viernes, 22 de mayo de 2009

Documental de Holman Morris: en tierra de ciegos el tuerto es rey

Por Luis Alberto Villamarin Pulido *

www.luisvillamarin.co.nr

El Tiempo Blogs, Bogota

20 de Mayo 2009 

Por estos días, se anuncia con bombos y platillos que el próximo lunes 25 de mayo, History Channel presentará un documental acerca de las Farc como realidad histórica, elaborado por Holman Morris, personaje controversial y muy dado a exaltar las "bondades" revolucionarias de los terroristas. Que se sepa, nunca Morris ha cuestionado a las Farc por envenenar un acueducto municipal en el Cesar y otro en Pitalito-Huila. Nunca se ha escuchado a Morris, poner contra la pared al "camarada" Cano por los persistentes crímenes de lesa humanidad que cometen las Farc. Nunca se ha visto a Morris encarar a las Farc por la destrucción de humildes poblados. Tampoco los ha criticado por traficar coca, por secuestrar y torturar, como si lo han revelado los tres gringos, Ingrid, los dirigentes políticos liberados, los militares rescatados, etc.

A menudo circulan por Internet pruebas desgarradoras. Niños degollados, mujeres violadas por guerilleros de las Farc, testimonios de guerrilleras que desde la mas tierna edad fueron colchones de los camaradas del Secretariado y los cabecillas de las cuadrillas, fotos de mascares, relatos de la terrible justicia revolucionaria interna, y mil cosas más, que reflejan el sadismo del terrorismo comunista. Sin embargo, para el señor Morris, los únicos casos que requieren difusión, son las barbaridades cometidas por otros hampones iguales de matones a las Farc, es decir los mal llamados paramilitares. Perseverante en sus propósitos, Morris presenta los hechos con sesgo maquiavélico, enfocado a vincular a toda la institución militar y al gobierno Uribe con criminales de baja estofa, financiados inclusive por quienes en público se  rasgan las vestiduras y osan de ser moralistas. Esta posición coincide por extrañas circunstancias, con el planteamiento fariano de desprestigiar a Uribe, impulsar un gobierno de transición finanaciado por mi comandante Chavez y defendido a capa y espada, por los autodenominados Colombianos por la Paz. 

Pero nunca se escucha que Morris sea sensato y reconozca, que la mayor parte de los mal llamados paramilitares, son terroristas que desertaron de las Farc, el Eln y el Epl, grupos delictivos que les enseñaron a matar sin compasión, a secuestrar, a robar, a traficar con coca, a destruir poblados, a extorsionar, a desterrar campesinos de sus parcelas, a robarles las propiedades a los labriegos, etc. etc, pero que no les pagaban sueldo, mientras que los bandidos de las AUC si les ofrecían una paga. Por eso los "paras" pasan de un grupo "izquierdista" a uno "derechista", como si fuera la transferencia de un futbolista de un club a otro, no obstante históricas rivalidades. Por el contrario, Morris al igual que los Colombianos por la Paz, hacen eco de la existencia de un conflicto, según ellos originado por lo que Tirofijo decia: el robo de unas gallinitas y unos marranitos. Pero unos y otros se hacen los de la vista gorda con la realidad del asunto.

El conflicto armado existe en Colombia, porque el Partido Comunista Colombiano quiere tomarse el poder por medio de la combinación de todas las formas de lucha, para imponer una dictadura totalitaria similar a la cubana, integrada al proyecto socialista de Chávez, Lula, Correa, Morales, Ortega y otros gobernantes izquierdistas del continente, en cumplimiento de los lineamientos del Foro de Sao Paulo. A los camaradas del PCC, no les interesan los pobres como dicen en sus panfleatrios escritos, pues en verdad tampoco los representan. Las Farc se autodenominan Ejército del Pueblo, pero son los primeros enemigos de los campesinos. Valdría la pena que la Fiscalía General de la Nación condensara en un solo despacho de instrucción, todas las investigaciones por los homicidios perpetrados por las Farc contra el campesinado y de seguro que el resultado arrojaría que en Colombia, los miembros del brazo armado de los camaradas, han perpetrado un arrasador genocidio contra el campesinado. Pero, de eso nunca hablan ni Morris, ni los que se dicen ser colombianos por la paz.

Hay algo más. La persistente preocupación de cualquier colombiano del común, que quiere ver la nación en paz y en franco desarrollo socioeconómico alejado de las anquilosadas ideas marxistas: ¿Dónde está la Cancillería?...¿Cuál es la venta de la imagen del país que hacen los cónsules, los embajadores, los plenipotenciarios y toda esa pléyade de "doctores" y "doctoras", que gana sueldos en euros, dólares o libras esterlinas, mientras las Farc y sus difusores se mueven en sus "barbas" como pez en el agua?  ¿Habrá llamado alguna vez el presidente Uribe al canciller de turno y con cuantificada nómina en mano, le habrá preguntado, ¿cúal es la relación costo-beneficio de esa burocracia costosa para el exiguo fisco nacional, e improductiva para defender la imagen de Colombia o, por lo menos impedir que los terroristas y sus propagandistas, lleguen primero a los escenarios de difusión informativa?...

Si no lo ha hecho, es hora que lel presidente Uribe y su sui generis Vice, se pellizquen y metan en cintura a todos estos burócratas que "trabajan" de lunes a viernes; que solo atienden hasta la una de la tarde en las oficinas consulares, que descansan tanto los festivos colombianos como los del país donde laboran, que nunca tienen acercamiento efectivo con las comunidades colombianas en el exilio; diferente a "politiquear" como hizo Noemí en Madrid y hace ahora en Londres, o a conjugar el verbo estar, para dedicarse a sus actividades particulares, en las cuales si son muy eficientes. Por estas y muchas razones, es que hemos sostenido y reiteramos, que la Cancilleria colombiana aún está en pañales frente a la audacia estratégica y política del Frente Internacional de las Farc. No se nos puede olvidar a Sara la sindicalista de Fensuagro, con cara de "yo no fui", que logró vincular hasta un sindicato de educadores del Canadá, para que esa organización girara dinero a los terroristas; o a otro bandido alias Juan que tiene la facilidad de contactarse con la primera autoridad suiza; o a un cura delincuente que vive a sus anchas en el Brasil y tiene línea directa con Lula. Y mucho mas.

Pero además del "sablazo" fariano contra la Cancillería, también hay otro contra los medios de comunicación. Preguntamos porqué por ejemplo, los periodistas que con mucha prontitud y exagerado despliegue publicitario, presentaron el video de la Operación Jaque en aras de lograr premios periodísticos sin importar el daño que hacían al país, nunca han tenido esa imaginación y esa audacia de Morris para llegar a Histrory Channel a presentar la verdad de lo que sucede en Colombia, pues en este caso Morris pretende llevar a las Farc al pináculo de la celebridad, en un medio televisivo muy popular en el planeta. La razón es sencilla en ambos casos. Y coincide con la politiquería que hay detrás de la próxima elección presidencial. Al fin y al cabo ni a muchos diplomáticos, ni a muchos periodistas les importa lo que pueda pasar con Colombia. Solo que puedan ganar ellos, eso si enfrascados en una rapiña voraz. Bravucones aquí y agachados en el exterior. Quizás esto se derive en otra verdad de a puño: Hay un célebre locutor que por sus cualidades hubiera sido el jefe de prensa ideal de Pastrana. Mientras orienta o tal vez desorienta la opinión pública, vive con la mente en escenarios ampulosos y el cuerpo en los sitios ligth de Bogotá. Y pensar que este señor es el decano de la opinión dentro de los medios.

Entre tanto, los demás priodistas parecen estar inmersos en una indescriptible guerra interna de posicionamientos publicitarios. Por ende, los politiqueros corruptos, los demagogos, y los avivatos sacan ventaja de ese vergonzoso cuadro de descrédito nacional. Parece ser también, que nadie se diera cuenta que el documental de Morris, los contactos de colombianos por la paz  con los congresistas demócratas estadounidenses, la "llamada telefónica de apenas cinco minuticos" a monseñor Castrillón, la "buena voluntad" de Lula, la "generosa oferta" de la dictadura cubana para recibir a Moncayo, las payasadas reticentes de Correa, y la "amistad" de Chávez hacia Uribe, son elementos constitutivos, del mismo complot que se destapó con los computadores de Reyes. Pero claro, la imagen de Colombia en el exterior no mejorará, mientras no haya embajadores y cónsules de carrera, mientras no regresemos a la educación cívica y la historia patria en las aulas, mientras no haya identidad nacional derivada de objetivos nacionales. 

Por la inexistencia de metas estratégicas definidas a nivel nacional, tampoco hay estrategias concisas ni compromiso de los burócratas que nos representan en el exterior, quienes siguen convencidos que por laborar un horario muy breve y de vez en cuando hacer un consulado móvil, o asistir a un acto protocolario en representación del gobierno colombiano, su actividad es ingente y de remate los colombianos que pagamos impuestos para sostenerlos en esos cargos, les debemos mucho por ese "enorme sacrificio por la patria". Tampoco mejorará la imagen, mientras la mezquindad y el ansia de galardones del gremio afecten al inmediatismo periodístico. Un periodismo alejado de los intereses nacionales y del sustento científico de la investigación metodológica, o por lo menos de la comprensión conjunta del problema del narcoterrorismo comunista y sus alcances políticos estratégicos, solo sirve para que en tierra de ciegos el tuerto sea el rey. Y eso es lo que hace Holman Morris en favor del proyecto político fariano. Es un rey en medio de todos los tuertos. La diferencia es sencilla. Morris está inmerso en un proyecto con visión estratégica continental contra Colombia. Entretanto, los demás están enmarcados dentro de  cauces egoístas y colmados de intrigas, para sobrevivir entre la mediocridad.

*  Analista de Asuntos estratégicos

 

 

 

 

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