jueves, 28 de enero de 2010

Votando en conciencia

Ernesto Yamhure

El Espectador,Bogotá

Enero 28 de 2010

Hace unos días le oí decir a un candidato a la Cámara que por los barrios de Bogotá anda un senador comprando ediles y presidentes de las juntas de acción comunal.

Decía el quejoso que el mercader está pagando hasta treinta millones de pesos por cada líder barrial. Al preguntársele el nombre del criminal, quien la denuncia hizo prefirió guardar silencio, argumentando que sus fuentes temen una retaliación.

Y no es para menos. Alguien que sea capaz de ir de calle en calle con un costal relleno de billetes, comprando conciencias, repartiendo dádivas, ofreciendo bienes y servicios por el sagrado voto, de seguro es capaz de hacer matar a quien se atreva a denunciarlo.

Tolerancia cero con esos politicastros inmundos que harto daño le hacen a la democracia. Tolerancia cero con quienes aún creen que el tamal y la lechona son elementos fundamentales para convencer a los electores. Tolerancia cero con aquellos que minan la credibilidad que la sociedad tiene en sus instituciones democráticas, porque lo peor que hacen los malos es hacernos dudar de los buenos, como diría Benavente.

Todos los partidos, tanto de oposición como de gobierno, deberían hacer un pacto por la transparencia en estas elecciones. El esfuerzo debe enfocarse en evitar que los viciosos, los criminales de la política, sigan haciendo de las suyas con absoluta impunidad.

Y los electores a escoger con juicio y responsabilidad. No todo está mal. En las listas hay personas excelentes, como el caso de Miguel Gómez Martínez, cabeza de lista en el Partido de la U a la Cámara por Bogotá. Nieto de Laureano, sobrino de Álvaro e hijo de Enrique Gómez Hurtado, es un hombre más que capacitado para representar a los bogotanos en la Cámara baja. Es honesto, trabajador, comprometido y, sobre todo, coherente, virtud que tanto escasea en nuestro espectro político.

De frente y sin titubeos, Gómez, fiel a su ancestro conservador, ha expresado que no está de acuerdo con el aborto ni con la adopción de hijos por parte de parejas del mismo sexo. Temas que son vendedores y que muchos políticos prefieren soslayar en aras de evitar la fuga de algunos voticos.

Él ha preferido destapar sus cartas y quienes compartimos su oposición a ese par de asuntos tan complicados, tendremos la certeza de que Gómez será un parlamentario fiel a sus ideas, las cuales no variarán por adverso que sea el escenario.

De eso se trata la democracia representativa. Cada quien vota por la persona que mejor encarne sus intereses y defienda sus ideales, y no por el mamarracho que más plata, más camisetas, más bultos de cemento o más botellas de ron ofrezca antes de ir a la urna.

Y hablando de Álvaro Gómez Hurtado, ¿por qué el afán de algunos de restarle, de entradita, toda credibilidad al testimonio del mafioso alias Rasguño? El magnicidio del líder conservador ha estado cubierto por la más absurda e intolerable impunidad. Cuando por primera vez comienza a brillar una lucecita en medio de la oscuridad, de una y sin fórmula de juicio se pretende desestimar a la única persona que ha confesado su participación en el crimen.

Más alarmante es la denuncia del abogado de la familia Gómez, quien reveló que el fiscal encargado de la investigación está siendo objeto de amenazas de muerte, sin que hasta el momento se le haya asignado un esquema de seguridad que lo proteja.

Lo único que no puede pasar en este oscuro episodio es que le terminen pegando un balazo al único funcionario judicial que, con singularísima heroicidad, le ha metido el hombro al proceso en aras de revelarle al país realmente quién o quiénes fueron las personas que ordenaron matar a Álvaro Gómez.

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