sábado, 5 de diciembre de 2009

Las estadísticas laborales y la crisis

Stefano Farné*

El Tiempo, Bogotá

Diciembre 5 de 2009

La disponibilidad de estadísticas no siempre consistentes entre sí puede llevar a análisis laborales confusos. Por ejemplo, en días pasados EL TIEMPO titulaba en su primera página: "Salida de más jóvenes a buscar trabajo ayudó a nueva caída del empleo", pero, a renglón seguido, las cifras presentadas mostraban un incremento del empleo nacional de más de un millón de trabajadores durante el último trimestre del año. Es más, si nos concentramos en el mes de octubre del 2009, en Colombia habría 1'600.000 personas más trabajando. Lo anterior implica que, respecto al mismo mes del 2008, el número de ocupados creció el 9,1 por ciento. ¡Nunca en la historia del país, desde cuando existen estimaciones y registros de encuestas de hogares, el empleo había crecido a una tasa interanual tan alta! Claro está: absolutamente todos estos nuevos empleos son empleos de baja calidad, porque un igual número de entrevistados se declaró subempleado. No obstante, cabe una pregunta: ¿cómo es posible que en medio de la peor crisis económica mundial después de la de 1929, el empleo colombiano crezca a tasas nunca antes registradas, aun durante los periodos de bonanza económica? Y sobre todo: ¿cómo es posible que en el país no se discuta de tan extraño resultado?

Las soluciones propuestas a los problemas actuales del mercado de trabajo colombiano resultan igualmente inconsistentes con las cifras de las encuestas de hogares. Varios comentaristas han sugerido la adopción por parte del Gobierno de masivos programas de empleo de emergencia. Estos se fundamentan en programas de construcción de pequeñas obras de infraestructura o de prestación de servicios personales y comunitarios, para la ejecución de los cuales se engancha a personas desocupadas de bajos recursos. En su esencia, consisten en un subsidio al desempleo, a cambio del cual se les pide a los beneficiarios empeñar su jornada en labores poco calificadas. Es decir, son actividades no necesariamente de tiempo completo, que deberían ser remuneradas por debajo del salario mínimo. Otra vez, se trata de subempleos, la categoría laboral que tanto ha crecido en los últimos meses en Colombia.

Más bien, tomadas a la letra, las cifras de las encuestas de hogares nos indican que en la actual coyuntura no se necesitarían programas de (sub)empleos de emergencia -que ya son muchos-, sino programas de mejoramiento de la calidad y los ingresos de los empleos ya existentes.

* Director de Observatorio del Mercado Laboral Universidad Externado de Colombia.

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