miércoles, 27 de mayo de 2009

De Núñez a Uribe

Por Alberto Velásquez M.

El Colombiano, Medellín

Mayo 27 de 2009

Paradójicamente, dándole la espalda a la estatua de Rafael Núñez -el colombiano más veces elegido presidente de la República en cerca de 200 años de historia republicana- aparecieron, en gigantesca fotografía, los quíntuples de personajes independientes que se oponen a la segunda reelección del presidente Uribe.

En tanto Núñez -el padre de la Regeneración, cuatro veces presidente-, cuidaba la retaguardia de los cinco mosqueteros, estos colocaban la primera piedra para levantar el edificio en donde se albergarían todos los movimientos antirreeleccionistas, distintos sí al rabioso frente antiuribista que promueven los dos gavirias, el de Pereira y el antioqueño.

Indudablemente que el país se ha polarizado sobre el tema de la reelección. Corrillos que se agitan por las dudas e incertidumbres planteadas por el mismo Uribe entre el ser y el deber ser de su aspiración y responsabilidad.

Diversos argumentos filosóficos, ideológicos, políticos, de conveniencias nacionales e internacionales, afloran para oponerse o auspiciar tal pretensión. Es un tema del cual se ocupan, no sólo toda clase de analistas, legos o doctos y autodidactas en derecho constitucional, sino hasta ociosos como el ex presidente Pastrana, si aceptamos el calificativo que airadamente le puso el presidente de la Corte Constitucional para responder las alusiones de presunto prevaricato que el simpático ex mandatario azul pronosticó para el fallo por parte de el alto tribunal de justicia.

Todo esto hace parte del elenco y la comedia con que se redacta y se agita el libreto del tema de la reelección.

En este debate han tomado parte diversos medios de comunicación internacional. Quienes combaten la reelección están dichosos por las glosas que a la reforma a la Carta han hecho influyentes revistas como The Economist de Londres y el diario Washington Post de la capital gringa. Otros echan mano de algunos columnistas del El País de Madrid, en donde aún elogian la intervención de Uribe ante un grupo de empresarios españoles, disertación que despertó el apoyo de estos inversionistas para que siga siendo por cuatro años más el inquilino de la casa de Nariño.

El país se ocupa de la reelección con la pasión que aquí despiertan los debates políticos, soslayando los problemas económicos, sociales y los efectos de la crisis financiera internacional que dejan ver sus escombros sobre la piel del país. Las instituciones del Estado se conmueven por los roces continuos entre ellas, muchas veces estimulados por quienes desde determinados medios escritos, radiales y televisivos, violan reservas sumariales -para ahondar en el caos- y publican grabaciones ilegales, atropellando normas que protegen el derecho a la intimidad y al buen nombre.

Núñez, en su imponente estatua, mientras vigila desde el Capitolio el debate de los conciliadores de la reelección, sirvió de espaldar a los fotogénicos activistas del sindicato de independientes antirreeleccionistas.

Debe sonreírse -el escéptico solitario de El Cabrero- del forzado matrimonio civil de estos protagonistas. Unión que no sabemos si será tan duradera y estable, como la que tuvo el más veces elegido y reelegido presidente cartagenero, con Soledad Román, allá en sus cálidos retozos caribeños.

 

 

No hay comentarios: