Carlos Lleras de la Fuente
El País, Cali
Octubre 25 de 2009
Los profesores izquierdistas, la Anapo y numerosos ‘intelectuales’ también de izquierda, por ignorancia o mala fe, convencieron a varias generaciones de jóvenes de que el Frente Nacional, que fue un gran pacto de paz que dio fin a la violencia política que se desencadenó en 1947 y terminó diez años después, precisamente por ese acuerdo noble y ejemplar, fue la fuente de todas las desgracias que hoy padece Colombia, lo cual ni para quienes vivimos tantos años tenebrosos y eventualmente fuimos víctimas de esos odios irracionales ni para los historiadores serios es aceptable por ser una afirmación falsa de toda falsedad.
Esta conclusión no es sólo mía; es la que salió del estupendo seminario que el Externado de Derecho y la Escuela de Gobierno Alberto Lleras Camargo, de la Universidad de los Andes, organizaron del 29 de septiembre al 1 de octubre, lapso durante el cual se hicieron profundas reflexiones sobre la relevancia histórica del Frente Nacional, bajo el lema ‘50 años de regreso a la democracia’.
Académicos nacionales y extranjeros se ocuparon del tema y lo examinaron desde diversos ángulos, con gran franqueza y profundo conocimiento: Malcolm Deas, Álvaro Tirado Mejía, Ramón Silva, Andrés Dávila, Samuel Valenzuela, (Universidad de Notre Dane); Jonathan Hartlyn (Universidad de Carolina del Norte), Ana María Bejarano (Universidad de Toronto), Humberto de la Calle, Jorge Orlando Melo, Mauricio García, Francisco Leal, Isidro Vanegas, Jorge Giraldo (EAFIT); Gary Hoskin, Francisco Gutiérrez, Miguel García, Miguel Urrutia, Carlos Caballero (director de la Escuela de Gobierno); Alberto Berry (Universidad de Toronto), Salomón Kalmanovitz (Universidad Jorge Tadeo Lozano) y Eduardo Posada Carbó se pasearon por ‘El Frente Nacional en perspectiva histórica y comparada”, ‘Arreglos institucionales del Frente Nacional’, ‘Violencia y Frente Nacional’ y ‘El Frente Nacional y la política económica’.
Fue un certamen de inteligencia, objetividad y sapiencia, que se complementó con las inquietudes de los asistentes que colmamos las aulas de la escuela y que eran, en su gran mayoría, historiadores, violentólogos, ‘pazólogos’ y politólogos, tanto profesionales como estudiantes de posgrado.
Debo mencionar también la sesión inaugural, durante la cual, además de los académicos, hablaron, en su orden, Otto Morales, Fernando Hinestrosa, María Helena de Cravo y Belisario Betancur, y que se caracterizó por momentos de gran belicosidad, no en cuanto a la esencia del tema en estudio, sino a la responsabilidad de cada uno de los partidos históricos.
Conclusión general para seguir estudiando: el Frente Nacional fue un positivo acuerdo de paz, indispensable para terminar con la violencia y necesario en su contenido y, por ende, para regresar a la democracia, lo que ocurrió con muy bajo costo para ésta y con los mejores resultados del Siglo XX en materia de desarrollo económico y social; a él no se puede achacar ni la corrupción -que ya estaba incrustada en el país- ni daño alguno irreparable para la institucionalidad. ¿Será que los mamertos lo entienden así?
Yo aspiro a ver el día en el cual los profesores de las escuelas privadas y de los millones de niños que asisten a la escuela pública hayan aceptado este giro histórico sin ponerlo en pugna con sus tradicionales posiciones de izquierda y también apreciaría que la universidad, en general, reeduque a las generaciones de mis hijos y de mis nietos, a quienes se le infundió ese rechazo a una de las pocas políticas de paz que han tenido éxito en Colombia.
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