domingo, 31 de enero de 2010

Propaganda negra, mala política

Editorial

El Colombiano, Medellín

Enero 31 de 2010

El martes se cierran las inscripciones de candidatos que aspiran a ser elegidos al Congreso de la República por cuatro años y parece que estuviéramos repitiendo, una a una, las viejas prácticas clientelistas, de denuncias sin pruebas, de polarización y cero debate sobre los graves problemas que padece el país.


La llamada propaganda negra, esa que se usa para atacar al adversario con rumores, pero en muchas ocasiones sin pruebas, para vender la idea de que todos son malos, salvo el que la practica, vuelve a estar al orden del día.


Las últimas semanas han sido copiosas en materia de denuncias sobre compra de votos, financiación de campañas con dineros de dudosa procedencia y presuntas alianzas con personas sub júdice, en una feria de ataques y contraataques que permiten pensar que estamos lejos de tener un Congreso Admirable y unas elecciones limpias.


¿Dónde está el debate sobre las propuestas que necesita el país para superar la encrucijada en que nos tienen los narcotraficantes, la guerrilla y las bandas emergentes, y así poder elegir a los más idóneos y capacitados, con valores éticos y morales, que enaltezcan el concepto de democracia y vigoricen el ejercicio de la política en su significado más profundo? ¿Acaso no es suficiente el costo que ha tenido que asumir el país, en el ámbito interno y ante la comunidad internacional, con las nefastas influencias del narcotráfico, la guerrilla, el paramilitarismo y la corrupción en la vida política?


Estas elecciones del 14 de marzo, como deben ser todas las elecciones democráticas, son una oportunidad de oro para cambiar el rumbo de la nación y asumir la responsabilidad de elegir a los mejores, sin prebendas de por medio y en sana conciencia. La abstención no puede ser una opción política, porque no podemos dejar en manos de otros el derecho constitucional de elegir y ser elegido.


¿Cómo podremos exigirles a los escogidos que cumplan con sus obligaciones si no hemos participado de su elección?


La responsabilidad de los partidos políticos para evitar que se filtren en sus listas personas que no ofrecen garantías de transparencia e idoneidad es comparable con la que tienen los electores a la hora de escoger y castigar las posibles filtraciones.


Sin embargo, es fundamental la tarea de los organismos de control que tienen como funciones vigilar que se cumplan los topes en la financiación de campañas, hacer visibles a los que se encuentran inhabilitados para ser elegidos, investigar las denuncias sobre vínculos con grupos al margen de la ley y, en especial, que todos tengan las mismas garantías para adelantar sus campañas.


Colombia necesita y demanda un ejercicio de la política con seriedad y responsabilidad. La propaganda negra es una mala maña para tratar de llegar al poder.
Es hora de la sensatez.

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