sábado, 23 de enero de 2010

Tesis colombianas en Panamá

Editorial

El Mundo, Medellín

Enero 23 de 2010

En esa campaña, en pro de la apertura del Darién, estamos trabajando junto al colega El Colombiano.

Los presidentes Ricardo Martinelli, de Panamá, y Álvaro Uribe, de Colombia, tuvieron ocasión ayer de estrechar aun más su amistad personal y la de sus pueblos, tanto en un encuentro privado sobre temas bilaterales, como en el marco de la Asamblea Ampliada del Consejo Empresarial de América Latina, CEAL, celebrada en Ciudad de Panamá, que fue instalada por el primero y en la que el mandatario colombiano fue el orador central, ante una concurrencia de más de un centenar de dirigentes empresariales.

Hay que decir que el CEAL es un influyente foro, creado en Méjico el 19 de febrero de 1990. En este momento reúne más de 510 líderes empresariales, agrupados en torno a 16 Capítulos Nacionales: Argentina y Uruguay; Bolivia; Brasil; Centroamérica y el Caribe (Costa Rica y República Dominicana); Chile; Colombia; Ecuador; El Salvador; Guatemala; Honduras; México; Nicaragua; Panamá; Paraguay; Perú y Venezuela.

A propósito de Venezuela, el CEAL es un severo crítico de las políticas que ha puesto en marcha el gobierno del coronel Chávez con el ánimo de estatizar la economía, cerrando cada vez más el campo a la iniciativa privada. En mayo de 2008 se pronunció, diciendo: “Consignamos especialmente el repudio de los empresarios latinoamericanos a la expropiación forzada de Sidor, en Venezuela (propiedad del grupo argentino Techint), así como cualquier acto gubernamental intempestivo y extemporáneo, fuera del marco de la legitimidad y de la extrema necesidad de seguridad interna, que interfiera en la libre conducción de los emprendimientos privados en la región”.

No fue obra de la casualidad, entonces, que uno de los puntos centrales de la aplaudida conferencia del presidente Uribe haya sido la defensa de la libertad de empresa. Primero sentó la tesis de que “afectar la iniciativa privada es afectar las libertades esenciales. Nos parece imposible que se hable de libertades en un país que afecta la iniciativa privada, porque finalmente la iniciativa privada es una fuente de prosperidad que permite el disfrute colectivo de las libertades; es una fuente de autonomía que evita los abusos de los poderes. Finalmente, la iniciativa privada con responsabilidad social, es un camino para superar pobreza y para construir equidad”. Y en seguida, con toda finura y sin mencionar a nadie, puso esta Pica en Flandes: “Por más dinero que tenga un país, derivado de un recurso natural, si no se da la inversión privada llega un momento en que sus finanzas no son capaces de suplir, vía subsidios, toda la actividad que puede cumplir el sector privado. Hasta ahora la regla de ineficiencia del manejo monopólico por parte del sector público de todas las actividades productivas, no ha sido excepcionada. Y cuando el único manejo que se ofrece es el manejo monopólico por parte del Estado, en la historia universal siempre el resultado ha sido catastrófico”.

Nos produce satisfacción, como colombianos, el respeto y la valoración de las tesis de nuestro Presidente, tanto entre sus colegas Jefes de Estado, como en los foros más calificados, dando un mentís cada vez más categórico a quienes hablan de un supuesto aislamiento internacional de Colombia. El presidente Martinelli dedicó precisamente parte de su intervención a exaltar la obra de gobierno de quien considera “su inspiración”. “No hay muchos Uribes en América Latina”, dijo y agregó: “Él llegó a cambiar Colombia, a poner orden, a que se respete la democracia, a que haya seguridad y un mejor nivel y calidad de vida. Lo que él ha hecho es motivo para que hoy nosotros, además de felicitarlo, lo exhortemos para que continúe trabajando en pos de todos los colombianos”.

Esa última frase, que no faltará el malicioso que la interprete como una implícita invitación a presentarse a una segunda reelección – lo que podría ser censurado como una abierta intervención en un asunto interno de Colombia – nosotros la entendemos como lo que es: un gesto de amistad y respaldo de un mandatario que tiene con el nuestro grandes afinidades y propósitos comunes a favor de unas relaciones cada vez más fructíferas entre naciones hermanas. Prueba de ello es su coincidencia en el empeño de terminar cuanto antes la negociación de un Tratado de Libre Comercio; en profundizar en los temas de integración, en el marco del Plan Puebla-Panamá; y, algo fundamental para nosotros, en la terminación de la Carretera Panamericana, uno de los puntos en que fue especialmente enfático el presidente Uribe en su conferencia: “Hemos venido prudentemente trabajando con el Gobierno de Panamá, con sectores de opinión pública, y ojalá eso se diera. Yo tengo sobre el particular una preocupación: los bandidos no necesitan esa vía. Para ellos es mejor que esa vía no exista, porque a ellos les gustan los caminos traviesos, los atajos. Y para los ambientalistas es mucho mejor tener hoy la manera, a través de buenas vías, de vigilar los parques, que tenerlos abandonados... Pero comprendo que es un tema muy delicado, que hay que seguir sobre el mismo todos los días, con toda la paciencia y con toda la hermandad”.

En esa campaña, en pro de la apertura del Darién, estamos trabajando junto al colega El Colombiano. Su directora, Ana Mercedes Gómez, y nuestro ex gerente general, Aníbal Gaviria, asistieron al foro y fueron testigos excepcionales de cómo ha mejorado el ambiente alrededor del tema en los seis meses de Gobierno del señor Martinelli, pero ese será tema de un próximo editorial.

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