sábado, 23 de mayo de 2009

"Una encrucijada del alma"

Editorial

El Colombiano, Medellín

Mayo 23 de 2009

Le conviene a Colombia la reelección inmediata de quien ejerza la presidencia, independientemente de la persona que esté en tan alta dignidad? Creemos que sí. Que en efecto le conviene, porque es el pueblo el que decide premiar con un voto a favor a quien ha hecho bien su tarea, y castigar al que no la ha hecho con juicio, rigor y apego a la ley.

Estudiando sobre los regímenes parlamentarios o presidencialistas, encontramos curiosidades dignas de análisis: El Salvador, Guatemala, Honduras, México y Paraguay prohíben absolutamente la reelección presidencial. Estos países no se caracterizan, precisamente, por tener democracias fuertes.

Otros, como Chile y Costa Rica, permiten más de una elección a la Primera Magistratura, pero no la reelección inmediata. Brasil, Francia y Estados Unidos autorizan la reelección presidencial inmediata, pero prohíben la indefinida.

Naciones democráticas que tienen Jefes de Gobierno, como España, Suecia, Suiza, El Reino Unido, Canadá, Bélgica, Australia, Los Países Bajos, Dinamarca y Noruega, autorizan la reelección inmediata y por varios períodos. Baste recordar que Felipe González del Partido Socialista Obrero Español, PSOE, gobernó el país ibérico 14 años, entre 1982 y 1996. Con este somero resumen de la llamada geopolítica intentamos demostrar que cada coyuntura y cada paso son únicos, y que no le temen a la reelección naciones maduras desde la perspectiva de la auténtica democracia.

Aterrizando en Colombia y en las declaraciones de Álvaro Uribe antenoche, nos preguntamos: ¿Le conviene al Presidente la reelección en 2010? ¿Le conviene al país? ¿Podría Uribe salir ahora a decir rotundamente que no va, cuando el Congreso de la República debate la aprobación del referendo que permitiría su segunda reelección consecutiva, iniciativa avalada por 3.8 millones de firmas?

Vamos por partes. Uribe dijo que está en una encrucijada del alma. Para él y su familia es un inmenso sacrificio. No lo juzgan así, quienes tienen ansias de poder porque éste engolosina. Esos no se dan cuenta de los costos que tiene un cargo público, si se ejerce con decencia, honestidad, buena fe y ánimo de servir. Ejercer el poder como debe ser, es una carga pesada y conlleva costos y dolores que dejan huella. Esos no se dan cuenta de que hay que desarrollar piel de cocodrilo para no perder el buen juicio, no dejarse halagar por los áulicos; ni atacar por quienes mantienen una especie de odio visceral y se oponen con argumentos casi siempre deleznables, sin piso ni polo a tierra.

¿Le conviene a Colombia la reelección en general y la de Uribe en particular? Un estudioso francés a quien visitamos hace poco nos puso a pensar. Decía que es posible que el país necesite consolidar su seguridad democrática, poniendo énfasis en la inversión social con el compromiso de todos los sectores de buena voluntad, no sólo del Gobierno.

Hay Estados, como Colombia, con democracias todavía frágiles; con serias amenazas internas y externas, de naciones vecinas y no tan vecinas, y hasta de los corredores de Palacio; donde en general cada gobernante quiere borrar lo bueno que hizo su antecesor, y cierta oposición se ejerce con inmadurez primitiva, no propone sino que opone, no construye lo nuevo sobre lo antiguo que merezca ser mantenido sino que destruye sin medir las consecuencias dañinas para el bien común.

Entonces, si el referendo pasa en el Congreso, el Presidente Uribe muy seguramente sometería su nombre al voto popular. Su gestión de gobierno es su campaña. La decisión la tendría el Constituyente Primario. Así es, por ejemplo, en España. Recordemos a Felipe González. Si el referendo no pasa, ojalá resulte un candidato que se comprometa seriamente, sin promeserismo electorero a seguir las políticas de la seguridad democrática, la cohesión social y la confianza inversionista.

 

 

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