Darío Acevedo Carmona
Blog Ventana Abierta, Medellín
Enero 29 de 2010
Por una extensa entrevista publicada en El Espectador (24/01/10) nos hemos enterado de la visita que una Comisión de Diputados españoles miembros del grupo comunista “Izquierda Unida” hará a Colombia con el fin de “calibrar la situación de derechos humanos”. No es una misión oficial del Congreso de los Diputados ni del Gobierno de España. Vienen por solidaridad camaraderil con dirigentes de ONGs y de grupos de izquierda que pregonan por el mundo que Colombia vive una situación infernal, trágica y sumamente crítica en materia de derechos humanos.
El periodista Giovanni González Arango, en tono bastante sesgado interroga (y sugiere las respuestas) a uno de los parlamentarios, estas son algunas de ellas: “¿Cómo calificaría el actual estado de la democracia colombiana un dirigente que, como usted, debió soportar varias décadas de autocracia?...¿un nuevo período de Álvaro Uribe iría en detrimento del régimen democrático que pretende inspirar nuestro Estado?...¿La reelección del presidente Uribe tiene semejanzas con ese régimen que procedió a la República en España?...¿Cómo puede contribuir la comunidad internacional a nuestro pueblo para superar todas esas vicisitudes, relacionadas con las persecuciones políticas, pobreza y violencia?...¿La bota militar es la única salida a este conflicto que ha desangrado al país por más de seis décadas?”
Preguntas que se inscriben en la lógica difundida por el Polo Democrático y sectores del sindicalismo y colectivos humanitaristas para quienes Colombia es un país gobernado por un dictador, donde no hay democracia y el estado es el principal –y hasta único- violador de los derechos humanos, que por tanto, debe ser bloqueado comercialmente e intervenido por la comunidad internacional. No es coincidencia que esta campaña tenga resonancia cuando Colombia está ad portas de firmar un tratado de libre comercio con la Unión Europea, organismo presidido por el Presidente del Gobierno español este primer semestre del 2010.
Se trata de la misma táctica que emplearon exitosamente para sabotear la firma de tratados comerciales con Estados Unidos de Norteamérica y Canadá. Es una maniobra que va de la mano con la siniestra labor del frente internacional de las Farc que mueve sus fichas desesperadamente para evitar el ostracismo total. La coordinadora Continental Bolivariana reunida hace pocos días en Venezuela aprobó una declaración sobre Colombia cuyo lenguaje en nada difiere del utilizado por los gestores de la visita.
La Cancillería colombiana está en mora de entender que para desvirtuar plenamente la imagen de una guerrilla altruista se precisa adoptar una política exterior más agresiva, más dinámica y con más fundamento intelectual capaz de mostrarle al mundo otra versión de nuestros problemas y conflictos. Colombia por iniciativa propia alberga una misión de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos y esa misión, no obstante sus informes poco precisos, reconoce una mejoría sustancial entre la situación de la década pasada y los años recientes. El Departamento de Estado de los Estados Unidos elabora anualmente un informe sobre el tema a partir de acuerdos de cooperación. Así pues, que sobra la visita de la comisión de los camaradas españoles que no tiene carácter oficial y cuyo jefe de antemano tiene el libreto escrito, como se puede deducir de sus declaraciones al periodista González: “Parece que una parte de la sociedad colombiana vive amordazada y solo aquellas opciones cercanas al presidente se desarrollan plenamente. Eso es lo que venimos a verificar… Aparentemente, se disfruta en Colombia de una democracia representativa, pero la pregunta debe referirse a los nuevos y modernos métodos de control político antidemocrático que se realizan en los momentos actuales, la implicación con sofisticados medios de los aparatos del Estado, la Policía, el Ejército y los servicios secretos en planes de desestabilización de la izquierda política y sindical… Frenar la militarización del conflicto debe ser un punto de inicio. La fuerza casi siempre beneficia a los poderosos. Es por ello que el Estado colombiano y el Gobierno tienen la primera responsabilidad, ya que ostentan la fuerza mayor… Las relaciones comerciales deben supeditarse al cumplimiento de los derechos humanos… Mi opinión es que los tratados comerciales deben suspenderse hasta que podamos conocer la situación real en el país y saber si el Gobierno tiene un plan para frenar y erradicar la violencia no solo de la guerrilla, sino especialmente de los aparatos del Estado y fuerzas paramilitares”.
Toda la estrategia conduce a bloquear la firma de los tratados de libre comercio sobre el supuesto de que no somos merecedores, y no por la razón real defendida por la izquierda que es la de pensar que dichos tratados hacen parte de la ofensiva neoliberal contra los pueblos y que significa ruina y empobrecimiento. Apunta también a la búsqueda de armar un expediente contra el gobierno colombiano y al presidente Uribe ante tribunales internacionales. Y, sin falta, el objetivo de reconocer la existencia de un conflicto armado como paso previo para darle estatus a la guerrilla y el inicio de nuevas negociaciones de paz.
Si a eso vinieron, lo mejor es que se devuelvan y que traten de ayudarle a los marroquíes que luchan por ponerle fin a dos enclaves coloniales españoles en pleno siglo 21, las ciudades de Ceuta y Melilla situadas en las costas del Mediterráneo.
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