Por Edmundo López Gómez
No se traiciona a un partido, entonces, cuando se hace parte de una alianza política. Es más, es un mecanismo absolutamente legítimo, autorizado en todos los estatutos de los partidos organizados democráticamente.
Resulta, entonces, un despropósito encontrar concordancias entre alianzas y traiciones.
Pero así como se pretenden formar alianzas contra el presidente Uribe y sus políticas, también se han propuesto otras para respaldar al Presidente y su obra de gobierno.
En Córdoba hemos propuesto una alianza de “Liberales con Uribe” y, con ese nombre, hemos fundado un movimiento que le da entidad política a esa tendencia. Y como responsables de esa propuesta, la hemos sustentado sobre la conveniencia nacional de llegar a acuerdos sobre lo fundamental con el Gobierno; por la situación delicada que se creará, con ocasión de la crisis económica mundial; situación que exige la búsqueda de consensos patrióticos y no de enfrentamientos estériles. Y, de contera, se convierte en la mejor estrategia para el liberalismo a partir de la coalición con el gobierno del presidente Uribe, con el fin de convertirnos en alternativa de poder en las elecciones presidenciales del 2014.
Contrariamente, el ex presidente Gaviria se encuentra en el camino de llevar al Partido Liberal a otra derrota en el 2010; así el Polo lo acepte como candidato interpartidista (que es lo que parece buscar), para enfrentar al Presidente Uribe o a quien este llegue a respaldar en caso de no presentar su nombre a la reelección.
¡Las encuestas de opinión, señor ex presidente Gaviria, no lo muestran ni remotamente como candidato triunfante! ¡No se equivoque, ilustre ex presidente! ¡No conduzca al Partido a otra derrota!
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