José Fernando Isaza*
El Espectador, Bogotá
Octubre 29 de 2009
Los sistemas pensionales, en su primera etapa, operan como una pirámide, los trabajadores aportan y con esos recursos se paga a los pensionados.
Cuando la esperanza de vida no excedía en mucho la edad de pensión y los trabajadores activos eran diez o quince veces los jubilados, la financiación de las pensiones no era un gran problema, así los pagos que se hacían durante la vida laboral no representaran más de una cuarta parte del valor de la pensión que se recibiría. En una pirámide mientras los nuevos ahorradores pueden mantener los retiros y los pagos, ésta no colapsa; pero la realidad muestra que muy pronto la operación es insostenible y los nuevos aportantes pierden a favor de quienes se retiran a tiempo.
A medida que evoluciona la pirámide (otra vez la palabra) de población y se parece más a un rectángulo o a un barril, la situación financiera de los sistemas pensionales de prima media colapsan.
En Colombia cuando se modificó el sistema de pensiones del ISS había un jubilado por 10 trabajadores activos, y éstos podían sostener el pago. Hoy en el ISS hay un jubilado por 6 afiliados, y la duración de la pensión ha crecido por lo cual el sistema no es financieramente viable. De los 800.000 jubilados del ISS con cargo al presupuesto nacional deben atenderse 590.000. La situación no sería tan preocupante si el sistema tuviera amplio cubrimiento, pues sería una transferencia de impuestos para mejorar la equidad. La realidad, de acuerdo con un estudio de la Universidad de los Andes, es otra: sólo el 43% de los ocupados está afiliado a un sistema de pensiones, el 12% si son trabajadores por cuenta propia, el 7% si devengan un salario mínimo. Por el contrario la cobertura llega al 72%, el ingreso supera 10 salarios mínimos.
El pasivo pensional a cargo del Gobierno Central, no fondeado se calcula en el 140% del PIB, de esta cifra el 30% corresponde al pasivo de las Fuerzas Armadas. Esta proporción irá creciendo pues es el único régimen que no se ajusta a la ley general de pensiones. Por otra parte el aumento del pie de fuerza, que hace de Colombia el país hispanoamericano con mayor ejército, ligeramente inferior al brasileño, aumenta aceleradamente el pasivo pensional. En el año 2008, los pagos del Gobierno Central a los fondos de retiro de las FF.MM., representaban el 46% de los pagos a los pensionados del ISS.
El Fondo del Congreso, participa de una buena porción del presupuesto destinado a pensiones no tanto por el número de jubilados, sino por el monto de sus mesadas. En promedio son de 20,7 salarios mínimos, las pensiones del seguro son de 1,7 salarios mínimos.
Un atentado a la equidad, es la ley cuyo trámite cursa exitosamente en el Congreso para aumentar aún más las jubilaciones de los miembros de las cámaras legislativas. A esto debe agregarse las maniobras legales para jubilar con jugosas pensiones a quienes ocupan por pocos meses una curul. Los constituyentes del 91 creyeron que al prohibir las suplencias personales —horizontales— evitarían estas argucias, pero no contaban con la astucia del Congreso que logró modificar la Constitución e introdujo el novedoso concepto de las suplencias verticales que les permiten captar, con medios de discutible ética, recursos públicos.
*Rector Universidad Jorge Tadeo Lozano
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