Hernán González Rodríguez
El Espectador, Bogotá
Octubre 28 de 2009
En días recientes apareció una columna en The New York Times sobre una categoría de tenebrosos préstamos hipotecarios con tasas de interés ajustables, los cuales apenas van a comenzar a causar estragos, a ocasionar la entrega de numerosas viviendas, tan pronto como comiencen a ajustar las cuotas mensuales como consecuencia del incremento de las tasas de interés.
Estas estupideces se consideraron como la máxima expresión de la creatividad de los "yuppies" durante la burbuja especulativa de la propiedad raíz. A los ingenuos prestamistas les ofrecían una cuota mensual mínima para el pago de sus préstamos, la cual resultaba ser tan sumamente baja que no alcanzaba a cubrir los intereses mensuales. Los cargos mensuales por intereses se acumulaban sobre el monto inicial de la hipoteca.
Para convencer a estos desventurados les decían que con la valorización en marcha de la propiedad raíz, en unos pocos años podrían vender su propiedad, obtener una buena utilidad y pagar sus préstamos.
En el documento que firmaban se pactaba que, si andando el tiempo superaban la suma del principal más los intereses el valor original de la casa en más del 15 por ciento, entonces convertía el prestamista el total adeudado en ese momento a un sistema de amortización con plazo fijo e intereses fijos.
Andando el tiempo de nuevo, quedaron los desventurados propietarios atrapados por la recesión que hemos padecido. Ni pudieron vender sus casas, ni nadie aceptó refinanciarlos en términos más favorables como en repetidas oportunidades lo prometieron los gobiernos de Estados Unidos, preocupados hasta ahora y casi exclusivamente por la reactivación del sector financiero.
Este tipo de préstamos se acogió con entusiasmo entre los pequeños negocios, con ventas estacionales, porque asumían ellos que durante los meses con bajas ventas podrían pagar sus cuotas mensuales y en los meses con ventas elevadas, podrían cancelar los intereses acumulados.
A algunos negocitos les diseñaban esquemas de pagos con intereses bajos durante cinco años, a partir de los cuales se les disparaban las cuotas a niveles inaccesibles para éstos a menudo ignorantes e inadvertidos propietarios. Y esos cinco años ya se van a comenzar a cumplir para muchos de ellos, "la bomba está a punto de explotar", anota dicho artículo.
Menciona el comentario citado a ciudades como San Francisco, en la cual se dice se realizaron 470.000 de estos préstamos, los cuales se encuentran aún vigentes. De cada 100 personas que optaron por estos tenebrosos préstamos ya figuran siete en mora de pagos.
El nombre técnico en inglés de estos préstamos es ARM -Adjustable Rate Mortgages.
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