sábado, 31 de octubre de 2009

Ricaurte, en átomos volando

Rafael Bermúdez

El Tiempo, Bogotá

Octubre 31 de 2009

El periodista Mauricio Vargas Linares ha escrito una excelente novela, 'El Mariscal que vivió de prisa', ese extraordinario hombre que a los 29 años se convirtió en el héroe de Ayacucho, Antonio José de Sucre.

Lamentablemente, en ella comete la ingenuidad de tratar de desmentir el acto heroico de Ricaurte en San Mateo, del que todos los colombianos nos sentimos orgullosos, y con ello no le hace bien a nuestra juventud actual, que desconoce gran parte de nuestra historia. Dice en su novela (pág. 122) que Peru de Lacroix, en su 'Diario de Bucaramanga', revela que el Libertador le confesó la falsedad de ese acto: "Yo soy autor del cuento, amigo Luis; lo hice para animar a mis hombres". Y agrega: "El parte del secretario de guerra sobre la batalla, escrito a las pocas horas, nada dejó de la explosión ni del sacrificio del mártir".

Vargas Linares, durante la presentación de su novela en el restaurante La Cueva, de Barranquilla, resaltó esta supuesta falsedad del acto heroico de Ricaurte como algo nuevo y trascendental de su obra, cosa conocida por todos los que hemos leído, por años, el 'Diario de Bucaramanga', libro muy controvertido y polémico, publicado más de 12 años después de la muerte del Libertador. Según el historiador venezolano Ramón Azpurúa, "hay quienes dudan de la verdad del relato de De Lacroix y consideran que el diario no fue escrito en Bucaramanga en 1928 sino en Caracas y con fines políticos en 1835". Entre otras razones alegadas en contra de la veracidad de algunos hechos relatados por De Lacroix, Azpurúa da la siguiente:

La manera tan injusta y cruel con que en Bogotá se trató al general De Lacroix en 1830 mantenía en su ánimo mala voluntad hacia los granadinos. Por eso escribió en su libro, como dicho por Bolívar, esto: "Ricaurte murió mientras bajaba de la casa con sus hombres; cayó por una bala y algún infernal lo remató de un lanzazo. Yo mismo reconocí su cuerpo, yo soy el autor del cuento, amigo Luis; lo hice para animar a mis hombres".

Actualmente, tanto en Internet como en la información escrita en libros y revistas, se debe evaluar al autor para verificar la credibilidad de lo dicho, y en esto falló Vargas Linares. Según el historiador Victor Von Hagen, en su obra 'Los amores de Bolívar y Manuelita Sáenz' (pág. 214), "Peroux (nombre correcto de De Lacroix) era un pintoresco pícaro... Sus orígenes, tan oscuros que nadie podía extraerlos de las leyendas que él mismo inventaba". Era tan camaleón como Talleyrand. Después de la derrota de Napoleón, se vino a las Antillas operando una flota de contrabandistas frente a las costas caribeñas de Colombia y en 1823 ingresó al ejército de Bolívar hasta convertirse en su confidente en Bucaramanga.

Vargas Linares parece que no leyó completo el 'Diario de Bucaramanga', que al final, en Nota 2 aclaratoria, dice: "Los siguientes documentos prueban, hasta la evidencia, contra la mala fe de De Lacroix exhibida en la pág. 209 de su Diario, el heroico sacrificio de Ricaurte. He aquí el Boletín Militar de San Mateo, publicado después de la batalla: 'La pérdida del enemigo ha sido inmensa, pues, sin contar los dispersos, he tenido más de 800 hombres entre muertos y heridos. La nuestra no pasa de 90, entre muertos y heridos. De los primeros lo han sido el capitán de la Unión, Ricaurte, quien, solo, hizo frente al enemigo y quien, rodeado por todas partes y no pudiendo salvar los pertrechos, los incendió y voló con ellos para que no se aprovecharan los contrarios'. 'Jamás ha habido acción más reñida en Venezuela, ni más fuerte para las armas de la República, ni gloriosa, puesto que se ha destruido en ella a Boves. 'Cuartel general Libertador de San Mateo. Marzo 25 de 1814. Por el mayor general, Antonio Muñoz Tébar (venezolano), secretario de guerra'."

José Félix Blanco, venezolano, "cuya rectitud y probidad fueron proverbiales" y quien asistió a la jornada de San Mateo, después de describir la batalla, concluye: "Por estos antecedentes creemos que el incendio del parque de San Mateo fue una acción de heroísmo premeditada por Ricaurte para inmortalizar su nombre. La posteridad honrará justamente su memoria". ('Bosquejo histórico de la Revolución de Venezuela').

El general francés Serviez, que también se batió en San Mateo, dice: "La historia debe consignar en sus anales el nombre de Ricaurte, joven oficial de 22 años apenas y cuyo heroico sacrificio llevó hasta al espanto al seno de las tropas realistas (...). Ricaurte, que se había ocultado en un cuarto del piso bajo con un barril de pólvora, muere sepultado bajo las ruinas de su fortaleza". ('Memorias del general Manuel Boergas de Serviez').

El general Tomás C. de Mosquera refiere: "Bolívar conservaba tal respeto por la memoria de este valiente oficial, que, con entusiasmo guerrero, nos decía un día: '¿Qué hay de semejante en la historia a la muerte de Ricaurte? Este suicidio para salvar la patria, el ejército y a mí, sin más esperanza que el amor a la independencia y a la libertad, es digno de cantarse por un ilustre genio como Alfieri" ('Memorias sobre Bolívar').

La Nota No. 2 del 'Diario de Bucaramanga' termina: "Y apareciendo, como aparece, evidente la malévola invención de Perú de Lacroix en este pasaje, ¿qué crédito podemos dar a los demás juicios, puestos en boca de Bolívar, sobre los otros militares granadinos? Perú de Lacroix, cruelmente tratado en Bogotá en 1830, se vengaba ahora también cruelmente de sus enemigos".

Los colombianos debemos seguir sintiéndonos orgullosos del acto heroico de Ricaurte, como nos lo enseñaron y cantar con verdadera emoción patriótica las estrofas de nuestro himno que exaltan su valor.

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