Carlos Costa*
El Tiempo, Bogotá
Octubre 25 de 2009
De nuevo Salud Hernández, en artículo publicado por EL TIEMPO el pasado 18 de octubre, se refiere a mi actuación y trayectoria profesional de manera infundada y utilizando epítetos desobligantes, esta vez con respecto a un proyecto de la Incubadora Santander.
Desdice mucho de la ética de una periodista que utiliza su columna para descalificar, sin haber siquiera confirmado fuentes, hechos y datos, unas actuaciones institucionales claramente soportadas y revisadas por el no fácil tamiz de los entes de control, haciéndolas ver, de manera ligera, como actuaciones de una sola persona.
Si se hubiera tomado la molestia de presentar siquiera un derecho de petición de información, habría encontrado que el proyecto en cuestión fue objeto de revisión por parte de la Fiscalía, la Procuraduría y la Contraloría desde el 2003, coincidiendo todas en que no hubo de parte de ninguna entidad involucrada, ni de sus funcionarios, falta alguna al ordenamiento jurídico colombiano, y mucho menos un "magnicidio ecológico", como lo afirma sin temor a sonrojarse.
Por ello, sus afirmaciones padecen de toda suerte de imprecisiones. Por ejemplo, las preocupaciones del Comité Cívico de Veeduría Ambiental originaron la conformación de varios equipos multidisciplinarios para evaluar el asunto, conformados por ecólogos, agrólogos e hidrólogos del Instituto Geográfico Agustín Codazzi, del Ideam y del Ministerio de Ambiente, concluyendo que el proyecto cumplía con todos los trámites legales necesarios y que no generaba amenaza para el recurso hídrico. Por el contrario, el proyecto incluía la estabilización y mejora de los suelos y la reforestación de algunas zonas para contrarrestar la erosión que se venía presentando en el lugar del proyecto desde hace mas de 40 años, como lo demuestran las fotografías aéreas del IGAC.
Impreciso también es que se me haya presentado como actor protagónico de este asunto por ser yo entonces Director General del Ideam, cuando es claro para todos que esta entidad no otorga permisos ambientales ni concesiones de aguas.
Los esfuerzos de las instituciones y de las personas que nos dedicamos desde hace muchos años a la defensa del medio ambiente requieren del eco de los medios de comunicación para sensibilizar, crear conciencia e inducir un cambio en el comportamiento de los colombianos en relación con el ambiente. Por ello celebro la pasión por la protección del medio ambiente de personas como Salud Hernández; sin embargo, creo que no hay nada peor para el desarrollo sostenible de un país que la ignorancia con megáfono, y nada que afecte más la libre formación de opinión pública que la presentación parcializada de las historias sobre las cuales se opina.
Tampoco es gallardo hacer imputaciones personales, sin conocer o haber cruzado una palabra con su destinatario, para indagar sobre el tema de la columna. Por ello, la invito a que nos sentemos a conversar para aclarar cualquier inquietud, si subsiste alguna. También podríamos conversar sobre la manera como llegué al Banco Mundial y las actividades que realicé durante mi permanencia en esa entidad, para que no tenga que hacer suposiciones.
NOTA: el artículo pretende crear preocupación y malestar entre los ciudadanos de Barichara y San Gil afirmando que el proyecto afectaría sus recursos hídricos. Si Salud hubiera revisado con juicio el tema, al menos se habría dado cuenta de que los acueductos de esas poblaciones no toman agua de esas microcuencas; tampoco el Municipio de Curití. Además, es técnicamente inviable llevar agua del río Curití a la cabecera de Barichara por las pendientes.
* Ministro de Medio Ambiente
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