Rodrigo Otálora
El Tiempo, Bogotá
Diciembre 4 de 2009
Leo y pienso sobre lo que ha sido este último año en cuanto a las relaciones internacionales y diplomáticas en América latina y especialmente las de Colombia y Venezuela. Son dos países que han crecido juntos al igual que con el Ecuador, pero que en la última década han tomado rumbos diferentes en cuanto a la ideología y organización política de su Estado: el uno se orientó hacia la derecha y el capitalismo, y el otro ha estado implementando el socialismo del siglo XXI.
Creo que los ciudadanos de América Latina nos quedamos sin poder ver claramente hasta ahora cómo se desarrolla y cómo avanza un país que hace una revolución; pensamos que Cuba lo haría en los años 60, pero se autoproclamó socialista y quedó convertido en un vasallo más del imperio soviético. En el Chile de los años 70, el socialismo acabó con el país económicamente y terminó llevándolo a una dictadura militar; y en Venezuela han pasado 10 años y vemos un país con serias dificultades económicas, gastando su dinero en armas y queriendo desencadenar un conflicto militar en una tierra que no tiene las condiciones para iniciar una confrontación bélica, porque somos un solo pueblo, una sola historia, una sola lengua y tenemos un solo Dios.
Repetir hasta hacernos creer que es verdad parece ser su intención, de que los estadounidenses lo invadirán desde Colombia y que para ello se prepara y se alista; eso no se lo cree ni él mismo, cuando en el Caribe y aún más cerca de sus playas existen otras bases norteamericanas y que, conociendo el poder militar de ese país y la corta distancia que los separa, no se necesitaría crear una plataforma logística-militar como la hay en Colombia para llegar a Caracas.
A Salvador Allende lo derrocó su mismo pueblo chileno, en cabeza de sus fuerzas armadas, asesinándolo en el Palacio de La Moneda; a Fidel Castro lo invadieron y un puñado de hombres exiliados cubanos en Bahía Cochinos intentó arrebatarle el poder; en Nicaragua, los "contras" trataron se contener a los revolucionarios ya en el poder; todo esto sin la necesidad de bases militares fijas en países vecinos.
Chávez tiene a Colombia sólo como maniobra de distracción ante su pueblo, está creando un enemigo ficticio, que no existe, y está desviando toda la atención hacia la frontera.
Pero, por favor, quién puede ser en tierra colombiana enemigo de un ciudadano venezolano; ni en fútbol, ni en el juego de la pelota caliente, ni en el boxeo somos rivales; todo lo contrario, el deporte nos une; nos alegramos también cada año con sus "mis universos"; 'Kiny y Lalo', de Donoso, al igual que él cuando canta, nos hacen reír; hay cuatro millones de los nuestros que viven allí; hay miles de matrimonios y de familias colombo-venezolanas; tenemos un comercio consolidado desde hace más de 50 años; construimos una historia heroica juntos al lado de Bolívar; y serían, estoy seguro, muchas más las razones que nos unen que las que nos podrian desunir.
De quién se está verdaderamente protegiendo y contra quién se está verdaderamente armando. Es contra su pueblo; no contra los que vemos en la televisión venezolana que lo aplauden con aplausos de "foca" de circo, sin ningún tipo de entusiasmo ni de convicción, sino contra el otro 50 por ciento de la población venezolana, que no está de acuerdo con la manera como él desarrolló su socialismo en la pasada década y se siente por eso desilusionada, porque, al igual que nosotros, también tuvimos una gran expectativa de lo que ese proyecto político socialista-bolivariano iba a ser y si verdaderamente iba a tener como resultado aliviar el dolor, la pobreza y el hambre, manteniendo la libertad como fin y como principio fundamental, en este cuadrante de la tierra, que nadie hasta hoy en varias revoluciones ha logrado.
Si el gobierno de Chávez es agredido alguna vez, como él lo manifiesta repetida y reiteradamente, será como ha sido a lo largo de la historia, que esa agresión venga de su propia entraña, de su propio pueblo; porque los pueblos son soberanos y tienen el derecho, según Hobbes, a rebelarse contra su soberano cuando este no cumple con su parte del contrato social o cuando lo perjudica en su integridad.
Pero Chávez ya está listo y tiene su aparato paramilitar alerta y equipado para aniquilar con su poderoso armamento y sus milicias a quien se atreva.
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