sábado, 24 de octubre de 2009

La bipolaridad ecuatoriana

Editorial

El Colombiano, Medellín

Octubre 24 de 2009

Colombia no puede aceptar el pliego de cargos contra el Director de la Policía Nacional, General Óscar Naranjo, y el ex Comandante del Ejército, General Mario Montoya, formulado por un juez de Sucumbíos, Ecuador. Es una nueva ofensa contra el país que confirma la ambivalencia de Ecuador y entorpece la normalización de las relaciones bilaterales.

Ecuador no tiene una línea clara frente a sus relaciones diplomáticas con Colombia y dista mucho de demostrar seriedad y cordura en sus decisiones bilaterales. Parece sufrir un trastorno bipolar, pues por un lado dice que desea restablecer su comercio con nuestro país, y por otro, su justicia se recrea en formular acusaciones penales, indebidas e insólitas, contra servidores públicos colombianos por causa de la Operación Fénix.


En días pasados la justicia ecuatoriana inició procesos legales contra el ex Ministro de Defensa Juan Manuel Santos y el Comandante de las Fuerzas Armadas, General Freddy Padilla de León. Y ahora el turno es para el ex Comandante del Ejército Mario Montoya, y para el Director de la Policía Nacional, General Óscar Naranjo. Los crímenes de que se les acusa son de extrema gravedad: la presunta comisión de asesinatos por el operativo que dio como resultado la muerte de alias "Raúl Reyes". ¡Vaya osadía! ¡Vaya irrespeto a su dignidad y a la de Colombia!


¿Acaso no conocen en Ecuador las mínimas reglas del Derecho Internacional que no permite que un juez de otra nación juzgue a los nacionales de otro país? No se aplica la extraterritorialidad de la ley, y por tanto Colombia no reconocerá la competencia del juez ecuatoriano para acusar a nuestros compatriotas.


No se puede permitir que se sigan dictando pliegos de cargos contra los más insignes defensores de la seguridad de Colombia, con la anuencia del presidente Rafael Correa. Definitivamente, el mandatario ecuatoriano no ha entendido la concepción moderna de la soberanía en un mundo globalizado en donde el terrorismo también es global. O ¿será que sigue obedeciendo ciegamente a Chávez?


La posición ambivalente de Ecuador debe ser enfrentada con contundencia por nuestro Gobierno. Es inaceptable el planteamiento de Correa al justificar la apertura de las causas legales contra nuestros servidores públicos, en el hecho de la separación de poderes que tienen en su país, y que por tanto él no puede intervenir. ¿Acaso no debe primar también la colaboración armónica de sus Funciones del Poder -lo que nosotros llamamos ramas del poder- en beneficio de los intereses superiores de ambas naciones?


Esperábamos que ante las órdenes de captura iniciales contra el ex Ministro Santos y el General Padilla, el gobierno de Ecuador tomara acciones concretas para dejarlas sin efecto. Pero fue al contrario. No sólo continuaron los procesos contra ellos sino que se abrieron dos más: contra los Generales Naranjo y Montoya, destacados estrategas de las Fuerzas Armadas colombianas, que han brillado por su valiente lucha contra el narcotráfico.


Se está atentando no sólo contra la relación bilateral entre Colombia y Ecuador. Sino algo peor: contra la dignidad y el respeto de grandes servidores del Estado colombiano. Sería imperdonable para nuestra historia que hombres del talante de los acusados fueran llevados privados de la libertad ante los ojos impávidos e impotentes de los colombianos.


Ecuador tiene que enfrentar su bipolaridad y demostrar con hechos contundentes, -el cese de las acciones legales iniciadas- si realmente quiere normalizar sus relaciones con Colombia. Quiere el comercio, pero también quiere llevar a la cárcel a insignes colombianos quienes han servido a la Patria y al mundo, a través de sus actos heroicos. ¡Esto no puede suceder!

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