los votos de conservatismo uribista se inclinen por ella y no por Juan Manuel. Peor: si Noemí deja abierta la puerta para una alianza con la oposición, el conservatismo se fracturará. No tengo duda alguna de que un sector mayoritario del conservatismo, el mismo que votó por Uribe en el 2002 y en el 2006, dejaría el partido y terminaría en las huestes juanmanuelistas.

En fin, es un nuevo juego. Ido Gulliver, hacen fiesta los enanos.

La campaña que comienza

Editorial

El País, Cali

Febrero 28 de 2010


Resuelta la incógnita sobre el referendo que autorizaría una nueva elección del presidente Álvaro Uribe, la política en Colombia adquiere una nueva dinámica, surgida de la certeza que tiene el país de que elegirá un mandatario distinto. Ahora, el desafío es conseguir que el país mantenga las decisiones que le permitieron arrinconar la violencia, crecer la confianza y volver a la discusión democrática para resolver los graves problemas sociales que golpean a la Nación.

Ayer dijimos que la decisión de la Corte Constitucional demostró la madurez de las instituciones colombianas. Hoy tenemos que reconocer la actitud respetuosa con que el presidente Uribe recibió la sentencia que trunca su tercera elección. Con ello dio un nuevo mensaje de demócrata, ese que los colombianos eligieron hace casi ocho años y cuya denodada labor se ganó un lugar de honor en el alma del pueblo colombiano. Del político capaz de enfrentar cualquier debate en forma vehemente, pero respetuosa. En fin, del Presidente que asumió con admirable empeño la tarea de recuperar la seguridad y dirigir su gobierno con el pulso firme que demandaba el peligroso momento en que asumió sus funciones como primera autoridad.

De su gobierno quedará como herencia irrenunciable la Seguridad Democrática. Uribe le demostró a Colombia que si se quiere progreso y desarrollo en todos los órdenes hay que tener un Estado capaz de derrotar el delito, sin importar su tamaño o condición. Que si se quiere tener confianza en las posibilidades que ofrece el país, es indispensable demostrar con hechos la voluntad de impulsar y proteger la iniciativa privada. Y que el Estado debe esforzarse por alcanzar el equilibrio y la justicia social, requisito indispensable para superar las tragedias que generan la pobreza, la inequidad y el atraso.

Por supuesto, aún quedan muchas cosas por resolver, como la reforma a la salud y el desempleo que hoy afecta al 14,6% de la población económicamente activa. Así mismo, y pese al enorme avance contra el narcotráfico, el paramilitarismo y las organizaciones guerrilleras, estos males siguen siendo amenazas a vencer. Como es indispensable derrotar la corrupción que carcome las arcas oficiales y la ineficiencia en que se debate la Justicia. Pero está claro que Colombia tiene el reconocimiento mundial como Nación democrática que lucha por su progreso y abrió sus puertas al comercio internacional.

Esas realidades marcarán la campaña electoral que se inició en firme con la sentencia de la Corte Constitucional. A partir de ahora y durante los próximos dos meses, los aspirantes de todos los partidos tendrán todo el espacio para hacer sus propuestas, desaparecida la sombra que generaba la realización de un referendo que llevara a la reelección del presidente Uribe.

Sin embargo, desde ya puede vislumbrarse que los colombianos no estarán dispuestos a abandonar políticas que han significado progreso y tranquilidad para su país. Ni aceptarán el regreso a los estados dialogantes donde la retórica y la vacilación impedían el combate contra los que un día pusieron en peligro su vida y su libertad.

Si Chávez fuera un varón

Abelardo de la Espriella

El Heraldo, Barranquilla

Febrero 28 de 2010


Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, “varón” no es sólo el ser humano de sexo masculino que ha llegado a la edad viril. Otras acepciones del vocablo señalan que también se considera “varón” a un hombre de respeto y autoridad, con buen juicio y gran experiencia, un hombre sencillo de pocos alcances, un hombre de gran bondad.


Lo de hombre es irrefutable —en su versión más primitiva, por supuesto—, pero el Presidente de la hermana República de Venezuela parece haberse quedado a la mitad de la etapa evolutiva. La virilidad está probada —por lo menos, en teoría— pues el alter ego del Libertador es padre de varios hijos a los que, muy seguramente, les deben recordar a sus pobres madres todo el tiempo por cuenta de los exabruptos de su progenitor.


De acuerdo con uno de los significados de la palabra “varón”, es claro que Chávez no es un hombre de respeto —es lo último que podría inspirar—: sus payasadas, su diarrea verbal, su delirio de grandeza y la incongruencia de su discurso, indican que es un alma atormentada, un pobre hombre víctima de sí mismo.

De autoridad moral carece por completo, ya que no sólo es un golpista, sino que también es un dictador, el socio de la guerrilla narcoterrorista de las Farc, el jefe de una familia que se ha enriquecido pelechando del erario público en el tiempo que lleva su Presidencia, un déspota que persigue a sus contradictores aplicándoles con sus jueces de bolsillo el Derecho Penal del enemigo, un sátrapa que amordazó y aniquiló la libertad de prensa.


El buen juicio es a Chávez lo que Chávez mismo es a la belleza. Si de algo carece este tiranillo de pacotilla, es de ponderación, ecuanimidad y equilibrio. Los síntomas de su comportamiento psicótico y frenético encuadran, según la literatura psiquiátrica, en lo que se conoce como paranoia-esquizoide. Eso de creerse la reencarnación de Bolívar y ver conspiraciones y enemigos por todas partes corrobora lo anterior.

Un varón puede ser también un hombre de pocos alcances y gran bondad. Evidentemente no se puede considerar como tal a un opresor que llevó a su país a la peor crisis económica de todos los tiempos; a un pésimo gobernante, que somete a su pueblo a racionamientos de agua, luz y alimentos en medio de una bonanza petrolera.


Su pretendido socialismo “comunistoide” es un modelo fallido que acrecienta la pobreza, desacelera la economía, anula la inversión extranjera y polariza la sociedad.


Si Chávez fuera un varón, no atacaría por la espalda, no escondería a los bandidos de las Farc en Venezuela, no permitiría que su país fuera un corredor de armas y drogas, no tendría una postura tan ambigua en su relación con los Estados Unidos, no expropiaría bienes como si fuera un juego, no tendría a Venezuela sumida en la miseria y el ostracismo.


Si Chávez fuera un varón, no hubiese llorado como una niña cuando le dieron el golpe y lo defenestraron; si Chávez fuera un varón, entendería que el poder es el vehículo para alcanzar la prosperidad, asegurar la hermandad de los pueblos y procurar la paz.


Si Chávez fuera un varón, yo sería chavista.


La ñapa. La muerte del disidente cubano Orlando Zapata Tamayo, quedará grabada en las páginas negras de nuestra historia. ¿Hasta cuándo los inefables hermanos Castro seguirán cometiendo sus atrocidades?

¿Por qué sera...?

Mauricio Botero Caicedo

El Espectador, Bogotá

Febrero 28 de 2010

— ¿Por qué será que la senadora Piedad Córdoba tiene derecho, por cuenta de los contribuyentes, a recibir una pensión anual de centenares de millones de pesos cuando difícilmente ha asistido a la tercera parte de las sesiones del Congreso?

— ¿Por qué será que algunos congresistas insisten en reajustar sus ya jugosas pensiones cuando la Constitución taxativamente les prohíbe legislar en beneficio propio?

— ¿Por qué será que algunos ex magistrados y ex congresistas, que reclaman a gritos contra la desigualdad del ingreso en el país, guardan silencio en relación con la manifiesta desigualdad en sus pensiones, pensiones que en muchos casos son cuarenta a cincuenta veces superiores al salario mínimo, cifra que reciben la inmensa mayoría de los pensionados?

— ¿Por qué será que las cabezas del Partido Liberal —en su ingenua estrategia de abrirles las puertas a los militantes de una izquierda trasnochada— no se dan cuenta de que por esa misma puerta son los liberales auténticos que en manada se están saliendo?

— ¿Por qué será que aquellas voces que más duro criticaron a Colombia por el Tratado de Protección con Estados Unidos, voces como la de Insulza (Secretario de la OEA), y la de los cancilleres brasileño y español, Amorim y Moratinos, permanecen pusilánimemente calladas ante el ejército de ocupación de 80.000 cubanos en Venezuela?

— ¿Por qué será que hay ingenuos que realmente creen que cuando Castro manda a Venezuela a su “Goebbels” (Ramiro Valdez, un sangriento represor) es para arreglar problemas energéticos (de los cuales no tiene la más remota idea) y no para apretar la mordaza, apretón que se ha iniciado con el control del ‘internet’, control que ya empezó a imponerle a todos los venezolanos?

— ¿Por qué será que los que se han rasgado las vestiduras con la posibilidad de que Uribe sea reelegido por segunda vez, permanecen en silencio ante la indefinida reelección de Chávez, Ortega y Morales?

— ¿Por qué será que el Estado sigue contratando día tras día a las mismas compañías que proceden a demandarlo cada vez que requieren más reajustes o anticipos; empresas que han demostrado hasta la saciedad que saben bastante más de derecho que de ingeniería, y de amenazas que de salud; y a empresas que en nómina tienen bastantes más abogados que ingenieros, y bastantes más negociantes que médicos y enfermeras?

— ¿Por qué será que la posibilidad de que haya un enredo gordo está directamente relacionada con la cantidad de ex magistrados y ex procuradores que forman parte de los ejércitos de abogados que utilizan algunas empresas en su estrategia legal?

— ¿Por qué será qué el Secretario de Transporte norteamericano, al igual que los congresistas de ese país, critican tan duramente las fallas en los frenos de los Toyota, cuando dichos frenos fueron fabricados precisamente en Indiana?

— ¿Por qué será que algunos todavía creen que las Farc (que asesinan a sus militantes por el sólo hecho de robar un cigarrillo), en el muy remoto caso de negociar el poder, no van a asesinar a cualquiera sólo por el hecho de contradecirlos?

— ¿Por qué será que un ridículo patriotismo sigue dominando el periodismo deportivo y tenemos que sacar al señor Juan Pablo Montoya a dos columnas, aún cuando llega a la meta en la insignificante posición número 36?

— ¿Por qué será que hay generalmente una enorme distancia entre los que saben destruir, pero ignoran cómo construir; entre los que insisten sobre la conveniencia y su destreza para distribuir, mas desprecian la creación de riqueza? ¿Será que los más prestos a repartir el patrimonio del prójimo son precisamente los que jamás han tenido que edificar o conservar patrimonio propio?

Muere el referendo

Humberto de la Calle

El Espectador, Bogotá

Febrero 28 de 2010

Más allá de las consecuencias políticas, las cuales son importantes pero necesariamente coyunturales, la pregunta central es ésta: ¿La sentencia que tumba el referendo, fortalece o debilita la democracia colombiana?

Hay que reconocer que es una pregunta dura. Quienes alentaron el proceso, dirán que se frustró el intento de abrir los canales de la participación ciudadana en ejercicio de la soberanía popular. Pero, ponderando las circunstancias, creo que, en una mirada de largo aliento histórico, nuestra democracia es ahora mejor.

En primer lugar, el fallo es una reafirmación del principio de la separación de poderes y del control mutuo entre ellos, pieza central de toda democracia auténtica. Como consecuencia de lo anterior, es una demostración de la independencia de la justicia. Una reafirmación de esta naturaleza es tanto más necesaria en la hora actual, cuanto que la Rama Judicial ha venido siendo vapuleada desde diversos ángulos, incluso desde los altos poderes estatales, lo que deja una secuela de escepticismo sobre el cumplimiento de su tarea, cuyas consecuencias desestabilizadoras no se escapan a nadie.

Mirando estos acontecimientos bajo la lente del futuro y la distancia, el precedente sentado por la Corte tendrá consecuencias saludables, ya que acentúa la idea de que el sistema político descansa más en la solidez de las instituciones que en la siempre frágil buena ventura de los hombres. Pese a la crecida y merecida popularidad del presidente Uribe, la prolongación inmoderada de su gobierno, modificando la Constitución para usufructo de quien ocupa la jefatura del Estado, hubiese abierto la puerta a indeseables populismos, patología de la cual no estamos exentos.

Es también una importante lección de ética política. La cadena de vicios en que incurrieron los alentadores del referendo no podía soslayarse. En particular, no hubiese sido propiamente un ejemplo edificante que las jugadas financieras de su financiación hubiesen cedido al simple argumento de la solidez en las encuestas de la opinión favorable al doctor Uribe. En un país donde el hábito del cumplimiento a medias de las normas y la cultura del atajo tienen arraigo tan profundo, hubiese sido desalentador que la condena de ese cúmulo de desaguisados hubiese sido flor de un día y proclama retórica sin consecuencias.

El Presidente tiene ahora dos cometidos.

Acatar el fallo, como lo ha prometido. Ojalá sus allegados políticos, algunos de los cuales han puesto a circular estrambóticos e inconstitucionales planes alternativos, asuman también una actitud respetuosa del Estado de derecho.

Por otro lado, tiene espacio para rubricar su mandato. Mucho le agradeceremos los colombianos a Álvaro Uribe, cuya administración deja una huella trascendente que excede los errores de los últimos meses. En los días que faltan, debe concluir algunas tareas y preparar la administración para la transición democrática. Aunque se comprende su deseo de lograr la reelección de sus políticas, este legítimo sentimiento no debe entorpecer la tarea suprema de presidir un certamen electoral sin tacha.

Personalmente, espero que los colombianos, al depositar su voto en mayo, mantengan vivos los elementos esenciales de la política de Álvaro Uribe, especialmente en el terreno de la seguridad, sin perjuicio de rectificar aquello que sea necesario.

Indicadores mediocres para Medellín

Oscar Tulio Lizcano

El Colombiano, Medellín

Febrero 28 de 2010


Hace poco se conoció un informe patrocinado por el Banco Mundial que tuvo como fin específico analizar las regulaciones y trámites burocráticos que influyen en el funcionamiento de una pequeña y mediana empresa nacional. El estudio demuestra que las empresas perciben mayores niveles de corrupción en los países donde es más complicado obtener un permiso para ejercer una actividad empresarial.


Comparó entre varias ciudades aspectos como la apertura de una empresa, el registro de propiedades, la obtención de permisos de construcción, el pago de impuestos, el comercio transfronterizo y el cumplimiento de contratos. Las ciudades que se evaluaron fueron seleccionadas por el Departamento Nacional de Planeación y el Ministerio de Comercio, liderados por Doing Business, empresa encargada de medir la eficacia y eficiencia en el manejo de la administración.


Los aspectos mencionados son las únicas herramientas que se emplean para cuantificar el impacto de la legislación de los gobiernos en la actividad económica. En otras palabras, permiten saber cuál es la ciudad del país en la que se puede llevar a cabo un negocio con más facilidad.


Sin duda, una de las cosas que más enfurecen al ciudadano común es la cantidad de trámites para pagar impuestos, registrar una empresa, sacar documentos u obtener una licencia de construcción.


Medellín, que cuenta con la empresa más poderosa en la prestación de servicios públicos en el nivel nacional, es la ciudad más lenta para registrar una propiedad frente al promedio de las ciudades colombianas. Por ejemplo, en el acceso a las redes locales de suministro de agua y alcantarillado, el trámite se demora 56 días. En Bogotá el proceso tarda diez. Para la construcción de un almacén o bodega, Medellín es la peor de todas: se demora 200 días para conseguir la licencia de construcción, en cambio en el Valle del Cauca 38 días.


Medellín es la cuarta ciudad más cara para crear una empresa y obtener permisos de construcción y la sexta en cumplimiento de contratos.


Es, además, la que más se demora en la inscripción de la escritura pública en la oficina de registro. En cambio, en ciudades como Popayán un permiso de construcción se otorga con la rapidez de países como Finlandia y, para el registro de una propiedad, el tiempo es de 12 días, similar al de Estados Unidos.


Ante la pregunta: ¿dónde es más fácil abrir una empresa? A Medellín la superan nueve ciudades de las 21 que Doing Business tiene en cuenta. Están por encima ciudades como Pasto, Santa Marta, Armenia, Pereira y Manizales. Para determinar la facilidad en constituir una empresa, el informe se basa en un promedio simple según el número de trámites de tiempo y costos asociados.


Nueva Zelanda es el país mejor ranqueado en el mundo: para la apertura de una empresa se requiere solo un trámite. En Armenia, Colombia, se requieren ocho tramites y en Tunja 15. Medellín ocupa el décimo puesto.


No hay cosa que irrite más al usuario o contribuyente que las colas, las tramitologías; que "vaya allí", que "falta tal papel", "está dañado el sistema", "vuelva mañana que el gerente está en junta", etcétera.

El coqueteo de Brasil con Irán

Andrés Opoenheimer

El Colombiano, Medellín

Febrero 28 de 2010


El acercamiento de Brasil al régimen cada vez más aislado de Irán es algo que deja perpleja a buena parte de la comunidad internacional. Circulan varias teorías al respecto, algunas de ellas bastante preocupantes.

Recientemente, cuando la tradicionalmente cauta Agencia Internacional de Energía Atómica de Naciones Unidas concluyó finalmente que Irán podía estar desarrollando un arma nuclear, y hasta Rusia empezó a tomar distancia de Irán, Brasil anunció que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva no cambiará sus planes de visitar Irán el 15 de mayo.


Brasil, una de las potencias mundiales emergentes, le dará así un manto de legitimidad a un régimen que, además de desobedecer los acuerdos internacionales sobre energía nuclear, es considerado por gran parte del mundo como uno de los principales estados que promueven el terrorismo. Para el gobernante iraní Mahmoud Ahmadinejad, recibir a Lula en casa será un golpe publicitario caído del cielo.


Irán apoya a grupos terroristas como Hezbolá, y ha dicho públicamente que quiere borrar de la faz de la Tierra a un país cercano, Israel. Hasta el gobierno populista de Argentina, que normalmente se alinea con Brasil en temas de política exterior, ha acusado a Irán de haber participado en los atentados terroristas de Hezbolá en Buenos Aires en la década de 1990.


A fines del año pasado, Lula desconcertó al mundo cuando le dio una bienvenida de alfombra roja en Brasilia a Ahmadinejad. Con ese gesto, Brasil se convirtió en uno de los primeros países no radicales que aceptó a Ahmadinejad después de las polémicas elecciones del 12 de junio de 2009.


¿Por qué Brasil arriesga su reputación de buen ciudadano internacional coqueteando con un régimen opresivo que respalda el terrorismo? Entre las motivaciones más mencionadas: Por sueños de grandeza: Según esta teoría, el éxito económico de Brasil y la idea generalizada de que Brasil ya está -junto con China e India- en el club de las potencias mundiales emergentes se le han ido a la cabeza a Lula.


El presidente brasilero, que recientemente predijo que Brasil será la quinta economía mundial dentro de una década, quiere transmitir el mensaje de que su país es un nuevo actor global que hay que tomar en serio. ¿Qué mejor manera de concitar la atención mundial que desempeñar un rol en el mayor conflicto internacional del momento?


Por ilusiones diplomáticas: Lula, agrandado por su estatus de celebridad en su país y en el extranjero, podría estar tomándose en serio sus repetidos ofrecimientos de actuar como mediador en la crisis del Medio Oriente. Lula planea visitar Israel, la Autoridad Palestina y Jordania el 15 de marzo.


Mi Opinión : Aunque es difícil creer que Lula pueda resolver algo en el Medio Oriente -durante una visita reciente a los Emiratos Árabes Unidos y a Israel, no me crucé con una sola persona que me dijera que el presidente de Brasil tiene alguna posibilidad de triunfar en una misión en la que han fracasado poderosos mediadores estadounidenses, franceses y rusos-, es posible que Lula crea sinceramente que será capaz de hacer historia a nivel mundial.

Ahora, ¡todos con Chile!

Editorial

El Colombiano, Medellín

Febrero 28 de 2010


Las primeras luces del día dejaron al descubierto los devastadores efectos de un terremoto de 8,8 grados de intensidad en la región de Bío Bío, sur de Chile, con no menos de 214 muertos, 500 mil viviendas semidestruidas y daños incalculables en la red de carreteras del país austral, que ahora recibe a borbotones la solidaridad del mundo.


La madrugada fue frenética en buena parte del sur del Continente, pues el terremoto en Chile provocó un efecto dominó en la región. Argentina y Perú también sufrieron movimientos sísmicos de alta intensidad, con efectos aún por cuantificar y con registro de tres muertos en la zona de Salta, al norte del país gaucho.

Este "megasismo", como lo calificaron los científicos del Servicio Geológico de los Estados Unidos, fue similar al tsunami que ocurrió en Indonesia, en 2004, y provocó poco más de 226 mil muertos. El temblor de ayer se produjo cuando la placa de Nazca se deslizó bajo la placa de Sudamérica, con una generación colosal de energía lo que activó las alarmas en la región, en las costas de Hawai, Japón y Filipinas. México mantiene la alerta en las costas de Cancún.


A medida que los organismos de socorro chilenos avanzaban ayer en las labores de búsqueda y rescate, la comunidad internacional se unía para ofrecerles a la Presidenta Michelle Bachelet y al electo mandatario, Sebastián Piñera, toda la ayuda para superar esta emergencia. El gobierno declaró la zona afectada como área de desastre. En la capital, Santiago, y en varias ciudades importantes no había electricidad, se suspendió el suministro de gas y no hay comunicación por algunas vías carreteables. El aeropuerto internacional suspendió las operaciones.


El drama en Chile, tal como se siente aún con nuestros hermanos haitianos, vuelve a poner en evidencia que el daño que el hombre le ha infligido a la naturaleza hace rato rompió la armonía del planeta y las consecuencias son impredecibles. ¿Acaso necesitamos más pruebas de que lo del cambio climático amenaza con la supervivencia en la tierra?


Todo el espíritu de solidaridad que nos despierta ahora el drama de los chilenos y los haitianos no puede aletargar la necesidad urgente de revisar nuestros comportamientos frente al ambiente y adoptar todas las medidas de prevención y atención que mitiguen los daños de una eventual manifestación de la naturaleza.

Los enormes esfuerzos que ha hecho Chile para superar la pobreza e insertar al país en la economía mundial son baluartes que debemos preservar los latinoamericanos y es por eso que nuestra solidaridad y apoyo a los chilenos debe ser sin protagonismos ni cálculos políticos. También, que esta nueva tragedia, no desvíe la atención de la comunidad internacional sobre Haití, pues la situación humanitaria en el país caribeño sigue siendo catastrófica.

La unidad nacional que ofreció el electo presidente Piñera en Chile enfrenta ahora su más difícil examen, pero estamos seguros de que el liderazgo de sus gobernantes y sus ciudadanos pasará la dura prueba.

Gracias, señor Presidente

Jaime Liévano

Vanguardia Liberal, Bucaramanga

Febrero 28 de 2010

No me siento decepcionado por la decisión de la Corte ya que las razones por las cuales se cayó el referendo reeleccionista obedecen a errores de forma y no de fondo. No me siento decepcionado porque el país quiere al Presidente y reconoce en él lo más importante que le ha pasado a Colombia en los últimos tiempos. No me siento decepcionado porque pese a que no estará él como aspirante a la presidencia, sus ideas y ejemplos están en casi todos los candidatos y creo firmemente que quien habrá de sucederlo, será alguien que siga su derrotero y así lo hará sentir Colombia en pleno. Hoy más que nunca lo necesitamos, aceptando las decisiones de las Cortes y preparando una supervisión permanente de las políticas de Estado a través del inmenso poder que tiene su opinión. Si hay alguien capaz de aunar un partido político fuerte, con trascendencia en el tiempo y con disciplina de partido es él, llámese liberal, Uribista, de centro o como a bien tengan.

Gracias Señor Presidente por permitirnos volver a los campos y a pensar que los empresarios debemos buscar en el sector agropecuario el sitio natural y más noble para hacer las inversiones en busca de la seguridad alimentaria, el equilibrio entre el campo y la ciudad, la posesión pacifica del territorio nacional con una sola autoridad legítima representada en nuestras fuerzas armadas.

Gracias Señor Presidente por ver y actuar frente a la importancia de la infraestructura vial del país, y así en este país haya tanto contratista poco serio, sus resultados son evidentes y el plan de conectar el país con una mejor red viene dando resultados. Las dobles calzadas de las troncales mejorarán la movilidad y por ende los costos del transporte.

Gracias Señor Presidente por pensar que la salud debe dársele a todos los colombianos, y así se diga siempre que se puede hacer mejor, nunca sospechamos qué tantos colombianos especialmente de los estratos menos pudientes llegarán a acceder, como no lo han podido hacer países con mejores ingresos.

Gracias Señor Presidente por enseñarnos que por más difíciles que la circunstancias se presenten, una voluntad férrea como la suya puede más que el poder de unas bandas de malandrines, cualquiera que sea su origen y que la tenacidad debe acompañar siempre las ideas y las acciones para el logro de objetivos nobles.

Gracias Señor Presidente por defender con aplomo y tino la dignidad nacional, sin sometimiento a vociferaciones de vecinos que muy lejos están de buscar el bienestar de la región, y darles ejemplo con su actuar, cuando se ve cómo se atrasan en las condiciones de vida sus gentes contra el mejoramiento que hemos sentido los colombianos.

Gracias Señor Presidente por mostrarnos una mejor forma de hacer política y de participación ciudadana a través del diálogo directo con sus gentes en todos los rincones de Colombia, sacrificando cualquier oportunidad de descanso que no tuvo durante estos años. Lo menos que podemos hacer es esperar que quien lo suceda, tenga su acompañamiento y su consejo permanente. Ojalá que los colombianos hayamos aprendido la lección.

Solidarios con Chile

Editorial

El Mundo, Medellín

Febrero 28 de 2010

Chile es pionero en la regulación en materia de construcción de edificios a prueba de terremotos.

Avanzada la tarde de ayer el Gobierno chileno confirmaba la cifra de 214 muertos, pero había sitios a los que los organismos de socorro no habían logrado llegar y era incierto el número de heridos y desaparecidos bajo los escombros. La Oficina Nacional de Emergencia (Onemi) daba cifras provisionales de 400.000 damnificados, medio millón de viviendas con daños severos y un millón más seriamente afectadas.

El Gobierno chileno declaró “zona de catástrofe” a cinco regiones, además de la región metropolitana de Santiago, la capital del país. Una de las regiones más afectadas es la de Biobío y en especial su capital, Concepción, la segunda más poblada, con un millón de habitantes, cuya alcaldesa declaró en la mañana a medios radiales que el panorama era “dantesco”, que la ciudad estaba aislada porque dos de los puentes sobre el río Biobío que la conectan con el resto del país se cayeron, que carecían de agua y energía eléctrica, que varios edificios se habían derrumbado como “castillos de naipes” y que incluso la cárcel había quedado prácticamente en ruinas y de sus 200 reclusos no se sabía el paradero. Las ciudades de Talca y Valparaíso también resultaron gravemente afectadas.

El sismo, de 8,8 grados en la escala de Ritcher y un minuto de duración, también sacudió fuertemente a la capital, situada a más de 300 kilómetros del epicentro, ubicado por el Servicio Geológico de Estados Unidos a una profundidad de 55 kilómetros y a una distancia de 89 kilómetros al noreste de Concepción. Según la prensa local, la ciudad quedó sin servicio de energía eléctrica y de teléfonos; el aeropuerto internacional sufrió severos daños y debió cerrarse, en tanto resultó seriamente afectado el casco antiguo y algunos edificios emblemáticos como el palacio de Bellas Artes y la iglesia de la Providencia. Sin embargo, pese al estupor y a que las réplicas se multiplicaron a lo largo del día, en la tarde los santiagueños habían logrado restablecer casi en su totalidad los servicios públicos y la ciudad comenzaba a recobrar la calma.

Un breve repaso a las lecciones de geografía del bachillerato nos recuerda que Chile, a más de ser una estrecha franja de territorio a lo largo del Pacífico, coronada por montañas hasta de 6.000 metros de altura en la Cordillera de Los Andes, pertenece al “Círculo de fuego del Pacífico”, que bordea precisamente los países bañados por ese océano. Se llama así por ser la más extensa y una de las más activas zonas volcánicas del planeta y, por ende, una de las más sísmicas, tanto que se producen en ella cerca del 80% de los terremotos. En Sudamérica, Colombia comparte esa situación de riesgo con Chile, Perú y Ecuador, y hacia el norte con toda Centroamérica, Méjico, Estados Unidos y Canadá. Esa especie de “destino común” impuesto por la Naturaleza, fue lo que desató ayer el temor en la región tras la alerta del Centro de Advertencia de Tsunamis del Pacífico sobre la posibilidad de que lo sucedido en Chile pudiera desatar ese fenómeno de grandes oleajes sobre las costas tanto de Chile como de Perú y Ecuador: “Un terremoto de esta magnitud tiene el potencial para generar un tsunami destructivo que puede golpear las costas cercanas al epicentro en minutos y las lejanas, en horas”. La misma alerta fue emitida por el Gobierno de Estados Unidos, que la extendió a Colombia, región Antártica, Panamá, Costa Rica, toda América Central y la Polinesia francesa, pero a medida que pasaron las horas se fue reduciendo ese peligro y lo único que se registró fue la noticia de que una ola gigante había arrasado con la mitad de un pueblo en el archipiélago chileno de Juan Fernández, a 643 kilómetros de la costa.

En materia de movimientos telúricos Chile tiene una historia de tragedias difícilmente superada por otro país del mundo. En el siglo XIX fue sacudido por terremotos devastadores como el de 1822 en Valparaíso y el de 1835 en Concepción; en la década del 50 fue devastada por dos sismos la región de Caiapó; en agosto de 1868 y mayo de 1877, sendos maremotos devastaron Arica. En el siglo XX se cuentan más de 15 terremotos y en lo corrido de la presente centuria se completan seis con el del sábado. Como si eso fuera poco, Chile ostenta un récord que ningún país envidiaría: el más potente terremoto registrado en el mundo, de 9,5 grados Richter, y el peor de los últimos 150 años por sus consecuencias desastrosas, ocurrió el 22 de mayo de 1960, con epicentro en Valdivia y con una onda expansiva que extendió la destrucción hasta las provincias de Cautín, Osorno, Llanquihue y Chiloé. Pocas horas después, un tsunami devoró la costa valdiviana, donde mató a miles de personas y llegó hasta Hawai, donde causó 61 muertos, y luego a Filipinas, donde murieron otras 32.

Como no hay mal que por bien no venga, esa historia de desastres telúricos ha hecho del pueblo chileno el más educado en hábitos de prevención y atención, lo que llaman los expertos, una verdadera cultura sísmica. Chile es pionero en la regulación en materia de construcción de edificios a prueba de terremotos, así como en estrategias de prevención y evacuación y atención de víctimas. Eso no quiere decir que no necesite en estos momentos la solidaridad efectiva de Colombia y el mundo, que la han ofrecido generosamente, sólo que no en la medida y la intensidad que la necesitó y la necesita todavía Haití, donde el terremoto de enero, de bastante menor intensidad, produjo una devastación apocalíptica. Es el doloroso contraste entre el subdesarrollo y su rastra de pobreza absoluta, corrupción y desgobierno, y el progreso en todos los órdenes de un país como Chile, preparado para los peores embates de la naturaleza.