miércoles, 20 de mayo de 2009

Alianzas y traiciones

Por Edmundo López Gómez

El Universal, Cartagena

Mayo 19 de 2009

Resulta una falacia decir que cuando se hacen alianzas políticas, los partidos y movimientos políticos renuncian a sus propias ideas. Proviene esa apreciación de personas desinformadas, con escasa cultura política, anclados acaso en un pasado infecundo cuando el sectarismo hizo de las suyas.

Reflexión que hacemos porque hemos escuchado por estos días la opinión de un periodista en el sentido de que las alianzas propuestas como la de Liberales contra Uribe o de liberales con Uribe, para poner algunos ejemplos, significarían una contradicción ideológica de los partidos o movimientos que hacen las respectivas propuestas, cuando en uno y otro caso se trata de acordar estrategias de cara a la toma del poder, que es el objetivo alrededor del cual se mueven los intereses políticos en todos los países del mundo.

Ayer no más la prensa traía la noticia de que Carlos Gaviria, hombre de izquierda, presidente del PDA, proponía una alianza al otro Gaviria (César, el privatizador), presidente de PLC, quien se encuentra en el otro “polo” de sus ideas, para oponerse a la reelección del presidente Uribe, acaso para buscar un candidato que se le pueda oponer al mandatario de los colombianos, o eventualmente, a quien represente sus políticas si no llegare a presentar su nombre en las próximas elecciones presidenciales.

 

No se traiciona a un partido, entonces, cuando se hace parte de una alianza política. Es más, es un mecanismo absolutamente legítimo, autorizado en todos los estatutos de los partidos organizados democráticamente.

 

Resulta, entonces, un despropósito encontrar concordancias entre alianzas y traiciones.

 

Pero así como se pretenden formar alianzas contra el presidente Uribe y sus políticas, también se han propuesto otras para respaldar al Presidente y su obra de gobierno.

 

En Córdoba hemos propuesto una alianza de “Liberales con Uribe” y, con ese nombre, hemos fundado un movimiento que le da entidad política a esa tendencia. Y como responsables de esa propuesta, la hemos sustentado sobre la conveniencia nacional de llegar a acuerdos sobre lo fundamental con el Gobierno; por la situación delicada que se creará, con ocasión de la crisis económica mundial; situación que exige la búsqueda de consensos patrióticos y no de enfrentamientos estériles. Y, de contera, se convierte en la mejor estrategia para el liberalismo a partir de la coalición con el gobierno del presidente Uribe, con el fin de convertirnos en alternativa de poder en las elecciones presidenciales del 2014.

 

Contrariamente, el ex presidente Gaviria se encuentra en el camino de llevar al Partido Liberal a otra derrota en el 2010; así el Polo lo acepte como candidato interpartidista (que es lo que parece buscar), para enfrentar al Presidente Uribe o a quien este llegue a respaldar en caso de no presentar su nombre a la reelección.

 

¡Las encuestas de opinión, señor ex presidente Gaviria, no lo muestran ni remotamente como candidato triunfante! ¡No se equivoque, ilustre ex presidente! ¡No conduzca al Partido a otra derrota!



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