sábado, 5 de diciembre de 2009

El terrorismo del Talibán

Jaime Jaramillo Panesso

Colombian News, Medellín

Diciembre 5 de 2009

Una de las diferencias entre los demócratas realistas y los socialistas utópicos es que los primeros tienen los pies sobre la tierra y los segundos mantienen las manos en el cielo. Barak Obama, Presidente de los Estados Unidos de América, ha dispuesto el reforzamiento y envío de treinta mil soldados más a Afganistán, un país tribal ubicado en el centro del Asia, mediterráneo, pobre desde siempre y codiciado por algunos de sus vecinos, escarpado y productor No. 1 de heroína, la droga mejor cotizada en los mercados del bajo mundo universal.

Al Qaeda, la organización terrorista y fundamentalista de Bin Laden, preparó desde Afganistán, con apoyo de los talibanes en 1998, la destrucción de las torres gemelas de Nueva York, causando la muerte de tres mil civiles. Esa misma organización realizó atentados terroristas en Madrid, Kenia, Tanzania, Londres y Bali. De tal manera que la guerra emprendida y mantenida por la Alianza Atlántica, encabezada por los Estados Unidos y otros 42 estados, no la iniciaron estos países, sino el propio Al Qaeda y sus aliados los Talibanes. Son ellos (no el mundo musulmán), quienes han agujereado la seguridad y la civilización democrática de la tierra. Obama lo ha entendido así, no los falsos profetas del pacifismo, que pretenden la eliminación de las guerras mediante la abstención total del ejercicio de la defensa legítima de los pueblos y naciones. Si los falsos profetas del pacifismo gobernaran los Estados Unidos o alguna de las potencias del orbe, la humanidad hubiese sido agredida hoy hasta la muerte y la libertad hubiese perecido ayer ante los nazis. Hace unos meses enjuiciaron en Londres a tres militantes de la Yihad. En el proceso las autoridades descubrieron que tenían el plan de apoderarse de siete aviones para chocarlos contra objetivos de Washington, Chicago, San Francisco, Montreal y Toronto.

Afganistán debe convertirse en una país viable a la mayor brevedad, prepararse militar y políticamente para que no haya nunca más un gobierno talibán. Pero las divisiones tribales y regionales internas son de alta gravedad. La mayoría pastún se siente traicionada por el Presidente Karsai, pastún también, porque le ha entregado a la minoría tayika parte del poder. La actual debilidad del régimen alienta a la oposición terrorista a aumentar su capacidad de fuego.

Todas esta razones son suficientes para que Obama decida, de una vez por todas, ganar la guerra afgana. Si no lo hace, aún bajo la presión de los utópicos pacifistas, las democracias y hasta los reyes y califas árabes serán pasto de los más fanáticos terroristas de la historia. La seguridad del mundo civilizado, que está situado en todos los continentes, se garantiza con suprimirles a los talibanes y los “mártires” de la Yihad islámica de Bin Laden, las bases territoriales afganas y su financiamiento con la heroína. Si a este peligro se suma la posibilidad de que estas organizaciones terroristas obtengan del gobierno de Irán, en un futuro cercano, armas nucleares, la humanidad podría verse abocada a una guerra mundial.

1 comentario:

Unknown dijo...

Pero al menos debió ser honesto el presidente Obama y haberse absatenidode recibir el Nobel de la paz.