martes, 26 de mayo de 2009

El maestro Escalona

Por Álvaro Valencia Tovar

El Colombiano, Medellín

Mayo 26 de 2009

El popular Rafa Escalona, apocopado su nombre, como es costumbre muy costeña, fue un extraordinario exponente de un sentir que vibra en la música, hace del acordeón una magia interpretativa de la alegría, la nostalgia, la picardía sonriente de quienes habitan el Valle de Upar.

Sin tocar instrumento alguno, su rica vena poética halló maneras de transformar en canciones capítulos risueños, melancólicos, burlones, satíricos o profundamente sentimentales del acontecer comarcano.

La Sociedad de Autores y Compositores, Sayco, tuvo en él un servidor generoso y un reservado, modesto y eficaz dirigente.

Vine a conocerlo y apreciar sus nobles condiciones humanas con motivo de la dura competencia establecida entre dicha Sociedad y la de Autores y Productores, Acinpro. Las dos competían a muerte por el recaudo de los derechos de autor, con evidente perjuicio para sus respectivos integrantes.

Jaime R. Echavarría, otro exponente grandioso de la música colombiana -andina en su caso- me contactó para buscar un acuerdo entre las dos organizaciones, a las cuales pertenecía.

Surgió la idea de constituir un organismo con representación de las dos entidades, que organizara los recaudos a nivel nacional, y a la vez fuera un punto de encuentro para mejorar la situación de autores y compositores.

Rafa Escalona y Jorge Villamil compartieron con entusiasmo la idea y se formó el Consejo Directivo de la organización Sayco-Acinpro. Estos dos por la primera y Jaime R., con el abogado Guillermo Zea Fernández, experto en derechos de autor, por la segunda, me eligieron de común acuerdo para presidir el Consejo.

Retirado pocos meses antes del Ejército, me atrajo la idea de prestar un importante servicio social a nuestros músicos. En Carlos Vasco, antioqueño como Zea y Jaime R., hallamos un formidable organizador que logró crear entidades recaudadoras a nivel departamental y la asociación armónica de las dos entidades gremiales no tardó en producir resultados tangibles, tanto en el monto creciente de los recaudos y su distribución equitativa, como en diversos beneficios para sus integrantes.

De allí se desprendió una amistad que ha hecho de la desaparición de Rafa, una pena profunda.

Valoré en alto grado al amigo sincero e íntegro, al genio creador que dio al vallenato el impulso que lo remontaría a las alturas, donde Ada Luz habita en su Casa en el aire, sostenida por angelitos a falta de cimientos...

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