sábado, 5 de diciembre de 2009

Perro que come huevos...

Jaime Alzate Palacio

La Patria, Manizales

Diciembre 5 de 2009


1)…aunque le quemen el hocico. Una de las estrategias más exitosas de este gobierno, si no la más, ha sido la de la Seguridad Democrática, con la cual el presidente Uribe le devolvió a este país un margen da tranquilidad que no conocíamos desde hace muchos años, y que ahora pocos países se pueden dar ese lujo. Claro que personas como un tal León Valencia, nada menos que uno de los grandes jefes del casi extinto Eln y ahora mandamás de la Corporación Nuevo Arco Iris, viene con grandes aspavientos a exponer ante los extremistas de falsas revoluciones, como el bocón de al lado, que las estrategias para acabar con los terroristas deben cambiarse, porque ya, según ellos, dejaron de ser eficientes, y quienes siguen firmes en contra de las narcoguerrillas van camino al desgaste final. Afortunadamente todo el mundo se da perfecta cuenta que esto no deja de ser una estrategia barata de quienes están viendo con enorme temor, cómo las fuerzas legítimas de nuestro país van ganando terreno en esta batalla en la que por fin, con líderes como el que actualmente tenemos, el principio del fin de los subversivos, aunque traten de negarlo, está más cerca de lo que nuestras esperanzas pueden desear.


Es que tenemos que reconocer que, salvo pocas excepciones, todos los que formaron parte de las cuadrillas de asesinos que tanto mal nos han hecho, no es por los falsos golpes de pecho que se dan como van a quitarse la costumbre de hacer tanto mal y seguir comiendo huevos.


2) Acaba de producirse el fallo de la Corte Suprema de Justicia, supongo que sin la anuencia del magistrado Ibáñez, politiquero mayor del panorama nacional, declarando inocente al almirante Arango Bacci de los cargos de cómplice de los narcotraficantes desde su alto mando en la Armada Nacional. Nadie con dos dedos de frente pudo haber pensado durante este largo tiempo de 18 meses en el que el Almirante estuvo preso, que las pruebas que se presentaron por testigos que un día decían una cosa y al otro las negaban, adicionadas con pruebas como unas huellas dactilares sacadas de unos moldes de caucho, iban a ser reconocidas como valederas por los jueces. Pero como todavía nos faltaba mucho por ver; hasta el embajador de los Estados Unidos, que en este caso actuó como el gran Catón del imperio, dio públicamente declaraciones salidas de tono sobre asuntos que no le incumbían, e hizo acusaciones contra el Almirante, en forma aberrante y sobre las cuales el gobierno nacional, sobre todo el Ministro de Defensa, se quedó callado, aunque se trató de una indebida intromisión, en materia grave, en los asuntos internos del país. Ahora nos tocará presenciar la demanda que, con razón, entablará el Almirante contra el gobierno, y donde el Comandante de la Armada va a tener que aclarar muchas cosas.


Este asunto no se acaba con el fallo proferido, porque ahora tendrá que dilucidarse todo este enredo que casi acaba con la honra de un inocente.


Estas falsas acusaciones que ahora estamos viendo desgraciadamente con mucha frecuencia, sobre todo contra altos mandos de las Fuerzas Armadas, son al menos tan peligrosas como los falsos positivos que tanto rechazo provocaron en el país.


Necesariamente tienen que existir responsables, y hay que exigir una pronta y efectiva investigación para que los verdaderos culpables paguen por el daño que hicieron.


P.D.: La amistad es un maravilloso sentimiento que puede durar toda la vida, siempre que ambas partes se abstengan de pedirse dinero prestado.

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