Editorial
El Colombiano, Medellín
Enero 26 de 2010
Venezuela amaneció ayer menos libre, pero también más dispuesta a recuperar su libertad. Las masivas protestas contra la decisión del gobierno chavista de cerrar la señal por cable de Radio Caracas Televisión Internacional (RCTV), por segunda vez en tres años, sirven para entender que Hugo Chávez sigue de espaldas a la voluntad de la mayoría, preso de sus obsesiones y camino del despeñadero.
Esta decisión de acabar de tajo con la poca libertad de expresión que queda en Venezuela no debería generar sorpresas, pero sí una contundente y decisiva movilización internacional en contra de la dictadura mediática que se instaló en el vecino país y que tiene eco, infortunadamente, en otros países de la región. No menos grave es lo que sucede con algunos medios independientes en Nicaragua, Ecuador y Bolivia.
Tampoco nos sorprende que la arremetida de Chávez encuentre reacciones tardías y tímidas de organizaciones tan acuciosas para otras cosas como la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip), Reporteros sin Fronteras (RSF), la ONU y la OEA, la que ayer pidió buscar caminos de entendimiento entre las partes y ofreció sus "buenos oficios" para lograr acercamientos. Una posición frágil cuya respuesta ya conocemos: Chávez la mandará al carajo, tal como lo hace con los gremios, las empresas extranjeras y con todos aquellos que no estén de acuerdo con él.
Marcel Granier, el director de RCTV, es para fortuna de los venezolanos y de la prensa libre del hemisferio, una esperanza y desde hace rato el símbolo de la otra Venezuela que Chávez quiere acallar, pues le resulta inconveniente para su proyecto dictatorial.
El Coronel ya nos tiene acostumbrados a su doble juego. Escogió el 23 de enero, el día en que un movimiento cívico militar derrocó a Marcos Pérez Jiménez, para montar un espectáculo político que de antemano sabía no iba a ser transmitido por RCTV y tener la excusa perfecta, la de la presunta violación de normas que rigen la Responsabilidad Social, para propinarle la segunda muerte al canal de Granier. ¿Qué será responsabilidad social para Chávez?
Lo que el Presidente no escucha, porque todos sus áulicos lo ensordecen con aplausos, son las multitudinarias protestas de los venezolanos, dispuestos a propinarle otra derrota en las legislativas de 2010, tal como lo hicieron en el referendo de 2007, cuando buscaba perpetuarse en el poder.
Como todas las suyas, esta nueva salida desesperada de Chávez es un campanazo no sólo para la democracia venezolana, sino para la del hemisferio. Nunca es demasiado tarde para que la comunidad internacional actúe. Si no lo hace, la democracia en Venezuela se apagará del todo.
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