martes, 26 de enero de 2010

Un año crucial para Obama

Michael Shifter

El Colombiano, Medellín

Enero 26 de 2010

Por estos días, todos en Washington tienen algún consejo para el Presidente Obama. Habiendo completado un año de su presidencia y después de una sorprendente derrota de su Partido Demócrata en las elecciones de Massachusetts para el Senado, Obama se enfrenta a un año desafiante. Encuestas muestran que Obama goza de popularidad personal, pero sus políticas reciben calificaciones más inferiores.

Los consejos, por supuesto, son contradictorios. Algunos dicen que Obama interpretó mal los resultados de las elecciones de 2008, creyendo equivocadamente que los americanos querían que el Gobierno desempeñara un mayor papel. Para corregirlo, según esta posición, tendría que moverse hacia el centro y romper con sus seguidores de izquierda.


Sin embargo, otros argumentan que Obama ha sido débil en su lucha por los ideales que tan elocuentemente explicó durante su campaña presidencial y que tanto entusiasmo generaron. Lo están presionando para que tome una posición más fuerte contra bancos, aseguradoras y productoras de drogas que ellos creen son el obstáculo en el camino de las verdaderas reformas, como la de la salud. Quieren que se corra hacia la izquierda. Pero el problema no es ideológico. Aun cuando Obama merece reconocimiento por evitar un colapso financiero y mejorar la imagen de los Estados Unidos alrededor del mundo, no ha logrado cambiar las "políticas de siempre" -una promesa clave de su campaña- ni crear empleo o aumentar la confianza en la economía estadounidense.


Más del 60 por ciento cree que los Estados Unidos van en dirección equivocada. Hay frustración generalizada, hasta rabia, en el país. Esa ansiedad, más que cualquier otra cosa, es la responsable de la sorpresiva victoria republicana en Massachusetts.


Obama ya empezó a enfocarse más específicamente en la reducción de la tasa de desempleo, que está en un 10 por ciento. Para evitar derrotas considerables en las elecciones al Congreso en noviembre, tendrá que mostrar resultados. Esto significa una economía que añada, mas no reduzca, empleos. Además, significa acomodarse a una disciplina fiscal. Un déficit elevado es también una gran preocupación.


También tendrá que conseguir la aprobación de la reforma a la salud por más difícil que sea. Aunque su prioridad doméstica en 2009 se ha complicado por el cambio en el equilibrio del poder en el Senado, sin esta medida la percepción de que el sistema político está roto será aún más fuerte y la carrera política de Obama sufrirá.


Para recuperar la iniciativa necesitará más que simples políticas. Este año pondrá a prueba la habilidad política del Presidente. Tendrá que convertirse en alguien más contundente y construir coaliciones efectivas entre demócratas y republicanos.


En 2009 permitió que el Congreso se encargara del desarrollo legislativo y se involucró después del hecho. En 2010 tendrá que controlarlo desde el comienzo. Utilizando su talento oratorio, Obama tendrá que presentar un caso más convincente en favor de su agenda y reconectarse emocionalmente con los americanos.

Mientras la tarea de Obama en el frente doméstico es formidable, su reto en cuanto a política exterior está lejos de ser envidiable. Su decisión de aumentar la presencia de tropas estadounidenses en Afganistán fue valiente pero arriesgada. Tendrá que haber señales de progreso en el terreno en 2010 si Obama ha de cumplir con su promesa de retirar las tropas el año entrante.


Irán también consumirá gran parte de su atención este año. Enfrentará una decisión crucial en cuanto a cómo manejar un régimen cuyo programa nuclear y represión en casa son cada vez más preocupantes.

En las Américas la indescriptible tragedia en Haití requerirá de mucha política enfocada y recursos. Afrontándolo de manera competente y generosa, Obama tiene la oportunidad de recuperar algo de la benevolencia perdida en América Latina en meses recientes por asuntos como Honduras y el pacto de cooperación entre Estados Unidos y Colombia.


En 2009 Obama anunció metas sensatas para su política latinoamericana, pero no llegó muy lejos para implementarlas. En 2010 no tendrá más remedio que manejar otras prioridades, tanto en política doméstica como extranjera. La pregunta es si al mismo tiempo podrá tomar pasos serios en convertir su elevada visión de una alianza entre iguales en asuntos económicos, sociales y de seguridad en progreso concreto.

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