viernes, 22 de mayo de 2009

Las pataletas de la oposición

Por Jorge Enrique Pava Quiceno

La Patria, Manizales

Mayo 22 de 2009


¡Sí! La democracia es la dictadura de las mayorías. Y serán esas mayorías las que determinen quién será el próximo presidente de Colombia cuando, en las urnas, así lo manden. 


Como estaba previsto, se aprobó con aplastantes mayorías en el Senado de la República el proyecto de ley llamado reeleccionista, que le abre las posibilidades al presidente Uribe para aspirar a un tercer mandato. Y aunque faltan aún dos trámites adicionales, lo más seguro es que tengamos nuevamente a Álvaro Uribe
como candidato a finales de este año. 


Pero lo curioso (y hasta agradable) fue ver las pataletas de los senadores de la oposición quienes, impotentes y desesperados, se dedicaron a lanzar diatribas en contra del Gobierno Nacional, en actitudes pueriles que se asemejan a esos berrinches de niños mimados a quienes no se les da gusto en sus pedidos. Y como complemento, después de proferir amenazas en el sentido de que saldrán a las calles a hacerle oposición y que movilizarán las masas en contra de Uribe, se retiraron del recinto dejando aún más marcada la evidencia de la voluntad mayoritaria de los senadores al conseguir una votación de 62 a favor y cinco en contra del proyecto. 


Aducía la oposición que la aprobación de este proyecto era un acto antidemocrático, abusivo y corrupto. Como si no hubiera sido un proyecto que tuvo que surtir los trámites constitucionales dentro del Congreso y someterse a ocho votaciones en las diferentes cámaras y comisiones, y que tendrá que pasar por la conciliación entre Cámara y Senado para terminar con la revisión de la Corte Constitucional. ¿Quieren más? 


En el fondo, el gran problema es que la oposición colombiana, fundamentada en un Partido Liberal caduco, cuyas máximas cabezas sufren la orfandad del poder -y en el caso específico de César Gaviria, el desespero por no haber podido brillar en su presidencia como sí lo hace Uribe-, y en el PDA con su discurso comunistoide que se dedica a negarse a todo sin proponer nada, es que cuando dicen defender la democracia saben que se tienen que atener a ella; y, en este caso, esa democracia los aplastó y saben que sus alas fueron auto recortadas por esa actitud de odio y revancha. 


Pero aducen además que se sienten en una dictadura. ¡Claro! ¿Acaso la democracia no es la dictadura de las mayorías? Lo que pasa es que después de haber saboreado las mieles del poder y haber abusado de él durante años como lo hicieron quienes dominaron el país cuando el Partido Liberal se sentía su dueño, no se resignan aún a que exista un relevo político y a que hoy se estén encontrando las soluciones del país sin contar con su apoyo. Y tampoco se resignan a verse desplazados y confinados a un rincón, producto de sus desaciertos históricos y de sus erróneos comportamientos actuales. 


Y ni qué decir del PDA. En sus entrañas conviven desde quienes han buscado el poder a través de las armas, hasta quienes se aprovechan de las necesidades ajenas para mantener una relevancia nacional. Y en su labor de oposición, han acudido a medidas desesperadas llevándose al traste la imagen del país en el exterior y convirtiéndonos en unos parias internacionales por medio de falacias perversas. 
¿Y estos son quienes saldrán a oponerse a una nueva reelección? ¿Son quienes pretenden movilizar grandes masas para evitar que Álvaro Uribe siga ocupando la presidencia? Pues no puede haber mejor noticia para el uribismo, ya que el desprestigio nacional que se ha ganado la oposición, antes que quitarle votos le suma, pues el pueblo ya no está revestido de esa estulticia que solían utilizar los politiqueros para mantenerse en el poder y, por el contrario, hoy se cuestiona, se revela y protesta, pero no tirando piedras ni saqueando almacenes, sino mediante el voto consciente; ese mismo voto que ha elegido a Uribe durante dos períodos consecutivos. 


¡Sí! La democracia es la dictadura de las mayorías. Y serán esas mayorías las que determinen quién será el próximo presidente de Colombia cuando, en las urnas, así lo manden. Falta aún un trecho largo para lograr otra reelección, pues lo que se aprobó esta semana es sólo el inicio de las posibilidades de que el presidente Uribe pueda postular nuevamente su nombre. Pero en ese camino hacia la reelección somos más los colombianos conscientes de las bondades de continuar con un gobierno que ha sabido cambiar el rumbo del país y que ha sabido enfrentar a los enemigos de la patria con estoicismo y valentía, que aquellos que quieren apoderarse nuevamente de Colombia para volverlo a desangrar. ¡Y que sigan con sus pataletas! 


* * * 
Aparte de todo, qué bueno fuera que hubiera candidatos honestos de todas las vertientes y que el debate electoral se viera enriquecido con la altura de una competencia digna. Ya en la palestra está el ex canciller Fernando Araújo quien está dispuesto a enfrentársele a quien le salga; es un hombre lleno de bondad, de desprendimiento y de limpieza espiritual. Basta con oírlo para encontrar un ser que, a pesar de haber sufrido las vicisitudes de la violencia de este país, no conserva ni un ápice de resentimiento ni odio. Mucho deberían aprender los demás políticos de un hombre como este que puede mirar a los ojos sin reatos y puede andar con la frente en alto sin temores. 


Otrosí: ¿qué podrá decir Félix de Bedout de la foto que está circulando por la Web donde aparece en compañía fraternal de David Murcia Guzmán? ¡Quisiéramos oír a ese adalid de la moral dando explicaciones a los mismos oyentes ante quienes ha destruido a sus innumerables víctimas! 

 

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