sábado, 5 de diciembre de 2009

La guerra de Obama

Editorial

El País, Cali

Diciembre 05 de 2009

El esperado discurso del presidente Barack Obama en la academia militar de West Point no trajo muchas cosas nuevas. Pero sí creó un ambiente de controversia, que pone en serio peligro el crédito de los Estados Unidos como primera potencia mundial.

La prevista decisión de enviar 30.000 soldados más a Afganistán quedó ratificada. Con lo que la determinación de marchar hacia la guerra o, mejor, ahondarla, pues ya lleva nueve largos años, presenta a un Obama en plan de ‘halcón’, pese a la prédica antiguerrerista que le dio tono a su campaña para la Presidencia de su país.

Pero, a renglón seguido, afirmó que la presencia de estas tropas terminará en junio del 2011, cuando comenzará la retirada de la nación asiática. Una extraña estrategia, que parece más orientada a satisfacer a ciertos sectores liberales, antes que a ganar la guerra olvidada en la que está comprometido su país. Los cursos de los conflictos son inciertos y comprometerse a una fecha de retiro antes de empezarlos se convierte en una camisa de fuerza con la que es casi imposible obtener la victoria militar.

Las razones para aumentar las tropas en Afganistán, pasando de 68.000 efectivos estadounidenses a cerca de 100.000, son evidentes: los talibanes han propinado duros golpes a las fuerzas de ocupación de la Otan, el grupo Al Qaeda sigue operando desde ese país sin mayor dificultad, el gobierno de Hamid Karzai es despreciado por la población afgana. Y lo más importante: se ha comprometido la seguridad de Paquistán, dejando en riesgo la suerte de su arsenal nuclear.

De allí que Alemania y Francia hayan saludado el discurso de Obama, aunque se hayan cuidado de comprometerse, por ahora, con un nuevo envío de tropas. Sólo el Reino Unido ofreció 500 soldados más. Pero la prensa de esos países y la de España han abierto los espacios para que se manifieste una gran cantidad de posiciones críticas, que van desde la censura a la decisión de mandar más soldados hasta la burla a la estrategia de anunciar de una vez la fecha de retiro.


Es curioso, en su intervención Obama no se compromete a luchar por la victoria, sino a “transferir la responsabilidad a los afganos”, luego de atajar y debilitar a la insurgencia y proporcionar seguridad a centros de población claves. Para algunos, unos objetivos modestos, que bien debieran haberse logrado con los 120.000 hombres que tiene la Otan en territorio asiático.

Pero Estados Unidos ha terminado apoyando un gobierno corrupto, el de Hamid Karzai, y tal parece que se gastará US$30.000 millones anuales, para que gobiernos de este mismo tipo se hagan cargo de la guerra. Una grave contradicción, que nace de la incomprensión que las potencias occidentales tienen de la realidad histórica, social y cultural del pueblo afgano.

Mientras tanto, es cierto, Paquistán está en peligro y no parece que las palabras de Obama puedan cambiar el curso de una confrontación antes aclamada como respuesta a los atentados del 11 de septiembre del 2001 y ahora repudiada como el lodazal donde se arriesga el prestigio de Estados Unidos y la vida de sus soldados.

No hay comentarios: