Por Rudolf Hommes
El Tiempo, Bogotá
Mayo 1 de 2009
También hay que celebrar que esta casa editorial ha modificado su política editorial y permite ahora a los candidatos presidenciales escribir columnas que contienen sus propuestas. Esto es necesario puesto que el presidente-candidato acapara los medios, y los utiliza permanentemente para figurar y para dar opiniones. Es apenas justo que otros candidatos dispongan de foros públicos para presentar sus programas y sus visiones del país y de la sociedad.
La idea del seguro de desempleo es brindarles a los desempleados un nivel de ingreso mínimo que les permita mantener su cobertura de servicios de salud y seguridad social, y pagar los gastos ineludibles (vivienda y pensiones de los hijos, por ejemplo) por un período que puede ser de seis meses para darles la oportunidad de encontrar trabajo u otra solución. Arias propone que se le pague la mitad de lo que estaba ganando antes de ser despedido, que puede ser insuficiente para los fines descritos. También haría falta que el Sena les facilite a estos ciudadanos durante esta crisis acceso gratuito a programas de capacitación en área técnicas o administrativas que son demandadas.
El problema es cómo financiar un servicio de esta naturaleza, que es indispensable (cada vez alguien habla del elevado desempleo que se observa en España, por ejemplo; invariablemente, se argumenta que no es tan grave porque allá hay seguro de desempleo, y educación y salud públicas). Desde hace años debimos haber pensado en esto para ir acumulando una reservita. Como no lo hicimos, ahora habría que proveer este servicio con cargo al déficit del Gobierno central o del sector público, si se supone que los departamentos y municipios también podrían aportar, o quitándole la plata a alguien.
Una alternativa distinta es utilizar el ahorro de los trabajadores para este fin, complementado con recursos de presupuesto, si fuere necesario. Tradicionalmente, la gente ahorra para la vejez o como una forma de seguro contra eventualidades adversas, que típicamente son una enfermedad o un revés económico. El desempleo es una de esas eventualidades, y en condiciones de crisis económica adquiere dimensiones de desgracia. La mayoría de los colombianos tenemos esos ahorros invertidos en la casa, que es el recurso de última instancia, en fondos de cesantías o en fondos de pensiones. Lo indicado sería diseñar un seguro de desempleo, que utilice parte de lo que tienen ahorrado los mismos trabajadores en esos fondos para financiar un flujo de ingresos de emergencia, que durante un período prudencial les garantice una tranquilidad mínima.
Sería necesario establecer cómo les devuelven a los fondos de pensiones esos recursos en un futuro o cómo se recortan los beneficios futuros de los beneficiarios del seguro de desempleo. En todo caso, tiene sentido utilizar esos recursos ahora para suavizar el impacto de la emergencia. No sería racional que permanezcan en los fondos de pensiones financiando déficits de Gobierno cuando los ahorradores individuales no pueden responder por sus gastos esenciales.
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