miércoles, 27 de enero de 2010

La protesta del alcalde Char

General (r ) Luis Ernesto Gilibert

El Nuevo Siglo, Bogotá

Enero 27 de 2010


Muy sorprendida quedó la ciudadanía ante el pronunciamiento del alcalde Alejandro Char, donde manifiesta que se presenta una mala gestión policial en su municipio, sorprendida porque hasta la fecha el burgomaestre se había mostrado un aliado incondicional de la institución. La administración Char desde los inicios apoyó irrestrictamente la lucha institucional contra la criminalidad para alcanzar una seguridad permanente en la ciudad. La gran complacencia del mandatario se puso de presente en varias oportunidades ante los logros en defensa de la colectividad. ¡Habrá tanta extrañeza que los secretarios del despacho en ‘bajo tono’ han manifestado asombro por la postura del señor Char!


Si tenemos en cuenta la popularidad y admiración ciudadana hacia el mandatario, aunada a la buena calificación de su gestión, podríamos pensar que este jefe de policía es eficiente y coordina con las fuerzas del orden la actividad policial de su zona, pero ante una delincuencia desbordada en los primeros días del año y un aumento sorprendente de estadísticas delictivas, se descontroló y viendo amenazada su imagen prefirió buscar responsables en el entorno para direccionar la atención y evitar el desgaste producido por la situación, o mejor, podríamos pensar que perdió el norte y olvidó que el jefe de policía en su jurisdicción es él y como tal es responsable del orden público, contando para el cumplimiento de la misión con las fuerzas de policía asignadas por la ley y comandadas por un oficial, quien se encarga de transmitir las decisiones, coordinar las estrategias y desarrollar programas concertados con la primera autoridad municipal; de lo contrario no encuentro una explicación válida para esa salida infortunada. Que tenemos problemas delictivos, no tiene discusión, pero descalificar públicamente de un plumazo la institución, sin análisis ni investigaciones previas, sin reuniones de coordinación donde se estudien las causas del incremento delictivo, no es aconsejable y mucho menos justo, pues nadie puede poner en tela de juicio la entrega al servicio y ese empeño para alcanzar la excelencia de su unidad demostradas por el comandante de la Policía en Barraquilla, general Jorge Miguel Gutiérrez, hombre de calificada trayectoria profesional, menos el Alcalde, quien conoce las cualidades de su Comandante y ha exaltado la institución al reconocer públicamente los resultados operativos obtenidos.


Podríamos recomendar al Alcalde cambiar de estrategia -con la utilizada nadie gana-, los antisociales se regocijan al saber las diferencias, y cedemos un espacio en detrimento de la seguridad ciudadana. La panacea sería ver al burgomaestre en compañía del Comandante organizando foros sobre seguridad, comprometiendo las empresas de vigilancia privada en la recolección de información, organizando escuelas de seguridad en los colegios, empresas y las zonas industriales, buenísimo convocar al transporte público para tener una red comprometida con la institución y qué decir de los estímulos a ciudadanos colaboradores reconociendo el compromiso ciudadano; es decir, hay mucho por hacer antes de dividir.

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