José E. Mosquera
El Mundo, Medellín
Diciembre 3 de 2009
Como era de esperarse, el grupo de países de la Alternativa Bolivariana para los pueblos de América Latina y el Caribe (ALBA) que se mueve al son de los petrodólares de Miraflores y el otro bloque que gira alrededor de la política de Planalto fueron los primeros en manifestar que no reconocen los resultados de las elecciones en Honduras. Una postura que estaba cantada y que hace parte del libreto populista de los llamados gobiernos progresistas de América Latina, entorno a la separación del poder de Zelaya.
Lo polémico de la posición de algunos de estos gobiernos es que en la mayoría de los casos se han caracterizado por no ser respetuosos de los derechos humanos y la libertad de expresión. Sin embargo, pretenden imponer recetas políticas en otras naciones sobre el respeto a los procesos democráticos que ellos frecuentemente vulneran en sus países. Tanto el gobierno de Venezuela como los de Argentina, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, no sólo buscan acallar las voces disidentes con restricciones a la libertad de expresión y con expropiaciones arbitrarias, sino que las intimidan con el despliegue de los aparatos represivos y judiciales del Estado con el fin de silenciarlas con procesos penales fraudulentos que tipifican claras violaciones de los derechos civiles.
Estos mismos gobiernos son los que condenan la destitución de Zelaya y censuran al gobierno interino de Honduras, desconocen la voluntad popular de los hondureños y dicen que no reconocer la elección del nuevo presidente Porfirio Lobo Sosa. Cuando el reconocimiento de las elecciones por parte de países como Estados Unidos, Costa Rica, Francia, Japón, Alemania y Colombia, entre otros, no constituye en “un atentado contra la democracia” ni es una “farsa” como las calificó Chávez, sino una reafirmación de la voluntad del pueblo hondureño que acudió libremente y sin presiones a las urnas en la búsqueda de una salida legitima a la crisis.
Indudablemente que los grandes derrotados fueron los ejes de Chávez y Lula, ya que su protegido Zelaya no logró boicotear los comicios, en virtud de que la abstención fue menor a la de las elecciones del 2005. Por lo tanto, los resultados fueron el triunfo de un pueblo soberano que a través de las urnas buscó ponerle fin a la crisis y condenar los sueños reeleccionistas de Zelaya.
Además fue una lección para la corriente de mandatarios populistas que censuran el caso de Honduras, pero que no tienen reparos en apoyar y negociar con dictaduras como las de Libia y Mauritania y, desde luego, reconocer y firmar convenios con tiranos electos con escandalosos fraudes como los presidentes de Irán, Mahmud Ahmadineyad y de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang.
Este último un dictador que ostenta el discutible mérito de ser el segundo más antiguo de África con tres décadas en el poder y quién ganó el pasado domingo su tercera reelección en unos comicios fraudulentos, sin testigos electorales, ni observadores, en donde su partido logró el 96.7% de los votos y obtuvo 99 de los 100 escaños en el Parlamento, pero este déspota se ha paseado por La Casa Rosada de la mano de Cristina Fernández, la misma que califica de “parodia” las elecciones en Honduras. Igualmente ha sido huésped de honor del presidente de República Dominicana, Leonel Fernández, otro que no reconoce el nuevo gobierno.
De sobremesa, el gobierno de Venezuela ha firmado varios acuerdos energéticos con la dictadura de Mauritania, entre ellos, la construcción de una refinería, en un país gobernado por un Junta Militar que derrocó el año pasado en un golpe militar al presidente elegido democráticamente, Sidi Ould Cheij Addallahi.
Para cerrar la faena del cinismo del grupo de mandatarios “progresistas”, la semana pasada los presidentes Lula, Evo y Chávez recibieron con elogios y como un adalid de la democracia y de la defensa de las libertades, al presidente de iraní, Ahmadineyad, otro tirano que simboliza el fascismo de una teocracia antidemocrática y represiva que esta desafiando a la comunidad internacional con su programa nuclear. Un gobernante que se reeligió con un aplastante fraude y para legitimar su régimen y silenciar a la oposición esta apelando a los métodos más atroces. Por consiguiente, ha desatado una oleada de asesinatos y desapariciones que van de la mano de medidas que restringen las libertades ciudadanas e incrementan las violaciones de los derechos humanos.
1 comentario:
Esta informacion esta muy significativa,y esos debatrs son muy importantes para todos los paises.
Felicitamos a todos los Presidentes especialmente al Doctor Leonel Fernandez ,Presidente de la Republica Dominicana
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