Mayo 25 de 2009
Esta podría parecer una ‘columna trasnochada’ porque el Museo del Caribe fue inaugurado hace ya mas de un mes, pero no es así, porque es ahora, cuando empezamos a tomar conciencia del significado e importancia de esta maravillosa obra enclavada en el alma del Parque Cultural. Entonces hay que pasar de la emoción a la acción.
Eso efectivamente, es lo que está pasando: nuestra esencia Caribe recogida en cinco salas y 6 pisos, ha pasado a ser para Barranquilla, el Atlántico y
Lo que están haciendo operadores del sector turístico, empresarios hoteleros, restaurantes y sitios de diversión, es crear y presentar un nuevo producto, atractivo para el cercano entorno y para todo el país. Por eso en pocas horas en Santa Marta, durante el Congreso de Agencias de Viajes, el Parque Cultural de Caribe y su palpitante corazón: el Museo, serán objeto de proyección y trabajo. Allí se ratificará que Barranquilla tiene y ofrece todo en un mismo lugar.
Es el momento de hacer un llamado a los educadores y a quienes diseñan las políticas oficiales en la materia, para que como una gran ola, el Caribe de todo abrazo al Parque. Fue un sueño que hoy es una realidad colectiva. Hay que reconocer que la ingeniera industrial, Janeth Osorio, cuando fue funcionaria de Planeación Nacional, defendió en las altas esferas del gobierno esta obra. De igual manera, a la experta en planificación urbana, Carmen Arévalo, que como Directora del Parque debe tener el reconocimiento y apoyo de todos, como ya lo tiene del Gobierno Nacional y del país.
Hace ya un mes largo, durante la reunión de Ministros de Turismo del Caribe, 25 países conocieron de esta majestuosa obra que se alza altiva, con una sabia mezcla de tecnología de punta y magia Caribe.
Ahora debemos apropiarnos del Museo y encontrar que no está lleno de avisos que dicen: ¡Silencio! o ¡No tocar!, sino de naturaleza, tradiciones, gente, etnias, acción, cosmología, expresión, ecosistemas, costumbres, historia. Descubrir que allí caben el fuelle del acordeón, un decimero, el porro, Carnaval, el grito de un vaquero, canción de un campesino, el sonido de la chichamaya, el del mar en un acantilado, el sabor de la sal y la guayaba. ¡En fin, todo lo que es este Caribe!
El Parque Cultural, en esa zona que creíamos perdida por la desidia, la falta de autoridad y de compromiso ciudadano, abre ahora sus alas como una macondiana mariposa amarilla, para brindarnos satisfacciones, emociones y oportunidades. Hacer pedagogía a partir de lo ancestral y cultura con nuestras raíces, se palpan en esa agitado y ahora emblemático punto de Barranquilla, para que los gobernantes de turno y los que vengan, se luzcan construyendo Patria. Tenemos un punto de partida para seguir rescatando el Centro Histórico de Barranquilla, erradicar a los vándalos del Paseo de Bolívar y asumir el reto de tener muy pronto El Centro de Convenciones y Ferias, que así como el Parque es del Caribe, deberá ser bautizado ‘Puerta de Oro’. Haremos justicia y seremos coherentes con el papel que la capital del Atlántico reasume en el contexto nacional.
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