Francisco Javier Saldarriaga A.
El Colombiano, Medellín
Diciembre 8 de 2009
A la última reunión de Unasur, ese embeleco que supuestamente se está organizando para defenderse de los países imperialistas, nuestro país envió a funcionarios de segundo nivel para dar explicaciones sobre un acto soberano. Eso está bien en aras de mostrar la buena voluntad en el mantenimiento de unas relaciones endebles y basadas más en el comercio que en algún otro factor de identidad territorial.
Las diferencias ideológicas se están acentuado cuando en algunos países suramericanos se está entronizando el socialismo, interpretado como lo entienden los líderes de las repúblicas bananeras, en donde el Estado es el dueño de todo y la corrupción campea en la vida diaria de sus habitantes que terminan como limosneros y tramposos consuetudinarios, que ante la castración de la iniciativa individual y la resignación a vivir con lo que les permite el régimen, el logrero sobresale corrompiéndose, así, cualquier principio de dignidad individual.
Lo extraño es que la complacencia para el resto de los países es notoria y ellos creen que, por no mencionar el armamentismo, las bases, las asesorías, los helicópteros extranjeros en sus países y, en fin, todo lo que se está cocinando (huele mal) y que está a punto de servir, el resto de la comunidad no se entera.
Ese silencio cómplice ya denunciado por varios de los ministros y ahora por el señor Presidente, es tal vez la mayor afrenta a su vez, la mejor muestra de la permeabilización de esos Estados por parte de este lunático bipolar, quien con sus petro-dólares ha estado corrompiendo a todos los que se dejen untar con tal de ganar el favor de los electores.
El secretario de la OEA, José Miguel Insulza, no se escapa de caer en esa banda de conniventes, puesto que se avecina la elección de su cargo y quiere mantenerse devengando allí a pesar de su poca gestión. Requiere los votos de todos los untados.
Medir con la misma vara al agresor y al agredido, pretender que nos traguemos esas expresiones insultantes, igualar los comportamientos de los mandatarios y aprovecharse de los bloqueos comerciales para hacer su agosto, son acciones reales de enemistad y de alineación con un régimen totalitario que día a día se incrementa, máxime, cuando ve en el horizonte que están a punto de descubrirse sus corrupciones y fraudes.
Claro que eso lo soluciona con nacionalizaciones y amenazas. O te callas o te boto del empleo con un montaje de ladrón y corrupto y además te quito tu negocio.
Ese es el silencio de los ¿inocentes? O de quienes tienen rabo de paja.
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