Alejandro Peña Esclusa
Fuerza Solidaria, Caracas
Enero 20 de 2010
El pasado 18 de enero, el canal colombiano RCN difundió un video, donde aparecen efectivos del Movimiento Revolucionario de Liberación Carapaica criticando a Chávez por "abandonar las banderas del pueblo y beneficiar a su círculo más cercano". Pero lo más llamativo es que no piden la renuncia de Chávez, como correspondería, sino que lo protegen, exigiendo solamente la renuncia de sus ministros y de algunos de sus colaboradores; a la vez que amenazan -armas largas en mano- con recurrir a la violencia si sus demandas no se cumplen.
La aparición del video conviene a Chávez porque le sirve para amenazar a sus propios colaboradores, a fin de acabar con toda disidencia interna, que ha quedado al descubierto con la crisis bancaria, desatada por el saqueo de erario público por parte del altos funcionarios de gobierno. También sirve para aterrorizar a la población, para que no se atreva a cuestionar el modelo socialista, que se está radicalizando en estos días, con nuevas expropiaciones y otras medidas. El Estado cuenta con los instrumentos necesarios para desmantelar a grupos como el Carapaica en poco tiempo. Si Chávez no lo hace -y si encima les permite aparecer públicamente apertrechados con armas de guerra, como bazucas y lanzamisiles- es porque le interesa que el país sepa de la existencia de estos grupos irregulares.
De producirse cualquier atentado, ya sea contra dirigentes opositores, contra disidentes del oficialismo, o incluso contra funcionarios de gobierno rebeldes, entonces la culpa será achacada a grupos irregulares “independientes”, liberando de toda responsabilidad al creador intelectual de estos grupos: el propio Chávez. El llamado de los Carapaica también sirve para distraer la atención de los muchos problemas que afectan al país, producto de la ineficiencia del gobierno; siendo el más grave el colapso del sistema eléctrico, que amenaza con dejarnos a oscuras por semanas enteras, en medio del caos y de la anarquía. La existencia de grupos armados supuestamente independientes no es algo nuevo; todos los gobiernos totalitarios los fomentan y los amparan, para poder utilizarlos cuando los necesitan. Han existido en el pasado, durante los gobiernos de Hitler, Stalin y Mussolini; y existen en el presente. El matrimonio Kirchner tiene a los Piqueteros, Evo Morales a los Ponchos Rojos, Daniel Ortega a sus grupos de choque y Chávez a los Carapaica, entre otros.
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