Editorial
El Mundo, Medellín
Otubre 27 de 2009
Es una lástima porque, despojada del tinte político partidista, es una reivindicación justa para los uruguayos que viven en el exterior.
Pocas pero significativas sorpresas dejaron las elecciones generales celebradas el pasado domingo en
Escrutado el 100% de los votos, el Frente Amplio obtenía el 48,16% de los votos; el Partido Nacional (o Blanco), el 28,94%; el Partido Colorado, el 16,9%; el Partido Independiente, el 2,47%; el Partido Asamblea Popular, 0,67%; votos en blanco 1,6% y nulos, 1,24%. Así las cosas, cuando, tanto las encuestas como sus propios cálculos le daban una victoria, para cantarla José ‘Pepe’ Mujica deberá esperar el resultado de la segunda vuelta, que allí llaman balotaje, que tendrá lugar el último domingo de noviembre, cuando se enfrentará al segundo en votación, el ex presidente (1990-95), Luis Alberto Lacalle, del Partido Blanco, a quien, si bien le tomó una considerable ventaja, su experiencia, su fama de gran orador y la manera como condujo su campaña le significaron la adhesión del candidato del Partido Colorado, Pedro Bordaberry, quien ayer mismo anunció: “Personalmente voy a votar al doctor Lacalle, lo digo hoy porque nuestro partido no va a especular”. Lacalle agradeció el apoyo a su candidatura “sin condiciones, ni documentos, simplemente por coincidencia de valores, que en el caso del Partido Nacional y el Partido Colorado son tan antiguos como la misma República”.
En círculos políticos de Montevideo, mientras tanto, se asegura que blancos y colorados ya tienen firmado, bajo la mesa, un acuerdo electoral y de gobierno. Se trataría de una nueva alianza de los partidos históricos uruguayos que ojalá les alcance esta vez para derrotar a la coalición izquierdista, aunque la tienen muy difícil. Sin embargo, hay varios factores que pueden ayudar. El primero es que el Frente Amplio – una coalición de 19 partidos – marcó esta vez una tendencia a la baja, pues venía de obtener el 40% de los votos en la primera vuelta de las presidenciales de 1999 y luego trepó a 50.45% en las de 2004, cuando ganó sin balotaje el actual presidente Vásquez. En relación con el Congreso también muestra un ligero debilitamiento, pues, aunque conserva las mayorías, pierde dos de sus 52 curules en
El otro factor que permite pensar en una remota posibilidad de triunfo de los partidos tradicionales es el extraordinario repunte mostrado por el Partido Colorado, de la mano de Bordaberry, pues ese casi 17% de los votos implica, según analistas de la prensa uruguaya, un crecimiento de cerca del 70% respecto de la elección de 2004, lo que le significó pasar de
Otro resultado inesperado, al menos para las izquierdas y para muchas de las firmas encuestadoras, fue el fracaso de los dos plebiscitos, el que buscaba anular
El voto epistolar impulsado por la izquierda sólo obtuvo la aprobación del 38%. Hay que aclarar que en Uruguay no existe, como aquí, el voto consular para los colombianos de la diáspora y resulta muy importante para un país donde el 20% de su padrón electoral de 2,5 millones de votantes, reside en el extranjero. Es una lástima porque, despojada del tinte político partidista, es una reivindicación justa para los uruguayos que viven en el exterior.
En síntesis, desde nuestro mirador colombiano, son buenas las noticias que nos vienen de
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