miércoles, 28 de octubre de 2009

Justicia para AIS

José Félix Lafaurie Rivera

El Nuevo Siglo, Bogotá

Octubre 28 de 2009



La forma como se viene criticando el programa Agro Ingreso Seguro (AIS) y los argumentos que se han esgrimido para desacreditarlo tienen, infortunadamente, muy poca evaluación socioeconómica y demasiado tinte de política preelectoral. Los juicios se han centrado en la entrega de recursos a familias adineradas del país -lo cual no constituye por sí misma un delito-, desviando la atención sobre el verdadero debate. Este último debe girar en torno de su impacto en términos de protección del ingreso de los productores ante las distorsiones derivadas de los mercados externos y el mejoramiento de la competitividad de todo el sector agropecuario nacional con ocasión de la internacionalización de la economía, que es el objeto de la Ley 1133 de 2007 mediante la cual se creó el AIS. No sobra dejar muy en claro, que lamentables y punibles irregularidades, como la parcelación de tierras para acceder a más recursos AIS, debe ser objeto de investigación, sanciones y ajustes al programa para evitar que se vuelvan a presentar.


La ganadería colombiana tiene mucho que agradecerle al programa AIS. Hasta septiembre de este año se le habían asignado créditos con tasa DTF-2 puntos (Línea Especial de Crédito, LEC) por valor de $ 166 mil millones a 2.330 ganaderos, y se habían apalancado créditos por medio del Incentivo a la Capitalización Rural (ICR) por valor de $ 759 mil millones a 14.013 productores, con montos promedio de $ 73 y $ 54 millones, respectivamente. Son recursos que se han dirigido especialmente a pequeños y medianos ganaderos, y muy pocos a grandes ganaderos. En los dos primeros años de vigencia del programa AIS, sólo se presentaron 21 créditos para este último segmento, con un valor promedio inferior a $ 2.000 millones, eso sí, ceñidos a un riguroso análisis de viabilidad técnica y financiera.


Si detrás de las denuncias que tanto han difundido los medios de comunicación hubiera verdadera conciencia de país y conocimiento integral del sector agropecuario, la evaluación tendría que incluir otras iniciativas apalancadas con los recursos AIS, como el Incentivo a la Asistencia Técnica, IAT, mediante el cual se ha beneficiado a medianos y pequeños productores. Fedegan ha promovido su uso mediante la creación de Núcleos Municipales de Extensión y Mejoramiento para Pequeños Ganaderos, Asistegan, como instrumento expedito y único para llevar a la modernización al segmento de los pequeños ganaderos colombianos, que son más de 404 mil, (el 82% del total de ganaderos del país).


El debate sobre AIS no se puede quedar en el apellido de los beneficiarios. Para el sector agropecuario es un instrumento valioso, más aún cuando dicho sector es el gran excluido del sector financiero. Mientras el 30% del crédito comercial se destinó, en 2008, al sector industrial, que participa con el 14% del PIB, el sector agropecuario no alcanzó a recibir el 3% de tales recursos a pesar de participar con el 9% del PIB. Sumando los recursos Finagro y de AIS, las asignaciones al sector agropecuario llegaron a $ 5,6 billones, cifra muy pequeña frente a los 19,7 billones que se entregaron a la industria manufacturera (sin incluir líneas Bancoldex, Fonade, etc.).


En la mesa de discusión: más recursos para el IAT, para el apalancamiento de iniciativas de integración horizontal y vertical por parte de los productores agropecuarios y para la adecuación del primer núcleo de silvopastoreo de gran escala del país.


Le hago un llamado al país para que seamos justos con el campo colombiano.

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