martes, 19 de mayo de 2009

La gripa estatizadora de Chávez

Editorial

El Colombiano

Myo 18 de 2009

Con el anuncio de que el próximo 22 de mayo se suscribirá un documento global sobre la nacionalización del Banco de Venezuela, que pertenece al grupo español Santander, el presidente Hugo Chávez pisó el acelerador de la revolución bolivariana en América Latina y tomó la peligrosa senda de la estatización de su economía, que graves consecuencias le traerán al vecino país en el corto plazo, específicamente en lo que tiene que ver con la inversión extranjera.

A la "inminente captura" del banco español por los chavistas, se suman las expropiaciones que se han realizado durante los últimos tres años de casi un centenar de compañías particulares proveedoras de servicios petroleros, bajo la polémica figura jurídica denominada Ley de Reserva al Estado de Bienes y Servicios Conexos de las Actividades Primarias de Hidrocarburos. Bajo esa leguleyada chavista han caído en sus redes empresas dedicadas a las labores de explotación de crudo.

A comienzos de este mayo, el ministro de Energía y Petróleo venezolano, Rafael Ramírez, dijo que mediante esa norma estatal se tiene planeado tomar el control de unas 70 compañías contratistas en el sector petrolero. Al tiempo que justificó el accionar "legal" diciendo que "estas compañías realizan funciones estratégicas y necesarias para la principal industria del país y sus filiales (...) Esas operaciones fueron objeto de esquemas de tercerización, lo que puso en situación de vulnerabilidad al Estado venezolano".

Todo comenzó el primero de mayo de 2007 en la Faja Petrolífera del Orinoco, una de las mayores reservas de crudo del Planeta, cuando Chávez anunció la recuperación y nacionalización de las actividades petroleras en su país. Luego de esta amenaza, 11 de las 13 multinacionales decidieron participar accionariamente en nuevas compañías mixtas diseñadas al antojo chavista. Sólo Exxon Mobil y Conoco Phillips se negaron a aceptar el esquema.

La mano de Chávez ha llegado a otras empresas estratégicas como la Compañía Anónima de Teléfonos de Venezuela, Cantv; la Siderúrgica del Orinoco, Sidor, y a las cementeras Holcim, Cemex y Lafarge. A la lista se suman el cierre del canal de televisión Rctv y la inminente estatización de Globovisión.

Quizá a los colombianos les hace falta un mayor análisis sobre lo que está pasando en el vecino país en donde el chavismo avanza a pasos agigantados. Y a quienes verdaderamente están viviendo la peligrosa situación de Venezuela, que son los exportadores nacionales que tienen en ese mercado un nicho importante de sus de ingresos, no les hemos prestado suficiente atención sobre lo que están viviendo con la suspensión de pagos por parte de Cadivi.

Tal vez llegó la hora de verdaderamente revisar la agenda con Venezuela. En lo diplomático se enderezó el entuerto, pero en lo económico y comercial crece la amenaza.

 

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