viernes, 22 de mayo de 2009

Pacto de conveniencia

Por Eduardo Herrera Berbel*

El Colombiano, Medellín

Mayo 22 de 2009

Este espacio de opinión denominado Sin pausa, ha llegado a sus primeros cinco años en la página editorial de esta apreciada casa periodística. Por esta razón, deseo expresar a sus directivos mis agradecimientos más sinceros.

De igual forma, quiero manifestar a mis lectores, que esta oportunidad ha representado para mí un ejercicio intelectual maravilloso y una experiencia sin igual. En efecto, la transición de columnista recluta a la de aprendiz próximo a graduarse en el pregrado, con una columna que ahora será quincenal, ha sido un proceso personal enriquecedor, desde pensar públicamente sobre temas de seguridad y paz, establecer una comunicación con los apreciados lectores y recibir sus críticas y mensajes estimulantes.

Después de esta breve introducción, hablaremos sobre el pacto de conveniencia, tema de esta columna, no sin antes analizar el balance del intercambio epistolar de los Colombianos y Colombianas por la Paz (CCP), con las Farc y el Eln. Después de seis meses desde su inicio, encontramos que se han conocido nueve comunicaciones así: cuatro de los CCP, tres de las Farc y dos del Eln, con un intervalo promedio de 45 días, a partir de 2009. Como cabezas visibles del intercambio epistolar, se identifican a Piedad Córdoba y Alfonso Cano; se aprecia un mayor contenido ideológico y algunas cosmovisiones políticas en la posición de las Farc; y se muestra un Eln más conciso, pero con menos reflexión política y más retórica revolucionaria.

Cabe anotar también que las comunicaciones han ido cambiando de acuerdo con las condiciones políticas y la beligerancia armada del momento.

Las Farc han ofrecido un gesto unilateral en casi todas sus misivas, y liberaron a cinco de sus secuestrados.

Por su parte, el Eln deja entrever las dudas de siempre, con relación al acuerdo base, la verificación y localización de sus estructuras durante un cese de hostilidades. Ambos grupos guerrilleros desconocen al Gobierno nacional, pretenden entronizar a los CCP como su interlocutor válido, y abrir espacios que les permitan construir un escenario internacional con presión política externa.

En su primer documento conocido, el nuevo liderazgo de las Farc en cabeza de Cano, imparte instrucciones a sus estructuras para concretar alianzas y coaligar esfuerzos con el Eln. En consecuencia, no se puede descartar que de estas alianzas coyunturales nazca un pacto de conveniencia mutua, frente a los planteamientos comunes hechos a los CCP.

La reelección y la seguridad son los ejes transversales en el inicio de esta campaña política. Todavía no se han podido decantar una agenda sobre la paz y un posible acuerdo humanitario. De donde se desprende que el escenario Farc-Eln-CCP puede convertirse en la búsqueda para consolidar una agenda de mínimos que se convierta en un tema de oposición política a la seguridad democrática.

Con todo, quedan algunas cartas por jugar por parte de los CCP. Una de ellas es el papel que puedan cumplir los congresistas estadounidenses para abrir espacios que permitan avanzar en el diseño de un acuerdo humanitario con acompañamiento internacional.

Se podría colegir entonces que para las Farc y el Eln es más importante en la actualidad, anteponer al principio de aceleración que impone el Gobierno con el Salto Estratégico, la lentitud de su asimetría en la confrontación, con el soporte de una estrategia política que busca humanizar y regularizar la guerra, pero no acabarla.

* Mayor General (r), Ejército Nacional

 

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