José Manuel Restrepo Abondano
El Nuevo Siglo, Bogotá
Febrero 11 de 2010
Basados en un estudio del Banco de la República de Medellín, realizado por Carlos Alberto Medina y Christian Posso, los medios de comunicación hace un mes confirmaban que Colombia era un exportador de población calificada. El planteamiento no podía ser más diciente cuando se concluía que únicamente los migrantes de menor nivel educativo volvían al país, mientras que las mejores mentes se quedaban en el exterior.
La conclusión no podría ser más directa. Mientras que otros países de América Latina como Chile, Argentina o Brasil son importadores netos de capital humano, un país como el nuestro exporta 128.000 talentos cada año. Y es aún más preocupante cuando se concluye que esas personas son las mejores posibles de aquellas que viajan o se forman en el exterior.
El destino principal: los Estados Unidos, y la razón fundamental: la ausencia de oportunidades de empleo dignas y competitivas para dicho talento. Lo que no se alcanza a decir en los medios es que la mayor parte de quienes vuelven se convierten en exitosos empresarios, que aprendiendo de su experiencia de vida en el exterior y de las buenas prácticas que encuentran allí, desarrollan habilidades que hacen posible la generación de emprendimientos y con ello de empleo.
Lo que olvidaron los investigadores o por lo menos dejaron de considerar, son los estudios concretos que se han realizado en diversas naciones del mundo sobre los efectos positivos que puede tener dicha fuga de cerebros, cuando ésta se maneja acertadamente.
Una primera conclusión de quien lee el estudio llevaría a pensar que debe evitarse a toda costa la emigración de talento al exterior, o la posibilidad de frenar o detener las políticas tendientes a la formación de capital humano en el exterior en niveles posgraduales por los riesgos derivados de la fuga de cerebros.
Afortunadamente la evidencia empírica que desconocieron los investigadores del Banco de la República demuestra lo contrario. En un reciente artículo publicado por el Journal of Development Economics por tres autores europeos bajo el título “Brain Drain and Economic Growth: theory and evidence”, se concluye sobre los efectos positivos para el desarrollo y crecimiento de la economía de dichos procesos migratorios.
En el caso de países en desarrollo pequeños e integrados al mundo, existe un gran efecto positivo en la medida en la cual los beneficios de la migración motivan un mejoramiento en el sistema educativo para justamente aprovechar esas posibilidades migratorias, que por la evidencia empírica supera enormemente al costo de la fuga de cerebros. De hecho, cualquier política que intente controlar la migración termina siendo tremendamente perjudicial para la formación del capital humano.
El mensaje al final es, por el contrario, hacer mucho más competitivo nuestro talento propio, con mayor visión internacional y conectarlo a oportunidades educativas y de actuación profesional en el exterior.
De vez en cuando es conveniente revisar con más cuidado los reportes del Banco de la República, pues pueden ser tremendamente peligrosos en el diseño de política pública.
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