Editorial
Vanguardia Liberal, Bucaramanga
Octubre 27 de 2009
La pregunta de este espacio editorial, se la hacen en este momento no solo la totalidad de los colombianos, sino también buena parte de la opinión pública venezolana, otro tanto de la latinoamericana y por que no decirlo, hasta algunos sectores en los Estados Unidos. Después de las más recientes declaraciones en su programa semanal Aló Presidente, en el cual Hugo Chávez tildó al ministro de Defensa colombiano Gabriel Silva de retrasado mental, luego de que este último expresara su preocupación por la facilidad con que los narcotraficantes operan en el país vecino, los pueblos antes mencionados se debaten entre dos preguntas.
Y estas son: O bien el Mandatario venezolano es uno de los más serios candidatos al premio del mayor cinismo en el mundo, o sufre precisamente del impedimento que le atribuyó al ministro colombiano.
Es que no queda otra explicación, para que una persona que ostenta un cargo de tanta importancia, se atreva a vivir constantemente criticando y atacando a los demás, cuando literalmente mantiene a su país entre la pobreza absoluta, el incendio social y la debacle económica.
Chávez no ha sido capaz o no ha querido ver que la nación que ha conducido durante más de 9 años, tiene hoy en día una de las tasas de homicidios e inseguridad más altas de América Latina, puntea en atrocidades como el secuestro y ni qué decir de las tristes cifras económicas que tiene para mostrar. De hecho, sus políticas han sido tan devastadoras que internamente Venezuela vive al borde de un desabastecimiento general de alimentos.
Pero eso no es lo peor.
Lo peor, es que todo lo anterior sucede al tiempo que Chávez ha gozado de uno de los presupuestos más jugosos del continente por cuenta del petróleo, que ha desperdiciado en cantidades que harían sonrojar incluso a un jeque árabe.
De vuelta entonces al tema principal, no se puede llegar a otra conclusión. El presidente de Venezuela no tiene la autoridad moral para criticar a altos funcionarios de otros gobiernos en los términos en que lo hace. Y tal vez antes de continuar, debería responder muchas de las preguntas planteadas a lo largo y ancho del continente americano.
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